Maravilloso obituario del periodista e investigador Alfredo - TopicsExpress



          

Maravilloso obituario del periodista e investigador Alfredo Grimaldos, dedicado a Candelas del Pino. "La figura menuda y entrañable de Candelas del Pino Ruiz, su pelo blanco, su permanente y serena sonrisa, que no borraba ni en los momentos más difíciles, resultaban muy familiares para quienes, desde 1977, han participado en actos de solidaridad con los presos políticos, marchas contra la OTAN o cualquier tipo de manifestación de carácter progresista[...]Candelas ha sido la cabeza más visible de la Asociación de Familiares de Presos Políticos (AFAPP) y ella misma fue víctima de la persecución policial, golpeada, insultada, interrogada y detenida en numerosas ocasiones. Por orden del “justiciero” juez Garzón, fue detenida, en octubre de 1990, acusada de “colaboración con banda armada”, con motivo de la denuncia de un miembro arrepentido de los GRAPO dispuesto a negociar su propia libertad. Tras pasar un día en la cárcel de Carabanchel, su enorme honestidad y fuerza moral quedaron patentes durante el careo al que le sometió Garzón, donde dejó en evidencia al delator, quien, hundido y con la cabeza baja, no se atrevió a mirarla a la cara[...]A lo largo de 35 años, Candelas no dejó de ayudar a lo presos políticos. El ama de casa metida en la lucha hizo pintadas, confeccionó pancartas y participó en infinidad de manifestaciones. Durante los años 80 estuvo presente en todas las marchas contra la OTAN que transcurrieron desde el barrio madrileño de Canillejas hasta las puertas de la base norteamericana de la localidad de Torrejón. Y todos los domingos instalaba un puesto, en el Rastro madrileño, para recaudar fondos de ayuda a los presos[...] Junto con otras madres y miembros de las AFAPP, la participación de Candelas también tuvo una extraordinaria importancia durante la prolongada huelga de hambre que mantuvieron, en 1989 y 1990, los presos del PCE (r) y los GRAPO para conseguir la reunificación en un sola cárcel. A lo largo de la protesta murió José Manuel Sevillano y muchos de los que participaron en ella arrastraron después graves e irreversibles secuelas. “En esa ocasión lo pasamos muy mal, las madres y todos”, decía Candelas. “En aquella época, yo no tenía ningún familiar preso, pero para mí todos eran hijos míos. Estuvimos encerrados en el local de la Cruz Roja de Madrid casi un año, fuimos a encarcelarnos frente al ministerio de Justicia y, buscando una mediación, nos presentamos en el Obispado, en la Oficina del Defensor del Pueblo, en la Asociación de Derechos Humanos, en Amnistía Internacional… Pero el gobierno de Felipe González no estaba dispuesto a dar nada, sólo quería represión y represión. Los presos no ocasionaban problemas en la cárcel, llevaban muchos años juntos, en Soria, cuando empezó la política de dispersión. Y eso es una canallada, trastorna a las familias y nos hace que odiemos a todos los que ponen en práctica los métodos inhumanos de exterminio”[...]Candelas no era capaz de recordar cuántas detenciones había protagonizado, pero se refería de forma especial a la “garzonada”: “En otras ocasiones era distinto y puedo asegurar que me han detenido muchas veces. Pero nunca había pasado por el juzgado ni por la cárcel. Nos llevaban a la Dirección General de Seguridad y nos tenían cinco, seis o siete días; después no soltaban desde allí, directamente, sin presentarnos siquiera ante el juez. Hubo una época en la que nos detenían casi todos los meses y nos interrogaban sobre el paradero de nuestra hija. Una vez, Billy el Niño se dedicó a tirarme del pelo, levantándome de la silla. Después me soltaba y me daba un golpe de conejo en la nuca. Así una y otra vez. En esa ocasión me pegaron bastante, aunque no me torturaron como les hacen a los chicos”. “Esa vez lo pasé fatal, salí con la cabeza llena de chichones y las cervicales me quedaron mal desde entonces”, señalaba. candelas_audiencia.jpg“Pero la detención de Garzón fue aún peor. En lugar de ir a mi casa, esperaron a detenerme en la calle, me esposaron las manos a la espalda, algo que nunca había sufrido, y me taparon la cara con una chaqueta”[...]La policía llegó a instalar micrófonos en casa del matrimonio Santamaría del Pino, para controlar sus conversaciones. Entre el comedor y su dormitorio, camuflado en el rodapié, aparecieron en 1983 dos micrófonos y una emisora[...] Hasta el último momento, Candelas conservó su estado de ánimo intacto. A pesar de los golpes de la vida, de la pérdida de su hija y de Pedro. Aseguraba estar dispuesta a seguir luchando por los presos “hasta que me muera o les den la amnistía”."
Posted on: Sat, 08 Jun 2013 21:14:24 +0000

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