Les envío esto que escribí por el tema de los incendios - TopicsExpress



          

Les envío esto que escribí por el tema de los incendios (disculpen el largo). Espero que les sirva. El daño de los incendios: ¿se repara?, ¿cómo ayudar a repararlo?, ¿cómo evitarlo? Algunas consideraciones previas antes de entrar de lleno en el tema: 1) Los incendios no son una desgracia imposible de evitar, o un castigo divino, o una fatalidad del destino, son consecuencia exclusiva de nuestro accionar o falta de él. 2) Básicamente, no es posible, en nuestra escala temporal, volver a las condiciones originales de un bosque nativo después de un incendio (más aun, si los incendios siguen ocurriendo). El tiempo no vuelve atrás. 3) El fuego no es manejable. Creer que se puede manejar es como pretender montar un tigre. Vale para esto la sabiduría popular que nos recuerda, cuando asumimos un riesgo irresponsablemente, que "no hay que jugar con fuego". 4) El cambio climático es algo serio. El aumento medio de la temperatura de la Tierra tiene efectos concretos; éste es uno. Nuestro país debe aportar su cuota para evitar las emisiones de gases invernadero, por lo menos desarrollando sus fuentes de energía renovable, abundantísimas, y, al mismo tiempo, ahorrando ingentes recursos que se pierden importando combustibles fósiles, que no tenemos. Cuando nos referimos a la evolución futura de los impactos ocurridos, aparecen dos términos: reversibilidad y recuperabilidad. Se habla de que un impacto es reversible si se puede volver a la condición original simplemente acabando con la acción que dio lugar a ese impacto. Se dice que un impacto es recuperable si se puede volver a la condición original con el aporte de medidas especiales. Entonces, en lo referente a la reversibilidad, tendremos que ver en cuánto tiempo y en lo referente a la recuperabilidad, tendremos que preguntarnos con cuánto esfuerzo. Cuando un bosque se destruye, desaparece un ecosistema, es decir esos seres vivos, ese medio donde existen (suelo, agua, aire), pero también el cómo se relacionan entre sí. Por eso es que es tan difícil volver a la condición original, porque esa interrelación que dio lugar a esta comunidad llevó mucho tiempo producirse para generar un ecosistema estable (proceso de sucesión ecológica primaria). Terminado el incendio se inicia un proceso, que se llama de sucesión ecológica secundaria, que camina nuevamente hacia un sistema estable (su clímax), donde las plantas que lograron sobrevivir, semillas que llegan por distintos medios, raíces, etc. van ocupando el lugar que ha quedado yermo. Las primeras especies en aparecer son hierbas anuales con una gran capacidad de dispersión y un crecimiento muy rápido, posteriormente se desarrolla una secuencia de especies herbáceas perennes, arbustos y, finalmente, los árboles... Nuestros árboles son árboles de un bosque, no de un parque, no pueden crecer en el medio de la nada. Este proceso lleva décadas, si no centurias. Vamos a los distintos factores del ambiente. Paisaje: Es uno de los intangibles más importantes en lo que refiere a nuestros bosques porque Córdoba es valorada especialmente por su belleza. Es perdido en gran parte y muy difícilmente pueda recuperarse. Se genera un nuevo paisaje, distinto, más común hoy en nuestra geografía (pastizales, arbustales), que la población local y la turística no valoran de la misma manera. Tiempo para volver a la condición original: cientos de años. Tiempo para volver a algo aceptable para el uso turístico que se le daba: unos veinticinco, cincuenta años. El suelo: Una vez ocurrido el incendio, la materia orgánica se pierde en gran parte, dependiendo del incendio. ¿Cuánto lleva que se regenere esta materia orgánica? Si no hay nuevos incendios, del orden de la década. Al quedar desnudo y perder su estructura, el suelo resulta vulnerable ante los procesos erosivos (se pierde la trama vegetal que lo sostiene). Si el suelo es erosionado, la regeneración de ese suelo lleva cientos o miles de años. Una de las consecuencias más visibles, no la más grave, es que ese suelo termina como sedimento colmatando los embalses, es decir llenándolos de barro y arena. Los procesos de sedimentación se aceleran drásticamente, disminuyendo la vida útil de nuestros embalses en por lo menos un 20%. Debe destacarse que los reservorios perdidos no tienen vuelta atrás; aunque el agua se considere un recurso