La prudencia es la facultad de la naturaleza espiritual del - TopicsExpress



          

La prudencia es la facultad de la naturaleza espiritual del hombre, lo orienta hacia el bien, hacia la voluntad del Sumo Bien, el fallo de la conciencia le trasmite las exigencias del bien del valor que se presenta en cada circunstancia. La prudencia, como sabiduría, ha de considerarse como un don de Dios (Prov. 2,6) es la sabiduría eterna la que enseña la prudencia ( Sab. 8,7). Ahora bien el ser ricos en toda sabiduría y prudencia es un don gratuito de Dios por Cristo. Más no por ser un don de Dios puede considerarse el hombre libre de la obligación de adquirirla, de aprenderla, y adquirirla quiere decir ante todo, pedirla a Dios y luego meditar los mandamientos. Porque para ser prudente es preciso ser antes sabio. La prudencia se vuelve hacia la realidad, no para contemplarla indiferentemente como quien va a un espectáculo de lucha libre, sino para decidirse a una activa intervención, porque todo quietísimo y toda falsa interioridad le es extraña, por eso el cristiano verdadero necesita la prudencia para ser buen ciudadano y servidor del reino de Cristo, y al decir que la prudencia está al servicio del reino de Dios en su urgente realidad, se ha dicho lo esencial, Santo Tomás enseña que el acto principal de la prudencia es la orden de pasar a la acción (ST 11-11,q.47 a.8.) El importante papel de la P. Consiste en conseguir que el hombre que por el lenguaje de la realidad llegue a oír su conciencia, que trata de conseguir que al decirse a la acción proceda el hombre a dar una respuesta adecuada a la voluntad en la hora de la prueba, ahora bien cuando el dictamen de la conciencia es verdadero y recto no es más que el dictamen de la prudencia. El dictamen de la conciencia culpable errónea no viene en modo alguno de la prudencia, que en tal caso no obra. Al revés el dictamen de la conciencia inculpablemente errónea es un verdadero acto de la prudencia aunque le falta algo para su perfección, sea una auténtica disposición a la virtud, sea algún elemento integrante de ésta. La sindéresis que ya desde el principio coopera en el acto de la prudencia, o en sus actos parciales, hace que el fallo de ésta sea realmente fallo de la conciencia o sea hace que el hombre reconozca al fallo de la prudencia una fuerza obligatoria. Para que el hombre reconozca cual es el bien que obliga, no basta ja sindéresis, es preciso que intervenga la prudencia, a sí será el fallo de la conciencia y el fallo de la prudencia sea el mismo. Según Santo Tomás tres sin lo actos de la prudencia 1) el consejo. 2)juicio y 3) el imperio (resolución o mandato por el que la prudencia mueve a actuar y señala la índole y modo de la acción) los dos primeros se ordenan a este último que supone la rectitud aquellos, viéndolo de esta manera podemos decir que este tercero es el más importante pero viéndolo desde otro punto de vista el primero parece ser el más fundamental: el que con toda rectitud toma consejo consigo mismo, infaliblemente llega aúna determinación recta, de no ser a sí, el que aparta desde el consejo la mirada de la majestad y amabilidad del valor moral para mirar codiciosamente lo que fomenta la sensualidad y el orgullo, pierde la rectitud y la fuerza para llegar a la resolución prudente. Pero la prudencia en los tres elementos exige algunos requisitos 1) para el consejo: a) memoria fiel b) inteligencia penetrante c) entendimiento agudo d) docilidad pronta y humilde 2) para el juicio: El tino o solercia, esto consiste en la en la temeridad y audacia del juicio que precipita al hombre a la resolución y acción antes de haber pesado a fondo y sin suficiente consejo las razones. Por tanto la temeridad se muestra en la acción pero tiene su origen en el juicio precipitado, después de un consejo o examen insuficiente. 3) del imperio: a) La providencia de donde deriva el el nombre de la prudencia... b) la circunspección c) la cautela Todas estas facultades no son meras disposiciones naturales si no que forman parte de la virtud de la prudencia, en cuanto son sus auxiliares, de su perfección depende la perfección de la prudencia misma. Tengo que decir también que la fe y la esperanza disponen a la infusión de la virtud de prudencia es decir la infusión del hábito de prudencia ordenado al fin sobrenatural. La virtud entra en el alma junto con la caridad pero hay que afirmar que la prontitud y facilidad para el acto se adquiere con el sudor de la frente cultivando las facultades auxiliares e la prudencia y demás virtudes teologales. Por tanto el cristiano debe saber que sólo posee la prudencia consumada, cuando llega a ser discípulo consumado con Cristo, cuando verdaderamente se deja guiar por su espíritu, y reconoce la voluntad de Dios no sólo en la ley general exterior, sino también en la situación especial en que se encuentra y en los dones especiales de la gracia. La imprudencia, la negligencia, la indecisión, la avaricia, la lujuria, la injusticia y la astucia son los defectos y vicios opuestos a la prudencia. En pocas palabras el prudente es sincero en sus fines y en sus medios.
Posted on: Tue, 06 Aug 2013 21:42:28 +0000

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