MI DIOS es de una estatura mediana. 179 cms. Lo he producido un verano hace 54 años. De aquella era más bajito. Fuimos a veranear a un sitio en el que había demasiadas serpientes en libertad. Serpientes normalitas: de metro y medio o poco más. Un tarde, en la que todos dormían la siesta en el sitio en el que los urbanitas suelen dormir la siesta, cuando no están la ciudad, quise ser diferente: sali a dormir la siesta junto a un río chiquitín. Estaba al lado de casa. Si me echaban en falta, ya me llamarían. Me tumbé y al poco rato me adormilé. Y adormilado sentí un roce sobre mis rodillas. Me despejé y mire: era ella. Era una bicha como de metro y medio, que estaba pasando por encima de mí. Al moverme, ella incorporó ligeramente la cabeza y me miró. Un algo así como: —¿Qué te pasa a ti? Me quedé lo quieto que sabía estar. Ella seguía pasando y yo no me atrevía a abrir los ojos. Cuando dejé de sentir el roce, permanecí con los ojos cerrados, hasta que me pudo la impaciencia. Miré, y alcancé a verla metiéndose entre unos matorrales. Aquel día conocí el miedo y aquel día hice mi dios. — Esto no me vuelve a pasar estando solo—me dije. Desde entonces, todo va bien. A ver: todo va bien, con la ayuda de dios. Siempre que estoy en un apuro me acuerdo de la serpiente. —Peor fue lo de aquel día—me digo.
Posted on: Tue, 06 Aug 2013 17:51:55 +0000
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