renovable, los embalses, no lo son. Son no renovables. Son esos los valles que había. Son esos los lugares donde podían ponerse diques. El agua: Las escorrentías (que ocurrirán cuando llueva), una vez que pasan por las laderas arrastran ramas, cenizas, sedimentos y nutrientes hacia los ríos y lagos. Esto generará picos de contaminación por las cenizas que complican el uso de las aguas (a las plantas potabilizadoras) y que hacen más graves los fenómenos de eutrofización de los embalses (el hecho de que estén verdes, particularmente el San Roque y en menor medida el de Los Molinos). Es de esperar entonces que se dificulte después de los primeros eventos de lluvias la potabilización en las dos plantas de Córdoba (Suquía y Los Molinos) y que, también, queden muy afectadas (aun más) las tomas superficiales sobre ríos y arroyos de las localidades serranas, que no tienen sistemas de potabilización que puedan resolver estos problemas. Tiempo para recuperar este aspecto: los eventos de ramas y cenizas en el agua se terminarán en uno o dos años. Por otro lado, los nutrientes que quedaron en las cenizas, empeorarán la situación de nuestros embalses eutrofizados por descuidarse el tema de los incendios en el pasado y por no haberse realizado en su momento las plantas de tratamiento de efluentes cloacales necesarias (claramente, éste es solo uno de los problemas, ¡ni qué hablar de los aspectos sanitarios y de calidad del agua para baño y otros usos, ya preexistentes!). Es decir que es de esperar que cuando las temperaturas aumenten más (recién estamos entrando en la primavera), los fenómenos denominados "bloomes algales" sean más frecuentes. Esto llevará también, muy probablemente, a mortandad de peces durante estos eventos por disminución del oxígeno disuelto. Estos impactos se revierten en unos cinco años, si no siguen acaeciendo los incendios. Además, el suelo desnudo acelera todos los procesos de transformación lluvia-caudal (puesto en simple, las crecidas después de una lluvia se hacen mucho mayores). Se pierde el efecto de "embalse de detención" del agua en la propia cuenca. Es de esperar crecidas más graves cuando finalmente llueva. Habrá que estar prevenido en las localidades ribereñas hasta que la vegetación se recupere. Esto se revierte en forma relativamente rápida por la gran capacidad que tiene la vegetación, aunque sea sólo herbácea para frenar las escorrentías. Esa agua que pasa de largo, al no ser retenida por la vegetación, es agua que no se infiltra (el agua no llega a mojar la "esponja" que es el suelo). No infiltra para luego ser devuelta por el sistema en los períodos secos, nuestros inviernos, como caudal de base de los ríos y en nuestro sistema de pozos que extraen el agua subterránea. Deberemos esperar inviernos con caudales mínimos de los ríos aun menores y, en plazos más largos, problemas con la recarga de los acuíferos. Tiempo para volver a recuperar la situación de las cuencas a su condición original (que prestan como servicios ambientales: la regulación de las crecidas, la infiltración de caudales hacia los acuíferos, el control de aporte de nutrientes y otros muchos): del orden de las décadas. Si no hubiera más incendios, en unos años (del orden de cinco) los sistemas hídricos pueden retornar a una condición mínimamente aceptable; esto, porque el ciclo hidrológico es muy activo (las crecidas "limpian" año a año). Todo esto, si las condiciones cambian, es decir si finalmente los incendios son controlados. Si no, seguirá todo empeorando. El bosque: Como decíamos, el bosque es el ecosistema, es los árboles, los arbustos, la vegetación herbácea, su fauna, su sostén inerte. El bosque es más añejo que los árboles en sí, por lo tanto su recuperación plena le lleva aún más tiempo que la edad de los árboles más viejos (es como la sociedad humana, es mucho más antigua que el más viejo de nuestros ancianos). Esto hace que recuperar un bosque serrano nativo totalmente incendiado lleve cientos de años, si no hay nuevos incendios. Los pastizales: Al tener vidas más cortas, los procesos de sucesión que los recuperan se dan más rápido. Se recuperan en unos cinco a diez años, si no hay nuevos incendios y se cuida la carga ganadera. La fauna: Es solo cuestión de ver los animales deambulando en los lugares que sobrevivieron, para entender que sin hábitat, no hay fauna. Tiempo para recuperarse: la fauna es parte fundamental del