La emoción del festejo divertido, el calor del abrazo transpirado, la risa burlona para con el arquero vencido, y el paseo victorioso de arco a arco, en toda la extensión del campo, de punta a punta del parral… El frío suave en los pies, enfundados en zapatillas de tela mojadas, el ardor sobre las piernas coloradas asomando bajo los pantalones cortos; las pupilas vivaces por el brillo del sol argento sorteando árboles y cerros, rebotando en las piedras redondeadas, cubiertas de agua cristalina… Cada tanto, un grito feliz, anunciando el descubrimiento, y la corrida de todos hacia el punto donde el río diáfano, oscurecido por un momento, dejaba entrever el tesoro de cangrejos asustados, intentando escapar de las manos risueñas. La hipnosis producida por el fuego, recién redescubierto por la humanidad adolescente, pletórica de invenciones, descubrimientos, primeras veces… Canciones mal cantadas en campamentos mal armados, mal comidos, bien vividos… La incertidumbre cierta de un mundo ignorado, denunciado por un novel llanto profundo, ignorante del dolor físico. La cándida ternura del abrazo tímido, vergonzoso, matador de los fantasmas de la pérdida. La increíble comprensión empírica de códigos nunca escritos, desplegada ante el susurro del secreto compartido. El compromiso del lazo indestructible, creado a pura fuerza de estar vivo. El extrañar…; el sentir “como si te hubiese visto ayer”, más acá de tanto espacio, más allá de tanto tiempo. El haber querido estar, el saberte al lado mío… Gracias, amigos míos. Fredy
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 14:53:18 +0000