La moral de los parvos, de los deshonestos, de los pobres de espíritu, aquellos a quienes por su estupidez se les tiene prometido el reino de los cielos. Porque defiendes el derecho de los animales no puedes comer carne, te está vedado usar cintos, prohibido calzar zapatos. El hedonista carnívoro ignora en su brutal e interesada coherencia que si el estoicismo de la renuncia es el contrario de su pedestre visión del mundo, no es la única alternativa, que también existe el aristotelismo del justo medio, de la prudencia y de la moderación. Predicar el todo sería tener elocuencia frente a la pared, predicar el todo sería conseguir la nada. El defensor de los derechos de los animales, cuando por necesidad hace infelizmente uso de ellos de forma directa o indirecta no lo hace por inconsistente, ni porque sea hipócrita: sino porque dado el estado de cosas en el mundo otra posibilidad solo puede ser construida en el tiempo, usando de una larga paciencia, consigo como con el otro. Sabe que si no es posible eliminar el mal, sí es posible buscar razonablemente disminuir el dolor en el mundo.
Posted on: Thu, 08 Aug 2013 14:10:23 +0000
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