Los gestos del Papa Francisco son más fuertes que sus palabras. - TopicsExpress



          

Los gestos del Papa Francisco son más fuertes que sus palabras. En vísperas del día de los difuntos, celebró Misa en la calle central del Cementerio del Verano de Roma, con varios panteones y tumbas a su alrededor. En la procesión hacia el altar llevaba una rosa en la mano, pero se detuvo a mitad del trayecto y la dejó sobre una de las lápidas. Durante su homilía, prescindió del discurso escrito que tenía preparado y pronunció una intensa meditación sobre la vida y la muerte. Eran las cuatro y veinte de la tarde y en Roma estaba comenzando el tramonto. El Papa dijo que esta atmósfera ayudaba a «recordar a todos los que se nos han ido, a los que nos han precedido y ya están en el Señor». Francisco comentó que la Biblia describe el Cielo con palabras como «belleza, ternura y pleno amor». «Eso es lo que nos espera. Y quienes nos han precedido ya están allí». «Hoy, día de todos los santos y víspera del día de los difuntos, es necesario pensar a la esperanza que nos acompaña a lo largo de nuestra vida», dijo Francisco. El Papa recordó que los primeros cristianos representaban la esperanza con un ancla, e invitó a «tener el corazón anclado en el lugar en el que ahora están nuestros antepasados: en Jesús, que no defrauda». «Habrá momentos difíciles en la vida, pero con la esperanza el alma sigue adelante porque ve lo que nos está esperando». Igual que durante las audiencias generales, el Papa planteó preguntas directas a los peregrinos. «En este tramonto romano, cada uno de nosotros debe pensar a su propio tramonto: el mío, el tuyo, el suyo...», decía señalando a los peregrinos. «Un día viviremos nuestro propio tramonto. ¿Lo miro con esperanza, con la alegría serena de ser recibido por el Señor? Esta es la actitud del cristiano». «Preguntémonos dónde tenemos anclado nuestro corazón. Y si no lo tenemos anclado en el buen lugar, dejémoslo en el Señor, porque la esperanza no defrauda». «Hoy es un día de esperanza porque nuestros hermanos y hermanas están en la presencia de Dios. Y nosotros estaremos también allí si seguimos los pasos de Jesús», concluyó. Recuerdo a las víctimas de Lampedusa Tras la ceremonia, Francisco rezó un responso por los difuntos y, como había anticipado en el ángelus de la mañana, recordó a las 366 víctimas mortales del naufragio del pasado 3 de octubre en las costas de Lampedusa. «Querría rezar de modo especial por nuestros hermanos y hermanas fallecidos mientras buscaban una vida más digna. Hemos visto las fotografías..., la crueldad del desierto y la crueldad del mar», dijo el Papa en referencia a la travesía que espera a quienes escapan desde Eritrea y atraviesan Sudan y Egipto en busca de una vida mejor. «Recemos también por los que se han salvado y viven apilados en centros de acogida, mientras esperan que concluyan las gestiones burocráticas locales para poder trasladarse a lugares más cómodos», añadió. A la ceremonia asistieron unas veinte mil personas. Como es natural, en estos días el cementerio romano registra una gran afluencia de visitas. Por eso, la Casa Pontificia anunció que no harían falta invitaciones para la Misa del Papa. Con esta Misa en el Cementerio del Verano, Francisco retoma una costumbre de Juan Pablo II, que lo visitó en 12 ocasiones en estas mismas fechas. También Benedicto XVI celebró una vez Misa en la parroquia del cementerio, San Lorenzo Extramuros, aunque no visitó las sepulturas.
Posted on: Fri, 01 Nov 2013 22:04:28 +0000

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