MATRIMONIO Salmo 127:1-2 El matrimonio es más que simplemente el amor del uno por el otro. Tiene una dignidad y un poder mas altos pues es la santa ordenanza de Dios por medio de la cual el desea perpetuar la raza humana hasta el fin del tiempo. El matrimonio es un eslabón en la cadena de generaciones que Dios hace venir y pasar. En el matrimonio el hombre y la mujer están colocados en un plano de responsabilidad hacia el mundo y la humanidad. El amor es algo privado, pero el matrimonio es más que algo personal, es un estado, un oficio. En la antigüedad ni la ley romana ni la mosaica le concedían a la esposa derechos que fueran grandes y sagrados como los del hombre. En el cristianismo la esposa tiene el derecho de tener la perfecta fidelidad de su esposo entre otros. La esposa cesa de ser meramente la ayudante del esposo en esta vida presente y llega a ser coheredera con el de la vida eterna. En la familia debiera verse en pequeña escala, la sabiduría y suavidad de mando, la buena disposición para la obediencia, la unidad y firmeza de la confianza mutua. Hay muchos libros que tratan los problemas de la familia. Estos tienen como punto de partida al hombre y luego tratan de incluir como aditivo útil a Dios. Como si fuera un aglutinante celestial para dar firmeza a una vida familiar floja y carente de unidad. La Biblia enfrenta el problema desde el otro extremo. La familia le pertenece a Dios. El la creó y ha determinado su estructura interna y por consiguiente su funcionamiento, su propósito y su meta. Hemos leído: “Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican.” De este modo no es nuestro matrimonio, sino su matrimonio, no es nuestro hogar, sino su hogar, no son nuestros hijos, sino sus hijos, no es nuestra familia sino su familia. Si Jesús es el Señor de sus miembros el hará que sea todo positivo. Así es como consideramos la familia, sin la promesa de que su vida será transformada dentro de diez días o le devolvemos el dinero, como si esto fuera un curso por correspondencia. Por el contrario la renovación y crecimiento emocional y espiritual dentro de la familia debe ser la obra constante de Dios si se lo permitimos y de esta manera se mantendrá la unidad de la familia en el vínculo del amor. Dios ha creado la familia y El conoce todo lo concerniente a ella. Si acepta el plan de Dios para su familia entonces si podemos garantizarles que habrá armonía y gozo en la familia. Pero si desconocen sus leyes o las violan conscientemente, estarán solos e impotentes frente a las grandes presiones de la vida. Si Dios convive con ustedes en su hogar, reinará la paz y el amor del Señor Jesucristo cubrirá desavenencias y malos entendidos, suavizará roces y creará la atmósfera ideal en la cual crecerán vuestros hijos. Entrégale a Cristo tu hogar, permite que el te guíe en tus decisiones y todo cuanto ocurra en el será para bien.
Posted on: Mon, 05 Aug 2013 12:22:06 +0000