Los puntos clave del Sistema Preventivo Carlo Nanni (sdb) Rector - TopicsExpress



          

Los puntos clave del Sistema Preventivo Carlo Nanni (sdb) Rector Magnífico de la Universidad Pontificia Salesiana (Ups) Revista Educación y Futuro nro. 28 El Sistema Preventivo no ha nacido en una mesa de oficina. Tiene su origen primario en don Bosco, su historia, su persona, su santidad, su pasión educativa, su acción pastoral; y su continuación, en la tradición educativa de la Familia Salesiana (Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Ex-alumnos, Cooperadores y los muchos grupos religiosos y laicos que, en el curso del tiempo, se han referido a don Bosco y se han reconocido en su carisma religioso-educativo). 1. Los historiadores están de acuerdo sobre el hecho de que don Bosco fue esencialmente un hombre de acción, aunque no carente de fundamentos teóricos. No elaboró un tratado armónico y completo de su pensamiento pedagógico, ni expresó nunca de forma plenamente sistemática su propia metodología educativa. Sin embargo, el Sistema Preventivo en la educación de la juventud (1877) y la Carta de Roma (1884), sobre todo si se leen juntamente con otros escritos que él publicó para la formación religiosa de los jóvenes (El joven instruido, Biografía de Domingo Savio, Miguel Magone, Francisco Besucco, La Historia Sagrada, La Historia de la Iglesia, La Historia de Italia, El sistema métrico decimal, etc.), contienen núcleos doctrinales de notable validez educativa y pedagógica. 2. En sus casi cincuenta obras de educador, buscó siempre estar atento a las necesidades del momento histórico y de dar una respuesta válida y eficaz. El consejo dado a sus colaboradores en 1883 («es necesario conocer y adaptarse a nuestros tiempos») fue para él un principio de acción constante. También para los salesianos se ha hecho tradicional afirmar «con don Bosco y con los tiempos» (en la versión original de don Giuseppe Bertello, de 1910, se dice «con los tiempos y con don Bosco»). 3. Desde el punto de vista «ideológico», don Bosco puede ser considerado, si no propiamente un «intransigente», sí un «conservador iluminado». Pero quizá fue precisamente la «pasión educativa» la que le hizo superar sus límites ideológicos y sus vacilaciones o fijaciones ideales y teológicas, que compartía con la Iglesia y su tiempo. Los jóvenes y sus problemas lo han llevado allí donde ni siquiera él preveía y, ciertamente, donde, por su propia cuenta, no hubiera ido nunca. Como dijo: «en lo que respecta a la salvación de los jóvenes, yo voy adelante hasta la temeridad » (MB1, XIV, 662). 4. Por otra parte, estar atento a las necesidades del momento histórico y de dar una respuesta válida y eficaz que ha encontrado su «camino regio» en la acción educativa en favor de la juventud y, en particular, en favor de los jóvenes y de las jóvenes de las clases populares. Y, por otra parte, está vinculado con aquellos que, después de la revolución francesa, querían reparar los males causados por la revolución, sin querer ser reaccionarios. Preservar, prevenir, no reprimir, sino iluminar, instruir, promover, era el «imperativo» que también don Bosco ha compartido. En su Historia Sagrada (Torino, Paravia, 1847, p.7), se afirma que se quiere «iluminar la mente para hacer bueno el corazón». 5. A la prevención le ha dado un «carácter» unificado, basado en algunos «puntos clave»: a. Una elección personal de fondo, proveniente de su viva solicitud pastoral y de su gran caridad operativa, que lo llevó a buscar, de todas las maneras, el bien espiritual e integral de los jóvenes (Da mihi animas). b. Una fe profunda en la bondad y en la paternidad misericordiosa de Dios, razones por las que quiso a San Francisco de Sales como ejemplo para sus colaboradores y como protector de su Congregación de sacerdotes y laicos entregados a la educación de los jóvenes. c. Una profunda convicción acerca de la grandeza y la fragilidad del muchacho y su dignidad de hijo de Dios, pero no haciéndose ilusiones románticas al estilo Rousseau. Su radical optimismo se basaba, por una parte, en la creencia de que en todo muchacho, incluso en el más díscolo, hay siempre un punto accesible al bien (MB, p. 