Mario Luna: el primer adelantado Trabajó en Radio Universidad - TopicsExpress



          

Mario Luna: el primer adelantado Trabajó en Radio Universidad (AM 580) durante más de 40 años. Salteño de nacimiento, llegó a la radio por casualidad y fue un precursor desde el vamos. A él le debemos la existencia de festivales de música que todavía son emblemáticos. Por Néstor Pousa No puedo precisar el momento exacto en que escuché por primera vez “Alternativa”, pero debe haber sido alguna tarde de finales de la década del 70 que me encontré con ese espacio en la radio que para muchos de los de mi generación obró como un refugio, como una trinchera donde resistir a la opresión natural que se vivía en el mundo exterior. Había una nueva música que estaba surgiendo, un nuevo lenguaje, algunos estábamos al tanto, otros no, y fue en “Alternativa” donde todos pudimos encontrar la data que otros programas ni siquiera consideraban pasar. El rock era visto como una música extranjerizante, cantado en castellano decían que era “grasa”, sin embargo fue el modo de resistencia de un gran segmento de la juventud a la que “El club del clan” no representaba. Una verdadera alternativa El programa “Alternativa” tuvo su debut en la primavera de 1973 en la vieja LV3 y al año siguiente se mudó definitivamente a Radio Universidad. Desde allí continuó ininterrumpidamente difundiendo su mensaje hacia todos los lugares donde llegaba la onda universitaria, hasta el año 1989 en que concluyó. Había un personaje detrás del envío, una voz como pocas, un tipo que además de haber sido el creador del ciclo se desempeñaba como productor y conductor. Su nombre era Mario Luna. Era todo lo que sabíamos de él. De cómo llegó Luna a transformarse en ese personaje tan necesario para la difusión de la música contemporánea, me lo contó alguna vez él mismo: “Es muy importante el dato de que soy salteño; aunque no parezca tiene que ver con esto. Tiene que ver el hecho de que vengo de una familia en la que una hermana era profesora superior de piano y dos hermanos trabajaban como locutores en Radio Nacional Salta. Entonces yo me crié en un ámbito en el que la música clásica era lo que se escuchaba en mi casa. A los diez años ya escuchaba lo que podríamos llamar el ranking de música clásica que todo el mundo puede conocer, pero además cosas que no entraban en el ranking, como composiciones de Béla Bartók, o la ‘Introducción y rondó caprichoso’ de Camille Saint-Saëns, que acostumbraron mi oído a cosas que no suelen ser frecuentemente escuchadas en radio”. De esta forma explica su posterior acercamiento, en plena adolescencia, a la música de los Huanca Hua, Los Trovadores, Los Andariegos, Los Nocheros de Anta, después Los Nombradores, que cuando surgieron en Salta fueron toda una revolución dentro de la música folklórica. De ingeniero a locutor Mario Luna nunca había pensado en ser locutor, su plan era colgar el diploma de Ingeniero Electricista Electrónico, al menos esa fue la carrera que eligió cuando en 1966 se mudó a Córdoba. Un hecho trágico e histórico, el asesinato de Santiago Pampillón el 12 de septiembre de ese mismo año y la posterior huelga general que desencadenó, hizo que se perdiera el año lectivo. Tenía que hacer algo durante esos meses, y como sus hermanos también se habían venido a Córdoba y trabajaban de locutores, lo que tenía más a mano era hacer un programa de música folklórica en LV2 a las 6 de la mañana. Sin saberlo, la moneda del destino había cambiado su faz definitivamente. “Alternativa”, por el estilo de música que difundía, era un programa de culto de los que no abundaban, y no solamente en el interior, inclusive en Buenos Aires. Esto lo prueba la anécdota de cómo Mario incursionó en la organización de recitales, algo que iba a suceder naturalmente. Cuentan que Néstor Astarita, baterista del “Litto Nebbia trío”, de paso por Córdoba no podía creer lo que estaba escuchando en la radio del taxi que lo transportaba, alguien estaba pasando en forma completa el disco que acababan de editar, “Muerte en la Catedral” (1973), y quiso conocer al “demente” que difundía la música que ni en las radios del puerto se animaban a pasar. En eso Mario fue un indiscutido precursor y un adelantado a su tiempo. Así llegó Nebbia a conocerse con Luna para que éste le organizara un show en Córdoba. Produciendo “Música Progresiva” Ya en 1975 se había convertido en un consumado productor de espectáculos de lo que por entonces se conocía como Música Progresiva, y tenía en su haber una larga lista de bandas a las que les había organizado presentaciones en Córdoba, entre las más célebres Sui Generis e Invisible. Fue precisamente cuando el trío liderado por Spinetta vino a presentar “Durazno sangrando”, que el Flaco le comentó sus ganas de tocar ese disco en el Festival de Folklore de Cosquín. Mario