La vi sostener a mi hijo junto a su pecho. Acerco su orejita a su boca y susurro algo a su oído. Cuando dio sus primeros pasos, lo cargo y abrazo, pude notar que algo le susurraba al oído. Cuando entro al kínder, tuvo que separarse de el. El lloraba porque no quería que lo separaran de su madre. Pero ella busco su mirada y movió sus labios. Mi hijo solo asintió y se limpio sus lagrimas. Un día llegó de la escuela y se encerró en su cuarto. Mi esposa fue y lo encontró mirando un examen, que tenia un 5 marcado con tinta roja. Se acerco a nuestro hijo, le dio un beso en la frente. Luego le susurro algo al oído. Y una sonrisa se dibujo en su rostro. Cuando le rompieron el corazón, mi esposa estuvo ahí. Una palabras al oído eran suficientes para cambiar la actitud de nuestro hijo. Siempre tuve la duda de cuales eran esas palabras. Pero nunca quise violar su secreto. Mi esposa se enfermo de cáncer, no había nada que hacer. Mi hijo estaba destrozado. Pero mi esposa en su lecho de muerte, le pidió que se acerca para despedirse de el. Se despidió con aquellas palabras que solo el y ella conocían. Ame con todo mi corazón a mi esposa y su partida me devasto. Me quede pensando, como iba a seguir alentando a mi hijo cuando le hiciera falta su madre. Fue la noche del velorio que me quede solo frente al ataúd y llore su partida. En mi dolor, no note que mi hijo llego hasta donde estaba y puso una mano sobre mi espalda. Me abrazo y me susurro al oído: Nunca te des por vencido.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 04:32:16 +0000
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