Los fatídicos sucesos que hace cuatro años conmocionaron al país son todavía una herida abierta en la memoria de los pueblos amazónicos y lo seguirán siendo mientras no haya justicia para los principales responsables. Hasta ahora la justicia se ha comportado arbitrariamente discriminatoria en todo sentido. Ninguna de las autoridades autoridades políticas: llámese Alan García, Mercedes Cabanillas, Yehude Simon, etc.; han sido sentados en el banquillo de los acusados, pero en cambio si se han abierto procesos judiciales a más de 20 indígenas y más de 70 civiles están implicados en este caso. Y por si fuera poco las familias afectadas por la pérdida de algún familiar, no han recibido hasta el momento una reparación civil, solo promesas que se las lleva el viento. Sin duda, como bien afirma Roger Rumrrill, Bagua es el reflejo de las contradicciones de un país que no termina por comprenderse a sí mismo, y las raíces de esas contradicciones la hallamos en la eterna tensión de herencia colonial que hay entre el Estado monocultural y las expresiones múltiples y diversas de nuestras culturas andinas, amazónicas y aymaras. Pero Bagua, es también como señala Róger Rumrrill, un punto de inflexión en la escena política del país. Los pueblos ayer invisibilizados vuelven a ser los protagonistas de su propia historia. Es por ello que Bagua es también una esperanza, una fe, una nueva utopía que nace en el corazón de los pueblos amazónicos. Aquí una entrevista a Santiago Manuin, uno de los líderes más representativos de la cultura Awajun: youtube/watch?v=npV7Qer4Q9o
Posted on: Thu, 06 Jun 2013 04:43:30 +0000