La tauromaquia no es maltrato animal??????????????? - TopicsExpress



          

La tauromaquia no es maltrato animal??????????????? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡ "A pesar de que vivimos en el siglo XXI hay mucha gente que considera las corridas de toros como un acto ajeno al maltrato animal. A continuación apunto algunos hechos que me hacen pensar que las corridas de toros no sólo son un acto de maltrato, sino también de tortura, simple y llana a un animal – a pesar de los matices que apuntan los cavernarios, que siempre caen en lo tendencioso y ridículo, con altas dosis de cinismo, del estilo: no es tortura, porque no se pretende sacar información al toro con ello-. Hechos tan básicos que para muchos resultará estúpido tener que repetirlos, pero hemos de aceptar que no todo el mundo tiene el tiempo suficiente para reflexionar un mínimo. Primero. Hecho Histórico: La tortura y el maltrato animal no es compatible con la civilización y así se manifiesta con el posicionamiento social frente a tales actos. La tradición taurina, como tantas otras tradiciones a lo largo y ancho del planeta: ablación femenina, sociedad de castas o estamental, intolerancia religiosa, pena de muerte, esclavitud, explotación infantil, etc… posee raigambre en la historia de la humanidad. Es un hecho que apuntan los taurinos y tienen razón: la tauromaquia es casi tan antigua como la historia escrita. Incluso más que las luchas de gladiadores, a tenor de las representaciones plásticas minoicas. Durante ese amplio período de tradición taurina, unos humanos regalaban a otros cómodos tratamientos para la salud: decapitación, hoguera, potro de tortura, horca, crucifixión, despellejamiento…, raro, en este panorama de libertad y justicia, que alguien se preguntara por la moralidad que esta ancestral tradición taurina tenía y tiene para los toros. Imbuido del espíritu liberal del momento y contra los atavismos del Antiguo Régimen, en noviembre 1785 Carlos III prohíbe las corridas de toros en España, aún antes que esa otra tradición tan española que fue la Inquisición (abolida con Napoleón y las Cortes de Cádiz). Fernando VII, poco amigo de la libertad y representante de la España reaccionaria vuelve a legalizarlas, tanto las corridas de toros como la Inquisición. El 22/12/1929, dado el carácter cruel de la fiesta, se prohíbe la entrada al ruedo de los menores de 14 años (también al boxeo). Curiosamente, mediando repúblicas y dictaduras, en 1992 el Ministro socialista Corcuera, el de “la patada en la puerta”, gran aficionado a los toros, volvió a permitir la entrada de menores en estas plazas de tortura y depravación. En 1823 se prohíben en Chile, “porque no son propias de costumbres civilizadas” – como indicó Manuel Salas, el político artífice de la abolición-, En 1899 se prohíben en Argentina. A finales de 2010 se inicia el debate al más alto nivel para su abolición en Colombia y Ecuador (donde ha triunfado rotundamente la prohibicion frente a los actos de crueldad y muerte contra los animales). Por no hablar de las muchas ciudades antitaurinas que salpican el planeta: Barcelona, Tossa de Mar, Coslada, Sesato, La Vajol, Olot, Calella, Castrillón, Carrizal, Baños, etc… En fin, la propia dinámica social, con el paso del tiempo, no opera a favor de esta aberrante tradición por una sencilla razón: la crueldad no tiene cabida en una sociedad libre y civilizada, a pesar de los esfuerzos de los ultramontanos y atávicos en sentido contrario. El fin del sector taurino, en crisis permanente, sólo se retrasa por las persistentes ayudas públicas que recibe de los diferentes gobiernos, locales, autonómicos o estatales, al margen del color político que gobierna. La legislación en asuntos de protección de los animales es materia autonómica. La Ley pionera en este sentido es la Catalana de 1988. Ley que ha servido de ejemplo – cuando no ha sido simplemente transpuesta – para el resto de comunidades. Todas estas leyes prohíben los espectáculos públicos con animales cuando estos impliquen crueldad o malos tratos. Pero excluyen de esta prohibición las corridas de toros. Por ejemplo, la de Madrid, de 1990 dice: Artículo 4. 1. Se prohíbe la utilización de animales en espectáculos, peleas, fiestas populares y otras actividades que impliquen crueldad o maltrato, puedan ocasionarles sufrimientos o hacerles objeto de tratamientos antinaturales. 