367, vol. 5) y, por otra parte, en la esperanza confiada de la presencia providencial de Dios en el mundo. A sus colaboradores repetía el «nada te turbe» de Jesús, de San Pablo, de Santa Teresa de Ávila, de San Francisco de Sales. d. Un estilo de relacionarse con los jóvenes basado en la razón y en la amabilidad, con la convicción de que la «educación es cosa del corazón» (MB, p. 447, vol. 16), y en las motivaciones profundas que se desprenden de una visión religiosa de la vida, según sus propias palabras: «Este sistema se apoya todo sobre la razón, la religión y la amabilidad» (MB, p. 919, vol. 13). e. Una estructura educativa de base, fundamentada sobre una presencia activa y amistosa y un liderazgo fuerte que debía favorecer la iniciativa, invitar a crecer en el bien y que animaba a liberarse de toda esclavitud, a fin de que el mal no dominara y redujera las aptitudes mejores de las personas y del grupo («asistencia y prevención»); y modelo en la organización, en las dinámicas, en las funciones litúrgicas y en el «espíritu de familia», de tal modo que todos se sintiesen en su propia casa. El Oratorio de Valdocco, como dicen las Constituciones de los Salesianos en el art. 40, fue para los jóvenes «casa que acoge, parroquia que evangeliza, escuela que prepara para la vida y patio para encontrarse con los amigos y vivir en alegría». f. Una finalidad precisa de su acción: formar «buenos cristianos y honrados ciudadanos» (MB, p. 46, vol. 2), que se «ganasen el pan con el propio trabajo» y alcanzasen incluso las cumbres altas de la santidad (como sucedió con Santo Domingo Savio). En sus últimos años, y con una visión de futuro más universal (finalizado ya el reino de Cerdeña y el mismo Reino de Italia para abrirse a Europa, a América, al mundo), su marco de acción se amplió también en un proyecto-hombre (que conjugaba juntos «trabajo, religión, virtud») con un proyecto-sociedad más amplio (que comprendiera o abarcara «piedad, moralidad, cultura, educación»). g. A estos puntos-clave les ha dado también un «cuerpo», esto es, una serie de dispositivos pedagógicos. Se pasa de la articulación interna (oratorio festivo, colegio, escuela, laboratorios, tipografía, iglesia pública, procura de misiones, centro de la buena prensa, etc.), al conjunto de las actividades escolares, de laboratorio, recreativas, lúdicas, físicas, culturales, religiosas; a la organización del ambiente y a la reglamentación de la vida comunitaria, de grupo, de masa; a la articulación de los tiempos de fiesta y del quehacer diario, semanal, periódico, anual; al vivo sentido de implicación, de corresponsabilidad, de participación de todos y cada uno en la vida del centro educativo (cfr. las «Compañías»); al uso recurrente de los momentos rituales, de fiesta y de los momentos de espontaneidad y de recreo; al recurso de formas de comunicación de masa y formas de comunicación interpersonal, directa, íntima (hasta la famosa «palabrita al oído»), etc. Pensemos en algunas actividades típicas como la banda, el teatro, el coro, los paseos anuales, la fiesta de las castañas; la fiesta de la Inmaculada, sobre todo para los colegiales; la de San José, especialmente para los artesanos; la fiesta del Carnaval, la de María Auxiliadora (de mayor apertura al público). h. Evidentemente, tal «mecanismo educativo» se ve afectado por el tiempo. Sin embargo, permanece conectado claramente al fin y al esfuerzo para adecuarse a las necesidades cambiantes de la Institución y de los muchachos. Lo que sí está claro, en la experiencia pedagógica de don Bosco, es que el sistema preventivo, así como sus iniciativas educativas son algo sumamente personal, aunque vinculados en una «obra común», fruto de la interacción entre salesianos, jóvenes, cooperadores, hijas de María Auxiliadora y todos los demás que, con genialidad y flexibilidad, asoció poco a poco, con el tiempo, a su obra o que buscó de varios modos, comprometer en ella: todos dispuestos a realizar aquello «bueno», incluso «divino» y «entre las cosas divinas, la más divina», que es la educación de la juventud (cfr. MB, p. 629, vol. 13).
Posted on: Thu, 14 Nov 2013 00:25:53 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015