Los enterraron en un Kurgan (túmulos de tierra con una cámara interior de madera), hace más de 2500 años, en plena Edad del Hierro de la Siberia Rusa, en el valle de Pzyryk. La capa permanente de permafrost que recubre la superficie, los preservó congelados desde entonces. Lo normal es hallar una enorme variedad de objetos orgánicos que no sobreviven en otros contextos: estamos hablando de sedas chinas, alfombras de pelo, colgantes de fieltro, semillas de cáñamo, sillas de montar completas y los cadáveres de caballos, el animal preferido de los que aquí se enterraban. Pero lo que más llama la atención, es el excepcional repertorio de tatuajes de un color azul intenso, que cubrían los brazos, hombros y piernas de algunas de las momias a base de representaciones de animales y criaturas míticas. Los especialistas creen que la función de tales marcas no era sólo adornar, sino proporcionar una serie de cualidades mágicas y protectoras a sus portadores. En fin, que el dicho aquel tiene toda la razón: un tatuaje es para siempre.
Posted on: Fri, 26 Jul 2013 04:19:08 +0000