La primera reacción fue expulsar a la fuerza, de noche y mientras - TopicsExpress



          

La primera reacción fue expulsar a la fuerza, de noche y mientras dormían, a los ancianos que habían tomado la sede del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, un edificio que se levanta en la zona de Managua devastada por un brutal terremoto hace ya más de 40 años, y que se convirtió en el símbolo de la protesta de los “viejitos”. Oficiales de la policía cargaron contra los ancianos y los expulsaron violentamente. Los viejos, curtidos ya por los desmanes de políticos como Daniel Ortega —que han abundado en la historia nicaragüense— se envalentonaron y regresaron a las cercanías del INSS. Desde ahí, su protesta creció y atrajo a decenas de jóvenes, estudiantes la mayoría, que hicieron suya la manifestación. “¡Aquí no hay partidos políticos, solo el pueblo unido!”, gritaban. Pero la matonería no entiende del derecho a la reivindicación social. Ortega —que desde su regresó al poder ha mermado la débil institucionalidad de Nicaragua, destruido a la mediocre oposición, comprado los medios de comunicación, amenazado a periodistas independientes y secuestrado la Corte Suprema y el Tribunal Electoral— demostró su férreo control de la Policía Nacional, que se unió a los grupos paramilitares del Gobierno —llamados cariñosamente por el oficialismo como la Juventud Sandinista— para demostrar que el poder en Nicaragua se ejerce con violencia y que nadie puede elevar su voz para exigir un derecho o demostrar sus diferencias con el oficialismo. Centenares de encapuchados asaltaron la madrugada del sábado, como delincuentes contratados por una mafia, el campamento donde los jóvenes y ancianos mantenían una vigilia, y en lugar de la pensión que demandan, les entregaron una golpiza brutal.
Posted on: Mon, 24 Jun 2013 15:22:48 +0000

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