ecosistema, se va recuperando al mismo tiempo que el ecosistema al que pertenece, en este caso nuestros ecosistemas serranos. Hay especies que se pierden irremediablemente. Un problema que se puede detectar en lo anterior es el "si": si no hay nuevos incendios, si no se modifica la carga ganadera, si se cuidan las cuencas, si estamos preparados adecuadamente para las emergencias... Nada indica que esto vaya a ser así. La mejor predicción del futuro es suponer la continuación de las tendencias actuales. Se queman por año unas 20.000 ha de ambiente serrano (este año se habla de 40.000 ha). Si consideramos que el área que está vulnerable a incendios es de más o menos unas 200.000 ha, esto nos dice que el 10 % se quema por año (esto es una estimación muy conservadora). Esto indica que, en promedio, una parcela de nuestras sierras se quema una vez cada diez años. En términos de pensar sobre reversibilidad o recuperabilidad, la pregunta ahora es: ¿Qué se puede tener con incendios que se repiten cada 10 años? Invito a ver la Quebrada del río Suquía aguas abajo del Dique San Roque o lo que se llamaba la Cuesta del Águila, yendo para el Dique Los Molinos, y se verá qué ocurre: hay un pastizal con algunos pequeños árboles sobrevivientes, semiquemados y una vegetación arbustiva pobre. El qué se puede hacer tiene que ver con la recuperabilidad. Y puesto que la recuperabilidad está asociada a lo que el hombre quiera hacer, esto es cuestión de conocimiento, voluntad y medios. La realidad es que la escala de los desastres es tan extensa que no es muy económico pensar en actuaciones directas para recuperar bosques serranos nativos o implantados. Lo que la naturaleza tardó siglos en hacer, no lo recuperaremos tan fácilmente. La mejor medida es evitar que los incendios ocurran (también controlar las cargas de ganadería) para permitir que se den los procesos naturales de curación (los mencionados procesos de sucesión). La naturaleza puede recuperarse casi de cualquier cosa, siempre y cuando no se la siga maltratando. Cuando hablamos de riesgo de desastres, aparecen dos conceptos clave: amenaza y vulnerabilidad. El desastre que hemos vivido resulta de la composición de esos dos aspectos, las amenazas (naturales: la sequía, el viento; y antrópicas: las conductas irresponsables que inician los incendios) y la vulnerabilidad (es decir cuán fuertes o no estamos frente a esa posible amenaza, llámese sequía, calor y un foco que se inicia). A las amenazas, si son naturales, hay que conocerlas - difícilmente podamos modificar el clima. Y controlarlas, si son causadas por el hombre (casi todos los incendios tienen comienzo en alguien). En este aspecto, no sería una mala idea el pensar agregar a nuestro antiguo Código Penal, un capítulo que diga: "Delitos contra el ambiente", que hoy no existe. La educación es otro elemento clave en este aspecto ("Quien crea que la educación es cara, que pruebe con la ignorancia"). Es el aspecto vulnerabilidad el que da más lugar para trabajar. Se audita la situación de todo el sistema de prevención de incendios y actuación durante la emergencia, se detectan los lugares débiles: el funcionamiento institucional durante la emergencia, las comunicaciones, los accesos, el nivel de preparación de la población, los medios disponibles (físicos y humanos), el conocimiento técnico de los responsables, la participación ciudadana, etc., etc., así como se fortalecen los puntos fuertes. Hemos terminado una emergencia y los resultados no son buenos. Es en el período luego de una desgracia donde se muestra realmente la capacidad para gestionar. La emergencia nos mostró los puntos flacos, como también los fuertes, pero nadie puede enorgullecerse luego de que 40.000 ha de nuestros paisajes serranos se hayan quemado. Debemos, sí, agradecer a toda la sociedad que se movilizó para colaborar en este momento tan doloroso. Debemos agradecer a bomberos y policía. Debemos agradecer a Dios que no haya habido víctimas fatales. Ya que el sábado se proclamó que nuestro Cura Brochero fue un Hombre de Bien, sigamos su ejemplo, recorramos sus queridas sierras, hagamos lo que podamos, "hagamos ruido" y exijamos a nuestros gobernantes que se hagan cargo y cuiden lo que nosotros, solos, no podemos. Preparémonos, con seriedad, para que esto no ocurra nuevamente.
Posted on: Mon, 16 Sep 2013 15:09:57 +0000

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