2. Quedan excluidas de forma expresa de dicha prohibición: a) La fiesta de los toros en aquellas fechas y lugares donde tradicionalmente se celebra. Su extensión a otras localidades requerirá la autorización previa de las autoridades competentes, y el cumplimiento de las condiciones que reglamentariamente se establezcan. En otras palabras, el propio legislador reconoce la crueldad y maltrato al que se somete al toro, pero lo permite. En el mismo sentido se manifiesta el Tribunal Constitucional peruano, que aceptando la crueldad de estos eventos los garantiza por criterios históricos y culturales – como hiciera Fernando VII-. Tercero. Hecho biológico. El toro, como animal dotado de un sistema nervioso, sufre dolor cuando se le provocan heridas. Voltaire se mofaba de los filósofos cartesianos – aquellos que defendían el mecanicismo animal, es decir, que los animales no sentían dolor – preguntando: ¿Ha dispuesto la naturaleza todos los resortes del sentimiento en este animal, para que finalmente no sienta?¿Tiene nervios para no moverse?. Lo que mentes privilegiadas como las de Voltaire, Kant, Locke, Leibniz, Rousseau, Benthan intuían, lo corroboró Darwin en el siglo XIX, declarando la naturaleza animal del propio Ser Humano y echando por tierra el abismo que la metafísica había creado entre animales y humanos. Los animales sienten. Más aún, la etología, nueva ciencia iniciada a finales del siglo XIX, ha puesto en evidencia, no sólo que los animales son sensibles, sino que poseen múltiples capacidades perceptivas, cognitivas y sociales, entre ellos y con los humanos. La ciencia es determinante en este asunto: a nivel fisiológico los animales poseen un sistema nervioso. Y desde luego, el dolor es una herramienta evolutiva: el animal que no siente dolor y no huye de la fuente que lo provoca está condenado a la extinción. El resto de disquisiciones son propias de la caverna. Efectivamente, como todos los seres vivos que sienten, incluidos los humanos, la propia biología del toro posee mecanismos para combatir el dolor intenso a fin de evitar el shock nervioso que podría acarrear el desmayo del sujeto que lo sufre, impidiendo su capacidad de huída y supervivencia. La existencia de tales mecanismos de defensa natural son usados por los taurinos para justificar la tortura: “como el toro mitiga el dolor, no sufre y por tanto no hay ni tortura ni maltrato”. Pero la lógica más pueril apunta en sentido contrario: si este mecanismo de protección se activa es, precisamente, porque se procura dolor al toro, de lo contrario, no tendría sentido. En cualquier caso, el descubrimiento de tales mecanismos biológicos es muy reciente en relación a la larga historia de tortura taurina. Ello pone en evidencia la baja calidad moral del taurino que aplicaba daño intencionado al animal, aún antes de saber que tiene mecanismos propios para mitigar el sufrimiento. Cuarto. Hecho taurino. Artilugios y subterfugios usados en la corrida de toros. Revisaremos – muy resumido- el bárbaro espectáculo que son las corridas de toros a través de sus propios mecanismos de tortura, legales y tipificados: Como el toro es un herbívoro y además, bóvido, carece del instinto agresivo de otros bichos y tiende a huir en caso de peligro. Como buen rumiante que es, gusta de tragar hierba y luego reposar mientras la regurgita y rumia. Esta es su naturaleza biológica. El resto de inventos taurinos – valor, coraje, bravura, etc…- no son más que explicaciones antropocéntricas que nada tienen que ver con la realidad física del animal. Como dos no se pelean si uno no quiere y el toro nunca quiere pelear, lo que quiere es pacer y rumiar, hay que cabrearle y dado que los insultos no valen… iniciamos el proceso de tortura: 1. Nada más empezar el bárbaro espectáculo le clavan un doble arpón (80 mm de largo y 1.6 mm de ancho) en el lomo que le hace correr despavorido. 2. En la suerte de varas el picador usa su garrocha con una hoja de 18 cm de largo y 2.5 de ancho para destrozar los músculos cervicales del animal a fin de enfurecerlo de dolor y limitar su capacidad ofensiva. 3. Para recordarle al toro que tiene que atacar, que eso de huir y pastar no es lo que busca el aficionado, existen las banderillas, con sus púas de tres centímetros de largo y 19 milímetros de ancho. 4. En fin, si el animal no muere de la primera estocada, será aguijoneado hasta que lo haga. En el debate catalán sobre la abolición de esta salvajada, el físico Jorge Wagensber presentó todos estos objetos de tortura preguntando al personal si alguien creía que no hacían daño… lo demás, es cinismo. J.R. Arriaza"
Posted on: Tue, 03 Sep 2013 16:15:05 +0000

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