La atención es una llave que abre las puertas de un mundo sin límites. Mantenerla sobre una persona, un objeto o un evento, nos permite descubrir cualidades siempre nuevas; es como si elevásemos las antenas y captásemos la belleza que nos rodea. Sin estos ojos especiales, no podremos maravillarnos, amar, sorprendernos. Intenta observar, por unos minutos, las manos de una persona, las hojas de un árbol, tu propia respiración… A medida que permaneces con estas cosas, descubrirás detalles maravillosos y entrarás más profundamente en la realidad; como un verdadero explorador, como un niño curioso. Para esto no hay que dejarse distraer. Porque cuando nos distraemos, dejamos que nuestra atención valla quien sabe donde; es un poco como si dejáramos que nos roben la vida. Pensemos en el bombardeo de mensajes al que estamos sometidos; continuamente “devora” nuestra atención, llevándonos lejos de nosotros mismos. La atención de la que aquí se habla, no tiene nada que ver con la concentración o la tensión, es más bien un estado similar a la expansión de los sentidos, en el que se percibe a si mismo, al otro y a lo que hay entorno. Una vida llena es una vida atenta, porque cada partida, para ser vencida, o al menos jugada con placer, requiere de nuestra presencia, de ese tipo de atención tan especial, que nos permite observar todo con ojos nuevos, y que coincide con nuestra orientación al aprendizaje continuo y la ecxelencia. Marco Benini y Roberto Palmieri
Posted on: Wed, 30 Oct 2013 06:55:10 +0000
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