Mensaje de la hermana Teresa de Jesús -Buenas noches. Que el - TopicsExpress



          

Mensaje de la hermana Teresa de Jesús -Buenas noches. Que el bendito Jesús interceda al Padre para que nos ampare y nos bendiga a todos. Tenemos, como siempre, una gran alegría al estar con vosotros unos momentos. La vida corporal vuestra ha pasado un año más, año que, com­parado con la eternidad, es un principio de vida eterna, es una ley gran­diosa y sapiente que abarca a todos los hijos de Dios. Demos gracias al Todopoderoso porque nos haya permitido reunirnos un nuevo año, después de los dolores, las lágrimas, infortunios y todos los contratiempos que el ser humano se ve obligado a padecer en pos de su purificación bendita y eterna. Nosotros, los espíritus que afortunadamente hemos liberado parte de este camino, os damos nuestro aliento, nuestra fortaleza, nuestra alegría, nuestro amor y toda la esencia exaltada de nuestra alma, para que no decaigáis y podáis seguir firmes en el camino ascendente de los espíritus que siguen al Maestro Jesús. Hermanos:templar las arpas que han de vibrarse en las nuevas situa­ciones del mundo que habitáis. Pronto vendrán legiones de espíritus puros para armonizar, dirigir, enseñar, proteger y dar los módulos precisos al hombre actual para que pueda afrontar con éxito las nuevas transforma­ciones que ha de vivir próximamente. No les veréis, pero sentiréis su influencia benéfica y los hombres modificarán sus procederes; las asocia­ciones se orientarán por las inspiraciones espirituales de esos elevados seres. Los directivos y mandatarios de la humanidad rectificarán sus tra­yectorias egoístas y dominantes. Las artes, las ciencias, la corresponden­cia del hombre con la naturaleza y todo lo que constituye el conjunto armónico de la de la creación experimentará cambios sustancialmente beneficios y vosotros, hombres que estáis pisando la tierra, saber que bajo vuestros pies y sobre vuestras cabezas se está llevando a cabo una gran maniobra lenta, pero de pura esencia espirita, que dará lugar a inmensos progreso en todos los órdenes. Cuando el hombre haya puesto en toda actividad su amor, su voluntad y su virtud, todo progresará en armonía perfecta y segura hacia un bienestar general incomparable. -Juventud de la humanidad: Subir a cualquier altura y admirar cómo surge el rutilante Sol a iluminaros. El trae vida, calor, luz, amor y bienes para todos los hijos de Dios, y con sus brazos abiertos, que son sus benéficos rayos, rodea vuestro incomparable mundo, inyectándole fluir vivificadores que son el alimento y sostén de cuanto germina, vive y se desarrolla sobre su superficie. Ante tan incomparable espectáculo levan la cabeza y con vuestra imaginación elevaros a las alturas siderales, de donde parten todas las ciencias y todas las organizaciones planetaria; sentiréis la grandeza del Creador más cerca, la tocaréis, la viviréis y la miraréis. Saturados así de tanta perfección y amor divinos, sentiréis’, necesidad de conduciros rectamente y ser dignos de Quien os ha creado y hecho inteligente. Vosotras, las mujeres, que también vais a presenciar los grandes acontecimientos que se avecinan, conducíos rectamente, y cuando el dolor haga derramar lágrimas, preguntar a las flores de vuestro jardín cómo habéis de seguir, cómo mitigar vuestro dolor, y ellas os señalarán camino, como a mí me lo decían las que rodeaban la ventana de mi celda Cuando seáis madres fortaleceos y afrontar la vida con decisión y entusiasmo, porque cumplís la sagrada misión que Dios os ha encomendado ¡Hermanas, preparaos con los hombres para los nuevos acontecimientos porque tenéis que forjar la nueva humanidad con vuestro amor, vuestra santidad y vuestro esfuerzo! ¡Ay de vosotros todos si no os liberáis del pecado! ¡Ay de vosotros si no os mejoráis, hermanos de la tierra! Dejar las pequeñeces, las falsas preocupaciones y todo lo que es lastre para vuestro progreso y abran fuertemente con el vínculo glorioso del amor universal. ¡Hombres que lucháis y os esforzáis para alcanzar mayores conocimientos; que os desveláis por conocer la Verdad, saber que tenéis obligación de dar a conocer ampliamente, como lo habéis recibido de Dios, cuanto llegasteis a descubrir y conocer con vuestros estudios, por que el conocimiento que nos llega de Dios debe saberse por todos Sus hijos! ¡Escultores, pintores, artistas en general, que realizáis obras perfectas: exponerlas libremente para que todos se extasíen admirando el verdadero arte, ese arte y esa perfección que os ha sido revelada por Dios! ¡Científicos que con vuestra dedicación y estudios vais consiguiendo extraer de ese inagotable filón de posibilidades que brinda la naturaleza, fuentes de energía y producción nuevas, no caer en el error de orientarlas hacia la destrucción o explotación inicuas, porque esas riquezas las puso Dios a vuestro alcance para que mejoraseis las condiciones de vida de la humanidad! ¡Filósofos que estudiáis los secretos del alma, sus reacciones y sus recursos inagotables, reflejándolos en vuestros escritos: hacerlo sencilla y asequiblemente para que esos profundos pensamientos sean asimilados por todos vuestros hermanos y orienten sus pasos hacia la VERDAD, por­que han llegado los tiempos en que la luz debe