Lun, 06/09/2010 - 12:00am Yo siempre le tuve mucha envidia a - TopicsExpress



          

Lun, 06/09/2010 - 12:00am Yo siempre le tuve mucha envidia a Fausto. Lo leía en Excelsior y me imaginaba a este gran reportero como a Ernest Heminway. Siempre en el lugar de los hechos; siempre con esas crónicas que arrebataban; siempre con esa corresponsalía tan puntual. Y a fuerzas de tanto querer imitarlo un día lo busqué o más bien me lo encontré en Washington y luego de la presentación correspondiente me dijo: “el periodista nace, no se hace… pero échale ganas”. Con el tiempo me lo volví a encontrar en Argentina. El era un monstruo del periodismo, yo un incipiente corresponsal de guerra. Iba a Las Malvinas al conflicto con Inglaterra. Ahí, en Buenos Aires, me dijo: “¿Insistes, verdad?”… “Pues sí, mano”… “¡Pues o le pegas o te pegan!”, me dijo Fausto, quien ya para entonces me había colocado en la fila de sus amigos. Hasta el final de la fila, pero ahí estaba. Ese era Fausto. El estudiante de secundaria que publicaba un periódico quincenal en mimeógrafo “La Voz del Estudiante” y en Mina escribía ficción, muy parecida a la política actual. Hoy Fausto ha muerto. Fausto Fernández Ponte dejó de existir esta madrugada para desgracia del periodismo mexicano. Queda tan solo el legado de esta gran persona… de este gran periodista que nació un 14 de agosto allá por el 36. Fausto, dicen sus biógrafos, los 15 años de edad recibió su primer estipendio como periodista: 20 pesos por la reseña de una carrera de ciclismo. A esa misma edad publicó en mimeógrafo una breve novelita o cuento largo y a los 16 años publicó otra. Publicó también una revista cultural “Vidriera” impresa como las novelitas en mimeógrafo. Con Vidriera fue pionero del periodismo cultural en Veracruz. Un día el buen Fausto migró al Distrito Federal, en donde recién llegado trabajó en la sección de deportes del diario Zócalo, obteniendo una beca para estudiar periodismo en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, e inscribiéndose también en la carrera de filosofía de la historia. Recién egresado de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Minnesota laboró en los periódicos The LaCrosse Tribune, de La Crosse, Wisconsin, y The Philadelphia Enquirer, de Filadelfia, Pensilvania. Regresó a México, en donde dirigió el cotidiano “Tabloide”, creando allí las ediciones direccionales con un tiraje total diario de casi un millón de ejemplares. Posteriormente dirigió durante nueve meses el Diario de Sotavento, de su natal Coatzacoalcos. En 1964, ingresó a Excélsior. Allí --en 1967-- obtuvo una segunda beca para estudios avanzados de periodismo en The World Press Institute. De retorno a México, Excélsior, dirigido por Julio Scherer García, lo envió a Buenos Aires, como editor de la agencia de noticias Latin-Reuters, de la que el periódico mexicano era uno de los socios, junto con otros 13 grandes diarios de la América Latina como Journal do Brasil, O Estado do Sao Paulo, El Mercurio (Chile), El Tiempo (Bogotá), El Nacional (Caracas), Clarín (Buenos Aires), La Nación (Costa Rica), entre otros. Abrió en 1971 la corresponsalía de la citada agencia y de Excélsior en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York y, en 1972, la de Washington, D. C., la capital estadunidense. Viajó por casi todo el mundo, cubriendo guerras como las de Vietnam, Angola, Eritrea (que se independizó de Etiopía), el Frente Polisario en el antiguo Sahara Español (hoy República Sáharahui Árabe Democrática); desastres naturales o causados por el hombre, cónclaves internacionales, etcétera, y entrevistando a jefes de Estado y de gobierno de muchos países. Fausto no era de los chiquitos. Era un gigante del periodismo. Todos los chavos de la época (setentas y ochentas) queríamos ser como él. Y él un tipo bien plantado, políglota, buen reportero, con harta lana, pero sin levitar. Siempre te atendía y te compadecía de lo bruto que es uno cuando empieza. Allá con la guerrilla saharauie, en pleno desierto marroquí un día lo hallé. Estábamos como polvorones. La insurgencia era incipiente y no tenía el éxito que la centroamericana. Era 1974. Fausto era primera plana diario en Excelsior. Nosotros sólo veíamos como triunfaba. “¿Sigues ahí?”