Los milagros y la fe. Rogelio Arce Barrantes. En la mente - TopicsExpress



          

Los milagros y la fe. Rogelio Arce Barrantes. En la mente preparada por la ciencia, los milagros son difíciles de aceptar, aunque sean más frecuentes de lo que imaginamos. Hace veintitrés años, trabajando en un hospital de San José, me enfrenté con un caso muy peculiar, una pérdida de hueso por un accidente y una osteomielitis muy agresiva, la cual fue destruyendo gran parte del fémur en un paciente X, se le trató de acuerdo a los protocolos de infectología y con lavados quirúrgicos y se le dio hiperalimentación parenteral.El cuadro infeccioso se detuvo, quedamos con una pérdida de sustancia que abarcaba tres quintas partes del fémur en su diáfisis (el centro del hueso), no contábamos en aquel tiempo con un buen banco de hueso para un injerto homólogo, ni se podía obtener del paciente mismo por el tamaño de la falta de hueso.Era un buen paciente en todo sentido, de hecho yo era el que lo operaba y le pasaba visita, un día que había que efectuarle un lavado quirúrgico, se presentó una emergencia y tuve que decirle que lo iba a suspender por falta de espacio, él accedió de buena gana. Una semana después notamos en unas radiografías del día, cómo se estaba formando material óseo en la zona del centro, quien dirigía en ese entonces la jefatura del servicio, conocedor de que yo era amigo del empleo de terapias alternativas mientras no hubiera nada más y no existiera riesgo, mirándome fijamente me preguntó si yo le estaba administrando algún "remedio raro"; desde luego que si hubiera sido cierto lo habría negado, pero no era cierto.El "jefe" en ciernes optó por darle la salida con un enorme yeso pelvipédico, con el cual se iría, no había secreciones y la herida estaba limpia; me opuse rotundamente porque no me parecía estar en condición de ser manejado ambulatoriamente, hubo mucho disgusto de parte del "jefe" (quien por cierto de ahí en adelante me declaró la guerra hasta que me tuve que ir), pero aceptó. En un mes había una restitutio ad íntegrum del fémur, lo que yo nunca había visto ni conocía de existencia en las publicaciones científicas. Bueno, la cosa hubiera quedado ahí, pero el paciente X mejoró de una manera inexplicable, se le dio salida a su casa en silla de ruedas, le seguí atendiendo en la consulta externa del hospital y cuando tuve las últimas placas del fémur, cinco meses después de la salida, estaba curado, caminaba con muletas sin dolor.Presenté el caso en una sesión informal y dije que lo iba a publicar en la revista científica del Colegio de Médicos, que no había publicaciones sobre un caso así, el paciente me hizo recordar la vez que lo suspendí por una emergencia, me confió que había rogado a Dios que si le iba a hacer el milagro, que entonces yo no lo operara más y así sucedió. Yo le confié que yo sí creía en los milagros porque había sido educado en la fe. Las radiografías se "perdieron" por arte de magia y no pude presentar el caso en un congreso o publicarlo en una revista, el "jefe" en ciernes me hizo la vida imposible de ahí en adelante y tuve que irme de la CCSS. Lo importante es que el paciente X se curó y que yo vi con mis propios ojos un milagro, no lo necesitaba para creer, pero me mostró que hay "Algo" muy por encima nuestro, además me mostró la mezquindad de algunas almas: borrar la evidencias de lo inexplicable.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 14:55:08 +0000

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