La oración como arma Y el arma final de la iglesia, «orando en - TopicsExpress



          

La oración como arma Y el arma final de la iglesia, «orando en todo tiempo…». ¿Por qué? Porque, en la oración, la iglesia cumple su ministerio de traer a la tierra el reino de Dios. Es por medio de ella que Satanás es despojado y arrojado fuera, como vimos antes. En una primera parte están las armas defensivas, para protegernos del diablo. Pero, cuando pasamos al ataque, ¿qué usamos? La espada del Espíritu y la oración. Con la oración pasamos al ataque, porque un ejército no sólo vence defendiéndose. En algún momento tenemos que enfrentar al ejército enemigo y derrotarlo. ¿Cómo se derrota al diablo? Con la palabra de Dios y con la oración. Con la oración nosotros desalojamos al diablo, traemos a la tierra la voluntad de Dios, el reino de Dios, declaramos que en la tierra Jesucristo está reinando, y Satanás tiene que sujetarse. Porque fíjense como dice: «...con toda oración…». Ytoda oración significa todo tipo de oración. No es una sola oración, sino una oración que cubre todas las circunstancias, todas las situaciones. «...toda oración y súplica en el Espíritu», porque cuando oramos no somos solamente nosotros los que oramos; es el Espíritu de Dios quien trae a nuestro corazón la voluntad de Dios. Nosotros no sabemos orar como conviene. Sin embargo, al orar, el Espíritu nos revela su voluntad y empezamos a declarar la voluntad de Dios, y entonces, se abre el camino para el cumplimiento del propósito de Dios. Cuántas veces al orar, el Espíritu nos carga con un entendimiento o una palabra específica y es él quien abre el camino con nosotros. Entonces no oramos solos; nos unimos a Dios en el Espíritu, para que su voluntad sea hecha en la tierra. Y, hermanos, nada puede ser más poderoso en el mundo que cuando lo voluntad humana se rinde a la voluntad divina. Cuando la voluntad del hombre se hace una con la voluntad de Dios, se abre la compuerta del cielo y todo el poder de Dios y toda la autoridad de Dios desciende a la tierra, y frente a eso, ¿qué le queda al diablo? Solamente huir. «...y velando en ello con toda perseverancia…». Consideremos el ejemplo de Daniel. No es una cosa automática. Hay que orar, orar y orar hasta obtener la respuesta, hasta alcanzar la victoria.
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 07:00:43 +0000

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