Memorias de infancia-Videojuegos. Parte I. La casa de Oscar y la - TopicsExpress



          

Memorias de infancia-Videojuegos. Parte I. La casa de Oscar y la Megadrive Son los años 90 en Rio Cobo, un tiempo y un lugar en el que hay un gran número de niños con el que poder divertirse y disfrutar de la infancia. No es necesario bajar a San Ciprian para poder jugar con otros perdedores de la escuela. Rio Cobo tiene todo lo que un joven de entre 3 y 12 años necesita para desarrollar su moralidad: Buenos amigos, bosques en los que vivir aventuras, clases de Karate, adolescentes probando drogas con pequeños antecedentes, niños por naturaleza hostiles a tu calle y perros peligrosos que recorrían las calles sin dueño. Antes de que uno cumpla los 13 años y empiece a preguntar por las chicas y de que la urbanización estuviera más vacía que Silent Hill, Rio Cobo era el lugar ideal para crecer. Creo que si uno quiere experimentar como fue nuestra infancia debería ver las películas IT y Stand by me de Stephen King y si luego quiere experimentar la mentalidad que teníamos no debería faltar Depredador y Terminator y Commando de Arnold Swarzenegger, Demolition Man y Juez Dredd de Stallone, Soldado Universal y Street Fighter de Van Damme y si quieres mete también DURO DE MATAR de Steven Seagal. En todas esas películas se refleja el aire que recorría las calles del lugar en cuestión. El mundo que mis compañeros y yo conocíamos se dividía en pisos blancos (el mio) los pisos amarillos y los chalés. En el mio vivían Daniel Míguez Ramírez Señorintratable Macía Iglesias Samuel Cao Iago Míguez Ramírez Esta historia se desarrolla sin ir más allá de los pisos blancos. Todos los muchachos citados se divertían con monopatines y bicicletas, construyendo cabañas, jugando con los action mans por los jardines y los montes.... pero lo que de verdad nos gustaba, lo que llenaba de pasión y alegría nuestros pequeños corazones, lo que nos unía a todos en una habitación y sin ganas de hacer otra cosa que aquella, era jugar a la consola. Los hermanos Miguez y Cao siempre han tenido las mismas. Esto era una ventaja, pues uno podía dejarse juegos con el otro, compartir mandos para poder jugar más de un jugador y poder compartir experiencias sobre lo dificil que era avanzar en aquel nivel de Castlevania. Pero hubo una edad (no podría decir exactamente cual) en la que Oscar Macia Iglesias era diferente. Mientras que nosotros habíamos sido criados en la diversión proporcionada por Nintendo, mi compañero de edificio tenía en su poder una máquina de Sega, completamente distinta tanto en su forma como en sus videojuegos: La Megadrive. La megadrive era sin lugar a dudas un mundo aparte. La temática se alejaban mucho del correcto y en algunos casos infantil mundo de Nintendo para dar a paso a otro mundo mucho más oscuro, repleto de futuros apocalípticos llenos de robots (Contra Hard corps), niños que luchaban contra un ejército liderado por Mister Bison (Gun star Heroes), guerreros que enfrentaban bandidos y monstruos (Golden Axe) y por supuesto Sonic, que representaba la velocidad y la aventura psicodélica frente al ya muy visto incluso para nosotros, los niños del os 90, Mario. Es cierto que nintendo también nos proporcionó cosas como Killer Instinct o Super Metroid, que contenían las dosis de violencia necesarias para continuar tu infancia con normalidad. Pero... nada que ver con esto (Mira el video y dime si eres capaz de contar el número de explosiones y enemigos muertos durante el primer minuto) youtube/watch?v=91vYIxt6oDo Asi que tanto los Miguez como yo (Samu aún era pequeño) e incluso el propio Oscar estábamos atentos a las escasas oportunidades que teníamos para poder jugar. Y digo Escasas, porque conseguir acceder a la megadrive era una tarea realmente hercúlea. Los padres de Oscar eran estrictos como los que más, pero la idea de jugar a la megadrive era mucho más dificil. Cuando se presentaba alguna oportunidad de casualidad (la más común era en sus cumpleaños) se desarrollaba el siguiente procedimiento: 1: Entrar todos en orden a la cocina, para poder merendar algo (recuerdo chocolate nestlé y un vaso de color verde con algún refresco) y lavar las manos. 2: Descalzarse y dejar los tennis en la terraza. A saber cuanta mierda podían acumular después de jugar durante horas en el monte. 3: Ir a la habitación de Oscar y esperar a que su madre trajera un mueble con ruedas en el que estaban la consola y la televisión. Listas para encenderse. 4: Disfrutar todo lo posible del escaso tiempo que se nos proporcionaba a no ser que fuera su cumpleaños, en cuyo teníamos tarde y parte de la noche. A lo largo de nuestra infancia- Adolescencia, Oscar también tuvo exclusividad cuando fue el primero en poseer una Playstation pirateada o el Resident Evil 2. Pero no era ni de lejos tan emocionante como la Megadrive. Cuando entro en su casa hoy en día para ir a buscarlo, la mente se me llena de nostalgia al recordar aquella habitación llena de niños, gritando emocionados por ver héroes de acción repartiendo tiros a diestro y siniestro, peleándonos por ver quien jugaba después pero aún así emocionados con tan sólo poder ver aquella mezcla de guerra, apocalípsis, robótica y trash metal que sólo SEGA podía ofrecer. Gracias por leer. Un saludo =)
Posted on: Sat, 23 Nov 2013 18:15:41 +0000

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