La conveniencia destituyente del peronismo agosto 20, 2013 By - TopicsExpress



          

La conveniencia destituyente del peronismo agosto 20, 2013 By Carlos Tórtora En cuestión de horas, el proceso político adquirió un nuevo matiz, como consecuencia de dos indicadores: el análisis de los resultados de las primarias arroja conclusiones más preocupantes para el gobierno de lo que parecía inicialmente. Pero además, algunas encuestas, por ejemplo la de la consultora González y Valladares, señalan que Sergio Massa aumentó la diferencia a su favor después de las primarias y que ya rozaría los 40 puntos, llevándole 10 de ventaja a Martín Insaurralde. Ante la evidencia de que CFK, si es derrotada en octubre o aún antes, puede empezar a perder poder rápidamente, los mensajes políticos empezaron a girar en torno al riesgo de ingobernabilidad. “No quieren seguir mejorando la vida de la gente, la intención de fondo es dar un golpe institucional a la democracia” señaló anteayer la presidente de la bancada oficialista en Diputados, Juliana Di Tullio. Por su parte y con su estilo sereno, Daniel Scioli confirmó que existen condiciones para una crisis de gobernabilidad al exhortar al mantenimiento de esta última. “En un momento como éste se debe buscar fortalecer la gobernabilidad, la institucionalidad. Eso no significa que uno no desconozca los problemas pendientes. Están pendientes y se está trabajando en eso”, declaró en diálogo con Marcelo Longobardi en radio Mitre. Los temores que ya recorren el oficialismo son bastante concretos. Es muy difícil cambiar las tendencias electorales con sólo dos meses por delante. Por otra parte, cualquier paquete de medidas que lance el gobierno para mejorar el bolsillo del electorado tendría un efecto moderado en tan corto lapso, por ejemplo, la elevación del mínimo del impuesto a las ganancias. Así las cosas, el kirchnerismo renueva un tercio de legisladores menos que la oposición y no corre serios riesgos formales de perder la mayoría legislativa. Pero el problema es otro: la convicción generalizada de que Cristina ya no está en condiciones de conducir al peronismo a una nueva victoria en el 2015 podría disparar una fuga de diputados y senadores desde el Frente para la Victoria hacia las filas del massismo y el peronismo disidente. Esta diáspora, por los síntomas que se advierten, empezaría aún antes del recambio del Congreso el 10 de diciembre. Mientras tanto y antes de la derrota electoral, el gobierno debería soportar nuevos golpes de parte de una justicia que ahora, en esta bisagra de la historia, se mostraría cada vez más dispuesta a recuperar la independencia perdida. Por ejemplo, antes de fin de septiembre la Corte Suprema confirmaría, con algunas diferencias, el fallo de la Sala I de la Cámara Civil y Comercial Federal que declaró la inconstitucionalidad de varios artículos claves de la ley de medios. El giro en marcha también alcanza a la cúpula del empresariado. Tres días atrás, AEA (Asociación Empresaria Argentina) publicó una solicitada criticando duramente la nueva ley que regula el mercado de capitales, cuyo artículo 20 permite la intervención de empresas a pedido de las minorías accionarias. Se trató de un fuerte apoyo indirecto al Grupo Clarín ante la inminente operación del gobierno para intervenirlo. En ocasiones anteriores, Héctor Magnetto había intentado conseguir este respaldo sin él éxito que obtuvo ahora gracias al cambio de clima. Con el reloj en contra La pregunta que recorre el espectro político es cómo recorrería el largo camino hasta el 10 de diciembre una CFK debilitada pero decidida a no negociar y menos aún a pactar las condiciones de una transición ordenada con la oposición. Para los gobernadores e intendentes del PJ en este punto les van sus chances de conservar el poder en el 2015. Aun jaqueada, Cristina conservaría la capacidad de fracturar al peronismo entre cristinistas y disidentes. En este caso, se crearían condiciones para que en el 2015 Julio Cobos, Hermes Binner o Mauricio Macri se queden con la presidencia, ante un peronismo partido en dos o en tres. Para el núcleo duro de Olivos, esta salida permitiría conservar un paquete de legisladores y gobernadores para negociar su impunidad ante un gobierno que sería tan débil como el de Fernando de la Rúa. Mediante la fractura del peronismo, el cristinismo evitaría también que Massa, Scioli o De La Sota desplacen definitivamente a CFK. El caso es que la historia del justicialismo muestra más ejemplos de relevos que de apoyo a sus presidentes que carecían de poder suficiente. En julio del ‘73, apenas 45 días después de asumir, Héctor Cámpora debió firmar su renuncia, presionado por la CGT y José López Rega, para abrirle al camino a la presidencia a Juan Domingo Perón. Dos años después y con la intención de evitar el golpe de estado que finalmente ocurrió, las bancadas peronistas de ambas cámaras del Congreso apoyaron el paso al costado de Isabel Perón a través de una prolongada licencia por razones de salud, asumiendo en su lugar el presidente provisional del Senado, Ítalo Luder. El 23 de diciembre del 2003, Adolfo Rodríguez Saá fue elegido para asumir la presidencia por la Asamblea Legislativa pero sólo duró una semana. El duhaldismo le retiró su apoyo y, en medio de disturbios y con la situación fuera de control, el puntado se refugió en su provincia para anunciar su renuncia. Carlos Menem es un caso interesante, porque evitó que el duhaldismo lo jaqueara en sus últimos meses en el poder, pactando con Fernando de la Rúa, que se fortaleció así como candidato a sucederlo. Tal como se va configurando el nuevo mapa político nacional, los mayores interesados en que CFK se mantenga en la Casa Rosada hasta diciembre del 2015 son el macrismo, la UCR y los socialistas. La continuidad, en las condiciones desastrosas que se insinúan, sólo serviría para deteriorar cada vez más al peronismo, que no podría así cortar con la herencia de la década ganada y quedaría condenado a sufrir una dura derrota en las urnas. Y si encima se desatara una ola de investigaciones judiciales sobre la corrupción oficial, su efecto podría ser demoledor. De un modo u otro, la no continuidad de Cristina le daría en cambio al peronismo la posibilidad de oxigenarse, tomar distancia del kirchnerismo y relanzar un nuevo marketing electoral tal vez con Massa como candidato. Decenas de intendentes justicialistas de Buenos Aires ya están funcionando como adelantados de la corrida generalizada que podría darse después de octubre. Tampoco hay que descartar que algunos gobernadores, si llegan a la conclusión de que su adhesión a CFK los llevará a perder la mayoría en sus legislaturas, opten por adelantar los tiempos, tomando distancia formal del gobierno nacional durante la campaña electoral.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 12:36:40 +0000

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