… “¡Sí señor, pegado!”, le devolví. “¡Pues así debe de ser. El periodismo es un apostolado!”. Y en efecto. Fausto no tuvo otra chamba. Siempre fue periodista… de los buenos. Entrevistó a presidentes de Estados Unidos, desde Lyndon B. Johnson hasta Bill Clinton. Después del golpe a Excelsior Fausto se retrajo. Me lo encontraría en 1985 en Xalapa. Ahí nos preguntamos “¿tu también eres veracruzano?”… Fausto andaba con la idea, en pareja con el Yayo, de poner un diario “La Política” para cuidar la salida de Don Agus… y por el gusto del Yayo Gutiérrez de hacer lo que más le gustó en la vida: escribir de política. Años después ya de regreso a México, en 1990, Fausto fue director de Operaciones Internacionales de Notimex, estableciendo en ésta el servicio de noticias en inglés y portugués y, luego, fue editor de las secciones México-Estados Unidos e Internacional de El Financiero, en donde publicó la columna Asimetrías y director editorial del diario México Hoy, del Distrito Federal. Llamado por un nuevo director general (Armando Sepúlveda) de Excélsior, regresó a éste en 2000, publicando hasta 2004 la columna diaria Dominio Público, así como editoriales, artículos de fondo, reportajes, entrevistas, crónicas, además de coordinar el Consejo Editorial del periódico. Publicó la columna dominical Dicotomías y una diaria, Equinoccio, bajo varios pseudónimos, acerca de temas de la América Latina. En 2006 publicó el libro Elección Presidencial: cómo razonar su voto sin prejuicios. (Sistema de Radio y TV de Nuevo León). La edición se agotó. La columna Asimetrías es publicada por periódicos suscritos a la Agencia Mexicana de Información y varios diarios digitales, entre ellos Diario Libertad (que registra unas 80 mil visitas diarias), Blogotitlán, Razones de Ser, El Grito del Pueblo, entre muchos otros. Se calcula que en la Internet es leído por unos cuatro millones de personas al mes. Hasta ayer que falleció publicó diariamente en unos 35 periódicos impresos y digitales del país una columna de epigramas intitulada Infiernillo y firmada con el pseudónimo de Faustófeles. Es de hacer notar que el epigrama que cultivó Fausto Fernández Ponte es un género periodístico de carácter satírico-humorístico, de aforismos en verso octosílabo medido y rimado. Además de esa intensa tarea periodística, ha fundado varios periódicos: el diario Política, de Xalapa, Veracruz; El Maderense, de Ciudad Madero, Tamaulipas. El talento de Fausto le salía a borbotones. Escribió para El Lancero y El Flechador, del Sur de Veracruz; los semanarios Zona Centro, Zona Sur, El Centenario (Coyoacán), La Raza e Iztapalapa, en el Distrito Federal, y El Grito de los Derechos Humanos, que junto con El Grito del Pueblo cesó publicación a raíz de la enfermedad de cáncer que le aquejó desde 2007. Publicó así mismo Negover (Negocios de Veracruz), especializado en comercio, industria y negocios, así como en economía política. Hoy se desempeña como director editorial de La Verdad, revista política semanaria, de circulación nacional. Ha incursionado en radio y televisión, pero considera que la misma naturaleza de esos medios descontextualiza hechos y sucedidos. Suele decir que sus estudios de derecho, pero sobre todo de historia, son herramientas utilísimas para el periodista. Recomienda que los periodistas tengan por formación no sólo las del ramo, sino también la de la historia. Sus lecturas favoritas: filosofía, historia, ciencias políticas, sociología, antropología y arte, y literatura. Así pues, con todo ese bagage ¿cómo no tenerle envidia –envidia de la mala- a Fausto? Y es que además fue deportista: jugó béisbol profesional, participó en regatas a vela oceánicas (tenía licencia civil-deportiva de la Guardia Costera de Estados Unidos para capitanear veleros oceánicos hasta de 45 pies o casi 15 metros) y maratonista. Fue Chef egresado de la Universidad de Georgetown y ha trabajado como tal en EU. Vivió hasta esta madrugada en Veracruz desde 1998. Fausto por ahí me quedó a deber una comida de jaibas sin sal y pulpos a la gallega, que había comprometido a través de un amigo común Jorge Manrique.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 05:15:33 +0000

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