Las dos caras de Muirfield El mismo campo con dos caras - TopicsExpress



          

Las dos caras de Muirfield El mismo campo con dos caras distintas. La primera que enseñó Muirfield durante la primera jornada del Open Championship fue generosa y amable, apta para que los mejores jugadores del mundo desplegaran su versión más agresiva en forma de birdies. Podían fallar, sí, pero sabían que en el siguiente hoyo tendrían una nueva oportunidad de recuperarse, sobre todo en los pares 5. A medida que transcurrían los partidos y el viento soplaba ligero y silencioso, el recorrido abierto fue transformándose en una trampa. Manchas marrones en los greenes delataban el crimen. Algo estaba cambiando. Nadie esperaba que ese cambio afectara en dimensiones tan desproporcionadas; las banderas que parecían accesibles por la mañana pasaron a ser imposibles. Parece mentira que un campo en Escocia sea capaz de secarse, incluso en verano, pero Muirfield lo hizo a una velocidad endiablada. No quedó ni rastro del campo al que se enfrentó Zach Johnson, líder con menos cinco, cuando los jugadores que salieron a partir de la una pegaron su primer golpe. “No hay una sola oportunidad de que igualen nuestro resultado”, declaró Phil Mickelson, que consiguió apañárselas para finalizar en menos dos. “Es imposible”. No fue sencillo a primera hora del día, pero por la tarde se vio el rostro furioso de un enorme campo de golf. Los resultados reflejaron esa ira. Mark O’Meara y Rafael Cabrera-Bello siguieron a Johnson por la mañana en su enorme despliegue en los greenes con vueltas de 67 impactos, mientras que Miguel Ángel Jiménez, Dustin Johnson, Brandt Snedeker, Tom Lehman y Shiv Kapur se situaron a dos golpes con un resultado de menos tres. Solo el último de ellos jugó por la tarde. En esta desigualdad de condiciones, los resultados bajo par comenzaron a cobrar valor a medida que pasaban las horas; cualquier golpe que se arañara al campo se revalorizaba al ritmo de una subasta. Todd Hamilton, Phil Mickelson, Ángel Cabrera, Jordan Spieth, Francesco Molinari y Tiger Woods –que jugó por la tarde– terminaron con menos dos. “Ha sido muy duro”, comentó el número uno del mundo. “El campo seguía secándose y era muy complicado dejar la bola cerca, incluso calcular bien la distancia y darle con la fuerza adecuada”. Fue una vuelta muy luchada la suya, en la que encontró dificultades desde el primero de sus hoyos, donde cometió bogey. El dominio que impuso en el golf durante una década se vio reflejado en su tenacidad a la hora de recuperarse de los errores. Mientras otros seguían cometiéndolos, Woods se agarraba al campo y daba zarpazos esporádicos, pero muy efectivos. La receta para el éxito esta semana no será muy distinta a la que empleó él durante sus primeros 18 hoyos. Oliver Fisher, Bubba Watson, Ken Duke, Martin Laird, Henrik Stenson y Gonzalo Fernández-Castaño fueron los últimos que consiguieron terminar habitando bajo el par. El madrileño sufrió sobremanera para adaptarse a las pendientes quemadas cercanas al hoyo, pero una vez supo predecir el comportamiento de sus putts aprovechó para amortizar un juego largo excelso, gracias al que solo falló un green en regulación. El viento ha soplado desde el oeste durante toda la jornada, al igual que en los días de prácticas. Si se cumplen los pronósticos, mañana vendrá desde el este, y ya saben lo que eso significa. Las dos caras que Muirfield ha mostrado en estos primeros compases del Open cambiarán por completo, pedirán golpes distintos y transformarán los hoyos más accesibles en los más peligrosos. Los links, en cierto modo, no dejan de ser también seres vivos. Por ello no deberían preocuparse ni Eduardo de la Riva, que finalizó con mas dos, ni Sergio García, con mas cuatro. El primero tuvo dificultades en sus nueve primeros hoyos, que también fueron los primeros de su carrera en un Open; mientras que el segundo fue cediendo golpes en los últimos del recorrido, como si se quedara sin fuerzas para afrontar la exigencia de los partidos vespertinos. Este torneo no ha hecho más que dejar a los jugadores a merced de los elementos y es posible que ni la organización haya sido capaz de predecir la dureza que ha adquirido la competición. Si nada cambia, se prevé un batalla durísima en este escenario, muy cercana a la supervivencia. Dos de los hombres llamados a brillar ya han sufrido las primeras consecuencias. Luke Donald firmó 80 golpes y Rory McIlroy 79. Tampoco ninguno de los primeros clasificados está a salvo.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 07:25:29 +0000

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