brillar para todos! Saber que vuestra mayor comprensión del mundo que os rodea se os ha dado para que seáis portavoces de las verdades de Dios. Seguir todos el ejemplo de aquellos sabios que dedicaron su vida y sus esfuerzos a la difusión universal del arte, de la ciencia, de la justicia y del amor. Estrechaos todos y dar un impulso vigoroso para acercaros a Dios. ¡Tan próximo y tan invisible! A propósito de esto os voy a contar un hecho que me ocurrió a mí: Un alto mandatario de la Iglesia, que no dudaba de mis humildes facul­tades, que leía mis escritos y, lejos de censurarlos, se callaba y los estudiaba, se presentó un día en mi celda. Me pidió permiso para entrar y yo accedí besándole el anillo, como correspondía a aquel alto dignatario de la Iglesia. Me dijo muy quedamente: -Hermana: Yo sé perfectamente que sois buena, que sois pura y que por ello tenéis el auxilio espiritual. Yo sé que vuestras visiones no son alucinaciones y os lo demuestra que todas las quejas que me comunican mis inferiores nunca les hago caso y digo que las estudiaré y daré la réplica consiguiente. Me encuentro algo aturdido, hermana. ¿Queréis decir­me qué camino debo seguir para ver a Dios, para acercarme a Dios? Yo me quedé pensativa y al cabo de unos momentos le dije: -No sé contestaros a esa pregunta que me hacéis. El, un poco entristecido y desanimado, me dice: -Yo tenía la esperanza de que con vuestras probadas facultades po­drías contestar a una pregunta tan sencilla. Entonces le dije: -Eminencia, no puedo deciros el camino que tenéis que seguir acercaros a Dios porque para ello no hace falta seguir ningún camino Dios está en todos nosotros y en todas las cosas: Ese corazón que tenéis que palpita, que siente, que sufre, que experimenta la sensación del dolor de la alegría y del amor, ahí está Dios, ese Dios que radica en todo y en todos. Ver estas flores que tengo sobre mi mesa, observar esos color, maravillosos, esas formas magníficas, esa delicadeza tan incompara esos olores tan finos, tan puros… ¡Eso es Dios, esa es su obra, magnitud y Su grandeza inigualable! Asomaos a la ventana y mirar al cielo admirar esas antorchas que ya se están encendiendo; esa manifestar de poder inmenso, de sabiduría y de amor, donde también hay seres que sienten, que cantan y que sufren. Mirar cómo se mueven, cómo brilla y cómo nos lanzan ese mensaje bendito que dice: Aquí también está Dios manifestando Su poder y Su grandeza! Asomaos también al amanecer, cuando sale el astro rey, y contemplar su luz, su esplendor y la vida que derrama a todo el sistema planetario. También allí está presente’ llenándolo todo de vida, de ciencia y de amor. Arrodillaos en vuestro reclinatorio, elevar una súplica profunda y veréis cómo sin ningún camino¡ llega a Dios. El os contestará dándoos lo que Le pedís, si es digno que lo tengáis. Prestar atención a vuestra conciencia, reverendo padre, y comprobar cómo ella os dice que seáis bueno santo y gobernéis la Iglesia con dulzura, amor, sabiduría y fe. Ahí también tenéis a Dios. ¿Para qué buscarlo por ningún camino si El está en todos nosotros, en todas partes, en todas las conciencias y en todos los pensamientos de los hombres: Todo Dios. El está en todas partes y en toda la Creación. Es cuanto os puedo decir, Eminencia. Dándome a besar el Cristo pectoral, porque tenía el cargo de Cardenal de la Santa Iglesia, me dice: -¡Bendita seáis, humilde y santa hermana Teresa!! El abismo que tenia mi alma, el movimiento vibratorio excesivo que padecía mi corazón; eso insomnios que sufría mi cuerpo cuando pensaba que no gobernaba bien ni con justicia, ni amor, en mi misión delicada y trascendente. Yo sabia` que, en ocasiones, redactaba cosas que no eran justas y las tenía, dictar desoyendo a mi conciencia porque no podemos romper con directrices establecidas. Mis pecados, por ello, iban aumentando capa más. Ahora mi alma ha tomado aliento, ha percibido otro horizonte r amplio y quiere volar para postrarse a los pies de Jesús. Conozco la tranquilidad que ha recibido mi alma al oír vuestras palabras. Bendita seáis del Todopoderoso y del Maestro Jesús, que tanto amáis y al que tenéis la dicha de oír. Contar con mi gratitud, con mi apoyo moral y material. Escribir, hablar y enseñar lo que queráis que por mí estéis garantizadas. Bendita sea la hora en que he llegado a esta humilde celda para salir con la auténtica convicción de que todo lo que decís, veis y oís es verdad. Vosotros saber que por muy insignificante que sea el consejo, la acla­ración o el bien que hagáis, constituye un punto luminoso en la trayectoria de vuestra alma, que contribuye a elevaros cada vez más. Saber también que si hacéis una propaganda oportuna, documentada y bien orientada, cantáis gloria a Dios, porque todo lo que es publicar y difundir Su grandeza es el más digno quehacer de los seguidores del divino Jesús. Hermanos que estáis aquí presentes, unos en espíritu y otros en ma­teria: Hasta otro año si Dios quiere que nos reunamos con la misma fe, el mismo entusiasmo y la misma esperanza. Recibir el abrazo espiritual de vuestra hermana Teresa. Jaén, 15 de octubre de 1974 Extraído del libro “Desde la otra Vida”.
Posted on: Thu, 13 Jun 2013 14:42:30 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015