La edad será esa sensación que hoy tengo de estar ya en otro sitio, en otros menesteres. Porque mirando a esa chica tan hermosa que camina descalza a las siete y media de la mañana por la orilla de la playa, cubierta sólo por una camisa medio transparente, lo primero que he sentido no ha tenido nada que ver con la pasión o el erotismo, lo primero ha sido el impulso de abroncarla cariñosamente, como un padre esforzado, y advertirla de un resfriado, de un enfriamiento. Luego se le ha cruzado a la chica por la orilla un mozo de su edad; unos veintitantos. Ella ha bajado la cabeza ocultando una sonrisa maravillosa y él se ha puesto un poco más derecho y ha caminado como un centurión romano durante unos metros. Desde mi atalaya, nada me hubiese agradado más que el chico hubiese encontrado la forma de hablarle. No sé, regalarle una piedra bonita, todavía húmeda. O que ella le hubiese pedido algo , tabaco, fuego, la hora. La edad es no ser ya nunca más el protagonista. Convertirse, ay, en el que cuenta las historias de amor.
Posted on: Mon, 05 Aug 2013 07:00:46 +0000
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