La ruta de la sardina ----------------------------- Fui a buscar - TopicsExpress



          

La ruta de la sardina ----------------------------- Fui a buscar con un amigo Cinco kilos de sardinas. Pero en el puesto no había Mas que rayas y lubinas. Fuimos a Prado a buscarlas En cuatro pescaderías Y, en ninguna de las cuatro, Nuestro pescado tenían. Después, a Villamartín, --la población de Matrera- en el fuerte Ford, de Diego, por la nueva carretera. Allí, tenían el pescado, Pero, en torno de la tienda, Se hubo una cola formado De proporciones tremendas. Pues, a la cola a esperar. Pero, estando en esa espera, ¡ ay, dolor!, una vecera, se le antojó de comprar nuestros peces codiciados. Vámonos - me dijo Diego con mucho desasosiego- a comprar a otro mercado No me voy sin las sardinas. -Diego, mi amigo, insistía-. Y, de nuevo nos metimos En el coche y en la vía. Yo indiqué una singladura A Diego que conducía: Arcos ; pero él dijo: en Bornos las suele haber cada día. Pues nada, fuimos a Bornos, Y, Diego entró en el mercado; Y el auto se trocó en horno Mientras que estuvo aparcado conmigo que estaba dentro sin aire acondicionado; al borde estuve de un flato o de salir asfixiado. Más cuando Diego volvía Con rictus desconsolado Le pregunté: ¿las has comprado?. Que va. Que va. - respondía- hay sólo pulpo y lenguado, ¿no ves mis manos vacías? Busquemos en otro lado. Fue la sugerencia mía-. -Diego expresó esperanzado: Ya puestos en carretera, iremos por el pescado a Jerez de la Frontera. Pues nada, pues proseguimos Por la ruta del pescado; Ya sin calor, pues pusimos El aire acondicionado. Hemos llegado a Jerez. ¡Tan famoso por sus Finos..., ay, qué tremenda idiotez, en vez de buscar sus vinos, buscando tal cual felinos, dos amigos a la vez, a tanta distancia un pez que es de los más anodinos! En fín, pequeñas locuras Se cometen con frecuencia, Esperemos que este evento Nutra nuestras experiencias. Vamos entrando a Hipercor. Es un mercado estupendo, Dotado en su derredor De aparcamientos tremendos. Amplio es su espacio interior; De sobria tipología; Profuso en luz y en color, En tiendas y en mercancía. Trescientos, quinientos, mil.... ¡Qué sé yo cuántos clientes! Da igual Agosto que Abril, Siempre está lleno de gentes. Hay calidad y hay de todo Y el precio es muy popular. ¡Así, claro, de este modo, Va todo el mundo a comprar! Sobre un pulido enlosado Discurre un gran corredor Que accede al expositor Donde se expone el pescado: Mero, casón, boquerones, Pulpos, gambas, pez de espada, Langostinos, mejillones, Merluza fresca, pescada, Cigalas y bogavantes Expuestos en las vitrinas, Y, por supuesto, bastantes, Y bien nutridas sardinas , Dos amables dependientes Diestros en sus profesión Despachan sin dilación Las compras de los clientes. Qué les sirvo a los señores Sardinas. Cuántas, ¿dos kilos? No, cinco, de las mejores. Las sirvió con mucho estilo En una pequeña caja, Y, ay, ¿cómo la cogí yo, Con estas manos de paja, Que la caja se cayó? Tantas horas circulando Para poder encontrarlas, Y, ahora en el suelo rodando. ¡Ganas me dan de tirarlas! Agosto del 2.000 E.V.S.
Posted on: Thu, 21 Nov 2013 21:02:00 +0000

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