Mi último artículo y publicación en Facebook sobre el tan - TopicsExpress



          

Mi último artículo y publicación en Facebook sobre el tan incomprendido y criticado anarcocapitalismo: *Al final del documento puedes leer: El liberalismo contra el derecho al aborto: una argumentación liberal pro-vida. ANARCOCAPITALISMO NO ES LA LEY DE LA SELVA NI EL CAOS. Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même. Vincent de Gournay. La ley de la selva es el nombre dado popularmente al funcionamiento social en ausencia de toda ley, presuponiendo que se impondrá la tiranía de los más fuertes, en analogía al funcionamiento, real o supuesto, del mundo animal. Por lo tanto, las personas que vivimos en sociedad civilizada gobernados por un Gobierno, no podemos imaginar la misma sin un Estado, un Estado benefactor y cuasi-todopoderoso y protector que procura el bien común para sus ciudadanos y el mantenimiento del orden público. Pero, realmente ¿es eso el Estado?, la respuesta claramente es NO. El Estado, no es más que el monopolio de la coacción y la violencia, que podrá ser democrático y de Derecho, o totalitario y dictatorial. Cuando los ciudadanos vemos al Estado como benefactor, nos olvidamos de que el Estado no tiene porqué serlo pues, el Estado es manejado por el Gobierno, que a su vez, lo dirigen personas que desean ostentar el poder. Y es indiferente si hablamos de un Estado democrático como de un Estado totalitario. Tanto los militares o dictadores como los políticos tienen afán de poder, pues si se tratase de afán por conseguir el bien común habrían acabado en una ONG (privada) o en cualquier empresa sin ánimo de lucro y con fines sociales, y no gobernando a los súbditos del Estado mediante el monopolio de la coacción imponiendo el pago de impuestos para sustentar el gasto que ellos determinen adecuado como seres superiores que se supone deben ser para saber en qué se debe de gastar el dinero que se obtiene de la sociedad civil. Anarcocapitalismo ofrece la solución a eso pues su objetivo no es otro que eliminar al monopolio de la violencia y la coacción (Estado), suplantándolo por el Mercado libre y sus reglas, establecidas libre y democráticamente de forma consuetudinaria y espontánea, y basadas en el respeto, por la propia sociedad civil, para conseguir el beneficio mutuo por la cooperación que aunque basada en el egoísmo, tiene como resultado el progreso, ya que nadie da nada a cambio de una pérdida... La sociedad espontáneamente crea el lenguaje, la economía y el progreso, siempre y cuando se basa en el respeto y en la libertad individual. Los ciudadanos cuando compramos bienes o servicios libremente en un mercado donde reina la libre competencia (Mercado libre), estamos votando quién es más eficaz o eficiente con nuestro dinero, castigando al que no lo es. Pues bien, este hecho no podemos hacerlo frente a nuestros gobernantes, que una vez que los has votado cada 4 años, ellos podrán hacer lo que quieran, incluso ponerse su propio sueldo, a costa de tus impuestos. Así pues, el Gobierno, tiene algo en común con la Mafia, y es que con el monopolio de la violencia consiguen que las personas paguen lo que exigen quienes usan la coacción sobre ellos. En un sistema anarcocapitalista, tu voto es el dinero, al igual que ocurre en el Mercado libre. Anarcocapitalismo, no es mercantilismo, ni tampoco darwinismo social, ni caos. En un sistema anarcocapitalista, tú decides qué empresas u organización privada (con o sin ánimo de lucro) velará por tu seguridad, por tu vida, por tu sanidad, etc. En definitiva, por tu vida. Pagando el precio que estimes oportuno dentro del libre mercado a quien ofrece mejores servicios, pues en un régimen de libre competencia, la calidad de los bienes y servicios y la bajada de precios, se van superando constantemente, en cuanto el mercado establece quién debe de prosperar y quién debe fracasar. Olvidamos que el Estado son personas que vienen no del cielo, sino de la propia sociedad civil, y que por lo tanto, no son mejores que los que forman la ciudadanía. Sin embargo, sí viven de forma parasitaria de la ciudadanía a cambio de ofrecer algo que dicen, no podría ofrecer la sociedad civil de forma efectiva o eficiente, pues de otro modo, ellos (políticos o gobernantes), estarían en el paro, con