La presencia de María, la Virgen madre de Dios y de los hombres, - TopicsExpress



          

La presencia de María, la Virgen madre de Dios y de los hombres, constituye en la vida consagrada un descubrimiento inagotado. Descubrimiento, no invención, es decir, toma de conciencia de una realidad, de un dato de hecho perteneciente al proyecto de Dios, que se va desvelando mientras se despliega la historia de la salvación. Esa presencia es, pues, ante todo don de Dios. Y es incumbencia de la iglesia intentar percibir su consistencia, sus motivos y sus consecuencias; y, por tanto, usufructuar los valores escondidos pero asimilables. La presencia de María es, asimismo, cumplimiento de una invocación. Como en la iglesia, las miríadas de cristianos que han llenado desde los orígenes la vida consagrada obtienen el don de sentir la presencia viva de María —viva, porque ella está viva y gloriosa— en la medida en que la desean, la invitan o la suplican. Semejante realidad es una porción de la realidad más amplia de la presencia de María en el misterio de Cristo y de la iglesia. A lo largo de los siglos de su historia, la vida consagrada ha ido descubriendo con lucidez y gozo progresivos, en sintonía con el presente eclesial de cada momento histórico y a veces anticipando su sentir, la presencia de María en la trama de su existencia. I. Presencia de María en la vida consagrada hoy La forma de existencia cristiana denominada actualmente con preferencia vida consagrada florece —como árbol plantado por Dios y ramificado de modo admirable y múltiple en el campo del Señor (LG 43)— sobre las raíces históricas (en relación con el tiempo) y teologales (en relación con la multiplicidad del don de Dios) del evangelio como anuncio de salvación, y de la iglesia como lugar de la eficacia de aquella salvación. La vida consagrada es un don insigne (LG 43) y contemporáneo de todas las épocas de la iglesia. Su núcleo dinámico es el anuncio de la proximidad del reino de Dios adquirido mediante la conversión. A lo largo de los siglos, las maneras de obedecer al imperativo de convertirse y creer en el evangelio (Mt 3,2; 4,17; Mc 1,15) han sido múltiples y progresivas en cuanto a novedad y cantidad. Actualmente la expresión vida consagrada indica las formas, en parte comunes y en parte distintas, de los institutos religiosos y de los seculares ("consagración especial"). Pero la palabra consagración se presenta hoy rebosante de otras alusiones ("consagración global"): pertenece a todo discípulo de Cristo.
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 08:23:31 +0000

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