La asociación de María con Cristo en su predestinación - TopicsExpress



          

La asociación de María con Cristo en su predestinación tiene una dimensión uni­versal, en el tiempo y en cuanto a su mi­sión. Es el fundamento de su existencia. El Papa Juan Pablo II la entiende como un acto de presencia de la Virgen María en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Su pre­sencia es, como la de Cristo, anterior a la creación del mundo, anterior a todas las cosas. En el consejo eterno del Padre, en su plan de salvación para los hombres, María estaba ya presente, unida a Cristo Salva­ dor, como Madre toda Santa, y colabora­ dora a la obra de la salvación. Éste es el fundamento de su grandeza y de su dig­nidad. ¿Se puede pensar, en principio, algo más excelso, más singular y más elevado que esta predestinación, fruto del amor in­ finito de Dios? En virtud de esta asociación misteriosa, María fue enriquecida con los dones de la gracia, en una proporción inmensamente superior a todas las demás criaturas, a los ángeles y a los hombres. El Papa Pablo VI dijo que Dios la había adornado con do­ nes del Espíritu Santo, como no fueron concedidos a ninguna otra criatura. (Me 25.) El Papa León XIII fue más explícito en esto, y se expresó en forma más universal. ... Desde la eternidad -dice- la destinó a ser la Madre del Verbo, que debía encarnarse; y por esto la distinguió de tal manera entre todo lo que hay de más grande en los tres órdenes: de naturaleza, gracia y gloria. (Augustissimae Virginis, 12-IX-1897, 1; H. Marin, pág. 362.) Todo esto lo enseñaron los teólogos desde la Edad Media en adelante, y lo intuyeron también los poetas. Se pueden citar mil textos de la poesía clásica española, que can­ tan a María predestinada por Dios antes de la creación del mundo. Francisco de Quevedo ponía en labios de María estas estrofas en un bello poema: Del principio fui criada / que es el sumo Dios eterno, y el primero lugar tuve / después del sagrado Verbo. Infinitos siglos antes / que criara el firmamento, ya él a mí me había criado / i en mitad de aquel silencio. Su primogénita dice / que soy el santo y perfecto ... Adornóme de virtudes / ricos tesoros del cielo. Coll y Vehí es autor de estas bellas estro­ fas: Primero que el orbe del caos surgiese y fuesen los cielos y fuese la luz, primero que el ángel las alas abriese de Dios el encanto y delicia eres Tú ... El peso y medida fijado aún no había, ni al astro su ruta, ni lindes al mar; ni el río de flores el valle aún ceñía, ni el monte aún mostraba su frente imperial. Para tus pies bellos formó Dios la luna, tejióte el vestido con rayos de sol, para esa tu frente, pura cual ninguna, creó doce estrellas de ardiente esplendor. Tú sola, mi Vida, de gracia eres llena, paloma escogida, celeste azucena. Lope de Vega, el príncipe de nuestros poetas, inició un soneto sobre la Virgen, dedicado a San Lucas, con estos versos: La Santa Virgen, que en la sacra idea de Dios, fue fabricada antes del cielo ... Ésta es María, la hija predilecta del Pa­ dre, predestinada y elegida desde toda la eternidad y antes de la creación del mundo para ser en el tiempo la Madre de su Hijo, Salvador de los hombres, y colaboradora con Él a la obra de la salvación.
Posted on: Fri, 29 Nov 2013 08:07:22 +0000

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