la peculiaridad de que nadie los subsidiaría pues su aporte en la sociedad no es el de progreso, sino el del parasitamiento. Pues, las personas que mantienen los servicios del Estado, podrían trabajar también en el sector privado, ofreciendo, mejores servicios y bienes, pues la competencia les obligaría a ser mejores, que en un monopolio. Todos los monopolios, son ineficaces, ineficientes, injustos, pues se basan en una situación de preeminencia de poder que los mantiene en dominación y los lleva inexorablemente por la senda de la corrupción. Y, por tanto, el Estado como monopolio, fracasará siempre y estrepitosamente en la consecución de sus objetivos de interés social. Si el Estado fuésemos todos, (sin coacción alguna) funcionando bajo las reglas del mercado libre en la consecución de los fines que se establecieran de forma democrática y basada en el respeto máximo al individuo, aportando cada uno libremente lo que estableciera oportuno y recibiendo a cambio el beneficio de su aporte, entonces, los políticos, (dueños del Estado) dejarían de serlo y ya nunca más podrían utilizar tu dinero a su antojo dándote pan y diciéndote tonto (porque tú no sabes en qué debes de gastar tu dinero para tu beneficio), pidiéndote el voto y por tanto exigiendo el poder de gobernarte a cambio de que le puedas decir corrupto. Y si alguien piensa que el Estado ofrece o puede ofrecer mejores servicios que la sociedad civil, entonces ¿por qué el Estado utiliza la coacción para que se le paguen los tributos?. Si el Estado pudiera ofrecer mejor calidad en sus servicios que la propia sociedad civil libremente gestionada y en régimen de competitividad y competencia, la gente pagaría gustosamente sus impuestos, pues verían que el beneficio que obtienen de que un político gestione su dinero tiene mejor resultados que si lo gestionase él mismo en el mercado libre adquiriendo los servicios que necesitase para su propia felicidad y progreso. Sin embargo, nadie pagaría sus impuestos, al menos en países como España donde el político te dice: dame voto y dime corrupto, para después exigirte, a través de la coacción del Estado, el dinero que debes de pagar para sostener todo el gasto público que desde su supuesta superioridad mental establece como obligatorio y necesario. Anarcocapitalismo, no es falta de civilización, ni una vuelta al taparrabos, ni siquiera la ley del más fuerte, sino simplemente que la sociedad civil, en un mercado libre, y bajo las reglas del Derecho consuetudinario basadas en el respeto mutuo y hacia la libertad individual, surgidos de forma espontánea y castigando el mercantilismo monopolista, es la clave del progreso y no el poder de un gobierno que gestiona como un granjero a sus rebaños (sociedad) obligándoles a respetar tan sólo el poder y las reglas que el gobierno (políticos o dictadores) establece en beneficio de todos y a costa de todos. La prueba de que la sociedad civil genera el progreso, lo observaremos desde el mismo momento en que nos demos cuenta que las acciones humanas libres en búsqueda de la felicidad particular y basadas en el respeto genera, al final, la prosperidad en general. Atendiendo a Francisco Capella, . Siguiendo a Huerta de Soto: . El anarcocapitalismo como único sistema posible de cooperación social verdaderamente compatible con la naturaleza del ser humano (Huerta de Soto): El estatismo es contrario a la naturaleza del ser humano pues consiste en el ejercicio sistemático y con carácter monopolista de una coacción que bloquea en todas las parcelas en donde incide (incluyendo las correspondientes a la definición del derecho y al mantenimiento del orden público) la creatividad y la coordinación empresarial que son precisamente las manifestaciones más típicas y esenciales de la naturaleza humana. Además, el estatismo fomenta e impulsa la irresponsabilidad y corrupción moral al desviar la conducta humana hacia la utilización privilegiada de los resortes del poder político, en un entorno de ignorancia inerradicable que impide conocer qué costes genera cada acción estatal. Estos efectos del estatismo surgen siempre que exista un estado aunque se intente por todos los medios limitar su poder, objetivo éste que es imposible de lograr y que hace del liberalismo clásico una utopía científicamente irrealizable. