La falsificación del informe de la autopsia de Allende por - TopicsExpress



          

La falsificación del informe de la autopsia de Allende por Julián Aceitero Gómez / doctor en medicina y autor de dos artículos publicados en piensaChile que han sido incorporados por un abogado querellante en la Causa Rol Nº 77/2011 para investigar la causa de la muerte del presidente Allende Mario Carroza Espinoza, el Magistrado que instruyó el reciente sumario para establecer la causa de la muerte del presidente Allende, ocurrida el 11 de septiembre de 1973, requirió al Director del Servicio Médico Legal (SML) todos los antecedentes disponibles en dicho Servicio sobre esa muerte. El Director del SML en su escrito de respuesta especifica que remite una “fotocopia de Autopsia No. 2449/73, correspondiente al Señor Salvador Allende Gossens”, sin que en el mismo conste que dicha fotocopia hubiese sido contrastada con el informe original de la autopsia que en su día el SML habría emitido y que debería de estar allí archivado, lo que suscita la sospecha de que en realidad no lo esté. La sospecha de que el informe original de la autopsia realizada al cadáver de Allende en la noche del 11 de septiembre de 1973 no esté en el SML se torna en convicción cuando se constata que la fotocopia remitida por su Director al magistrado Carroza corresponde en realidad a un informe falsificado. En efecto, en esta fotocopia se observa que la justificación de su texto fue realizado por un procesador de textos, que es una aplicación informática que representa la alternativa moderna a la antigua máquina de escribir, es decir, que no estaba disponible cuando aquel informe se elaboró y, en consecuencia, el informe de autopsia del que se obtuvo la fotocopia remitida al magistrado Carroza e incorporada por éste al sumario, fue escrito con posterioridad al año mencionado. Los abogados Roberto Celedón Fernández y Matías Coll del Río tuvieron conocimiento de la falsificación de este importante documento médico legal después de que el cierre del sumario decretado por el magistrado Carroza les permitiese consultarlo y la denunciaron en su recurso de casación interpuesto ante la Corte Suprema. La Segunda Sala de esta Corte acordó el fallo sobre el citado recurso recientemente, el 5 de noviembre, y designó al Ministro redactor del mismo (8), siendo previsible que se dé a conocer públicamente en breve. Entonces, quizá, sepamos si la Corte Suprema resuelve indagar no solo sobre lo que motivó que en el sumario instruido por el magistrado Carroza para establecer la causa de la muerte del presidente Allende conste un informe falsificado de su autopsia, sino también sobre el destino del informe original de la misma que en su día esta institución habría emitido. Mientras tanto, solo cabe analizar aquellas partes del sumario instruido por el magistrado Carroza que estén relacionadas con la autopsia practicada al cadáver del presidente Allende en la noche del 11 de septiembre de 1973 por los médicos legistas Tomás Tobar Pinochet y José Luis Vásquez Fernández, para conocer las circunstancias en las que el informe original de la misma desapareció y señalar a quienes las propiciaron. El primero de aquellos médico legistas ya había fallecido cuando se inició la instrucción del citado sumario y el segundo, José Luis Vásquez Fernández, respondió al magistrado Carroza el 14 de marzo de 2011 que el documento que le exhibía correspondía a una copia del informe de la autopsia de Allende y reconoció su firma en la misma. El médico Vásquez Fernández afirmó en la misma declaración que además de funciones de legista realizaba labores asistenciales y labores docentes en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y en la de la Universidad Católica, pero olvidó declarar que también trabajaba como Empleado Civil Profesional (ECP) médico de 4º grado en el Hospital Militar donde ilegalmente y sin disponer de los medios técnicos imprescindibles, según consta en su declaración, practicó la autopsia al presidente Allende. En su declaración afirma que cuando aquella autopsia concluyó, el Dr. Tobar Pinochet se llevó el manuscrito de la misma a su casa para transcribirlo, adonde él acudió para firmar el informe de la autopsia e introducirlo en un sobre que entregó en un pasillo del Ministerio de Defensa al general “Germán Bradley” [sic], del que recordaba que era el “Jefe de Plaza de la época”. Esta afirmación del médico pluriempleado Vásquez en su declaración judicial suscita las consideraciones siguientes: La primera es para denunciar la identificación errónea del que por entonces era el Jefe de la Guarnición de Santiago, puesto que no era el general “Germán Bradley”, sino el general Herman Brady Roche. El hecho de que el magistrado Carroza no advirtiese este craso error identificativo cuando firmó la susodicha declaración escrita es increíble por los hechos siguientes: Primero, porque pocos meses antes los magistrados de la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones habían ratificado por unanimidad la imputación del general Brady por ordenar el secuestro, la tortura y el asesinato de los hombres que acompañaron al presidente Allende hasta su muerte en La Moneda, los mismos hombres a los que el citado magistrado en su resolución de sobreseimiento del sumario menciona como “aquellos que se dice que estaban en el último momento con el Presidente, se encuentran desaparecidos o sin vida”. Con esta expresión eufemística el magistrado Carroza obvia que en el sumario conste que quien ordenó el secuestro, la tortura y el asesinato de los hombres dignos y valientes que acompañaron al presidente Allende hasta su muerte, el general HERMAN BRADY ROCHE, recibió el informe original de la autopsia de aquella muerte de manos del ECP médico de 4º grado del Hospital Militar de Santiago, José Luis Vásquez Fernández. El segundo hecho que descartaría que el magistrado Carroza no advirtiese el craso error en la identificación del general Brady es que éste consta perfectamente identificado en otras declaraciones del sumario. En efecto: 1. El general Javier Palacios Ruhmann, cuya misión en el interior de La Moneda habría sido exigir al presidente Allende su rendición, declaró ante el fiscal militar Erlbaun el 22 de octubre de 1973 que luego de ingresar donde se hallaba el cadáver de Allende dio “cuenta al general Brady, comunicándole por radio el siguiente mensaje: Misión cumplida; Moneda tomada; Presidente muerto” y que allí permaneció mucho tiempo, excepto una media hora en la que fue “ a dar cuenta al General Brady de lo sucedido”, según consta en la foja 72 del proceso instruido por el citado fiscal militar que el magistrado Carroza incorporó al sumario. 2. La declaración anterior fue parcialmente matizada por el coronel (r) René Cardemil Figueroa cuando afirmó el 14 de diciembre de 2011 ante el magistrado Carroza que, siendo el Encargado de la Seguridad de la Escuela de Suboficiales del Ejército durante el asalto a La Moneda , ingresó en el lugar donde se hallaba el cadáver de Allende “con un fusil entre sus piernas y la cabeza destrozada”, y que después lo hizo el general Palacios, quien le indicó que de este hecho se debía de informar “al GENERAL BRADY”, por lo que llamó al teléfono de la Guarnición , del que recordaba su número, y que contactó “con el General BRADY”, pasando la llamada al general Palacios para que éste comunicara “lo ocurrido al General BRADY, diciéndole: ya no hay resistencia, este tipo está suicidado, ya no se cumplió la misión y se meó el maricón”. 3. El magistrado Carroza refiere en su resolución de sobreseimiento del sumario que el 6 de mayo de 2011 el detective de la Brigada de Homicidios Julio Navarro Labra declaró que el 11 de septiembre de 1973 los generales Herman BRADY y Sergio Arellano Stark le informaron en el Ministerio de Defensa que su concurrencia allí se debía a que “el muerto es el ciudadano Salvador Allende a quien lo mató un GAP”. La última consideración que suscita la declaración del médico pluriempleado Vásquez ante el magistrado Carroza es para denunciar que entregara irregularmente el informe original de la autopsia del presidente Allende al general Herman Brady Roche, en vez de haberlo entregado en el Instituto Médico Legal para su preceptivo registro y archivo. De esta entrega irregular, a la que el médico Vásquez denomina cínicamente “diligencia”, no existe ningún documento en el sumario que la verifique, porque aquel declaró que no guardó ninguna copia de la misma. La consecuencia de esta entrega irregular, más propia de un correo del Zar que de un médico que se precie, la patentiza su protagonista cuando declara que desconoce lo que posteriormente ocurrió con el informe original de la autopsia de Allende y dado que este médico siguió desempeñando funciones en el SML, al menos hasta su declaración ante el magistrado Carroza (10), es probable que aquel informe no hubiese sido entregado al SML.
Posted on: Fri, 29 Nov 2013 17:05:12 +0000

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