Maika Gorrito Multicolor, leelo otra vez conmigo. *-* Mis - TopicsExpress



          

Maika Gorrito Multicolor, leelo otra vez conmigo. *-* Mis chillidos se van haciendo menores, en parte, por el dolor de garganta que me estoy provocando, y por que juraría haber visto algo plateado a mi costado... No, plateado, no. Una tela blanca. Serían los delirios, pero... Juraría que puedo tocarlo. Aunque la maldición sea más potente y dolorosa, no la noto, o al menos, ya no es lo primordial en mí. Es como si ya no sintiera el dolor. Alzo la mano, en el aire, como si intentara coger algo, y a la vez, miro hacía a arriba. Hay una persona, con un vestido blanco. Una mujer. Su piel es pálida, como lo era antes de que el sol se la bronceara. No tiene ni una de sus cientas de cicatrices, su piel es perfecta, como la de una dama. La dama que sería, pero que no fue porque no quiso. Cambió su destino. Su rostro es la definición perfecta de la tranquilidad, aunque ahora tiene una mueca de preocupación en él. Mí culpa. Su cabello azul celeste le cae liso por los hombros y por la espalda, iluminado por la luz de la luna. El vestido blanco que lleva resalta sus curvas, las que la hacían ser la envidia de más de una muchacha del 'anterior Hogwarts'. Es mamá. Aunque parecía diez años más joven. No puedo evitar que una sonrisa temblorosa salga de mis labios, y que las lágrimas caigan raudas por mis mejillas. Pese a que me sigo convulsionando de forma brusca en el suelo, mamá me mira con una sonrisa tierna, aunque preocupada. Estoy en shock. — Pequeña, —me tiende su pálida mano, pero no alcanzo a cogerla desde el suelo, y me frustro. — ya puedes acompañarnos, a tu padre y a mí. ¿Sabes que allá arriba, está lleno de dragones? Los que ya no habitan este mundo, los antiguos. Lo menciona porque los dragones son mi vida, al igual que la suya. Eso solo incrementa mis ganas de coger su mano, pero no puedo, no la alcanzo. Se agacha, y acaricia mi mejilla, con dulzura. — No era tu momento, aquella noche, en la torre de Astronomía, pero sí ahora. Tu padre y yo te esperamos. Te quiero, no lo olvides. Todo esto cesará pronto. — Deposita un beso en mi frente, y, de pronto, ya no está. Parece que se haya esfumado. ¿Dónde está? Tengo ganas de gritarle que vuelva, pero de pronto, el dolor vuelve, y vuelvo a chillar, llena de dolor. La vida se me escapaba de entre los dedos, y me daba igual. Solo quería que cesase, y reunirme con ellos. ___________________________ Me dolía todo, estaba débil, y ya había derramado mucha sangre por la espalda. Una de mis preocupaciones principales, era la de que viniesen animales a devorar mi cadáver, cosa que no me haría gracia, pero tampoco me enteraría. La cabeza me iba a estallar, por culpa de las lágrimas, de tanto llorar. Sin embargo, aún no se me habían agotado, y notaba las lágrimas recorrer mis mejillas, hasta llegar a mi barbilla. Estoy en el suelo, convulsionandome, gritando de forma más leve, y solo me percato de la presencia de Brid cuando le grita a Brie. Me giro, como puedo, y sonrío de forma muy leve a la muchacha. Alzo la mano, y le acaricio la mejilla, con una mano temblorosa. — Brid, has venido... _______________________________ Brie Jeanette Papillonlisse. *Observo la escena con frialdad. Mi rostro permanece inexpresivo, como si todo esto no fuera conmigo. Un espectador que ve una representación en la plaza de su pueblo. Empiezo a mover la cabeza lentamente, negando la situación ante la que me encuentro. Un enfado que no tiene nada que ver con el dolor del tobillo me embarga por dentro. El dolor de la impotencia, del desamparo, de querer parar todo esto porque está mal y no poder. De sentirme un títere en manos de mi tía. Este enfado me da las fuerzas, pero la maldición bajo la que me encuentro las canaliza de forma incorrecta. Mi brazo se alza sin que yo le dé ninguna orden, igual que todo lo que he hecho desde que mi tía pronunció ese conjuro. Pasan minutos antes de que articule una sola palabra. Vuestras varitas están lejos de vosotras, mi tía se ha encargado de ello.* Avada Kedavra. *De mi varita sale un destello de luz verde que impacta directamente en la espalda de la joven Black. Potente, cegador. Abro la boca para decir algo, pero demasiado tarde puedo vencer el hechizo y volver a mis cabales. Miro el cuerpo de Aria con los ojos muy abiertos y la varita se escurre entre mis dedos, cayendo al suelo igual de inerte que el cuerpo de la única amiga que tuve durante mi infancia. Me quedo allí de pie, con la vista perdida en un punto indefinido del charco de sangre seco de la espalda de Arianna. No me muevo, no hago absolutamente nada.* _____________________________________ Aria Danielle Black-Ollerton. Escucho a Brid, y niego fuertemente con la cabeza. — Si te toca un solo pelo de la cabeza, le arrancaré el corazón, y se lo daré al Calamar Gigante... A mí hermana... no la toca nadie... Digo con la voz entrecortada. Una nueva oleada de dolor vuelve a recorrerme, y chillo, arqueando la espalda, como si me estuvieran arrancando el alma. No entiendo como una maldición puede ser tan dolorosa. Se me debía de ver frágil, dolorida, rota. Miro a Brid, y sonrío a la muchacha con suavidad, como puedo, más bien. Puedo soportar el dolor, ahora sí, después de tanto tiempo... Se me ha hecho eterno. — Brid, te quiero, pequeña arquera. No... no me olvides, ¿vale? Siempre voy a estar a tu lado, cuidando de ti. —Hago una mueca de dolor, cuando escucho la maldición. Me moría, ya lo sabía, pero son palabras duras, incluso para mí.— Te quiero. Repito, justo antes de que el hechizo impacte contra mi espalda. Toda mi vida se desvanece, pasa en un segundo frente a mis ojos, y ya no siento dolor. Mi corazón ha dejado de latir. Vuelvo a ver a mamá, que me sonríe, feliz, diría yo. Está frente a mí, pero no quiero manchar su vestido de sangre. Cojo la mano que me tiende, y noto como mi 'alma' deja mi cuerpo. Miro atrás, mirando mi cadáver. Estoy con los ojos cerrados, encogida, frágil, como si durmiese, pese a toda la sangre. Mi cabello se ha quedado púrpura, algo que me extraña. Supongo que he muerto feliz, de que Brid esté a mi lado. No era bonito de ver. Me pongo en pie, y junto mi madre, me alejo de Hogwarts, y de todos sus habitantes. Me alejo de la vida, para, tal vez, conocer otra distinta.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 13:16:30 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015