veía claramente que era una idea descabellada, pero entonces propuso crear un festival propio en la mismísima Plaza Próspero Molina, lo que concretaría el sábado 20 de febrero de 1976. La grilla de ese minifestival de un solo día contó con: León Gieco, Charly García y el embrión de La Máquina de Hacer Pájaros, Litto Nebbia Trío, Alas, Crucis, Raúl Porchetto y Alma y Vida, los coscoínos Sidera Visus y grupos de Córdoba. El resultado fue lamentable, el evento fue boicoteado por el pueblo y por poco no lo suspendió la policía local. Esa fecha fue premonitoria: un mes y algunos días después la Argentina amanecía con un nuevo golpe militar, uno de los más trágicos de su historia. Lo de Cosquín fue el germen que renacería con más fuerza cuatro años más tarde en La Falda. Aquello ya tuvo un nombre propio: “Festival Argentino de Música Contemporánea”, que aunque sonara pomposo, era la forma de dejar sentado que este encuentro de rock no le cerraba las puertas a ningún género. La Falda y el Chateau Rock Confieso que a los que vivimos en La Falda nos tomó por sorpresa el anuncio de este súper festival en el mismísimo patio de nuestra casa. Incluso los que éramos habituales escuchas de “Alternativa”, no podíamos creer lo que mostraban los afiches. En dos noches consecutivas, el 9 y 10 de febrero de 1980, pasaron por el escenario del Anfiteatro Municipal León Gieco, Vox Dei, Seru Giran, Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre, Raúl Porchetto y Raíces; compartiendo cartel con noveles bandas y solistas de Córdoba como Dibujos Animados, Henry, Natura, Julio Zanella, Fauno y Mousse; y de otros destinos, como Redd (Tucumán) y Moby Dick (Buenos Aires). “El Festival de Rock de La Falda” -como se lo conoció popularmente- fue el pionero de los encuentros rockeros serranos y sirvió de escuela para lo que vendría después. Vivió su época de oro de la mano de Mario Luna desde 1980 hasta 1984, y para las chicas y muchachos de las provincias significó una caja de resonancia de lo que musical, social y políticamente estaba ocurriendo en el país. Durante esas cinco primeras ediciones pasaron todos los artistas del momento -consagrados, y no tanto-, a la vez que fue una verdadera plataforma de lanzamiento de las nuevas figuras que estaban emergiendo (Juan Carlos Baglietto, Fito Páez, Silvina Garré, Alejandro Lerner, Patricia Sosa y La Torre, Enanitos Verdes, Los Músicos del Centro, Posdata, entre muchos más). Por todos estos atributos se convertiría definitivamente en la medalla más brillante en la carrera de Mario Luna, quien igualmente asegura no haber sido consciente de lo que estaba generando y que su trabajo respondía al impulso de su intuición. A pesar de todo consideró que su estadía en La Falda estaba agotada, fundamentalmente por el escaso apoyo que decía recibir de una parte de la ciudad que no terminaba de digerir el perfil del ciclo. Habiendo cerrado esa etapa, en 1985 es tentado para organizar otro similar con el marco del gigantesco Estadio Córdoba como fondo. Así nació el “Chateau Rock”, con marcadas diferencias con su pariente faldense, pero con un devenir igualmente exitoso que se prolongó desde 1985 hasta 1989. Docente de vocación Su faceta de productor no eclipsó su trabajo en los medios, en este aspecto también se hace difícil sintetizar su extensa foja de servicios, sobresaliente no sólo por su tarea como locutor y conductor, sino también como un docente de vocación. Antes de ejercer como titular del curso de locución del Cispren (1992), Mario ya era un referente para quienes escuchábamos cada uno de sus envíos al éter. Desde 1987 con el advenimiento de las mal llamadas “FM truchas”, muchos de los que incursionamos en la radiofonía a través de ellas teníamos en Mario Luna a una especie de gurú, no para copiar su estilo inimitable, sino para buscar un formato propio sin emular fórmulas gastadas. Luego Mario potenciaría su actividad educativa desarrollando su propio método para la enseñanza de técnicas de locución que en la actualidad dicta en su propia escuela. Es en la docencia donde pone su mayor energía por estos días, sobre todo luego de que en febrero de 2012 le llegara la jubilación obligatoria tras 42 años de pertenecer a la planta permanente de Radio Universidad en Córdoba. No obstante, Mario aún sueña hoy con concretar un nuevo programa de radio que funcione como una nueva alternativa; al tiempo que pergeña su enésimo recital con Nito Mestre, Raúl Porchetto, Edelmiro Molinari o alguno de esos intrépidos amigos que logró conseguir por los caminos de la música. Por aquello de que es prácticamente imposible mandar a retiro al trabajo que se hace con pasión. Néstor Pousa Periodista nestorpousa@hotmail
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 23:57:39 +0000

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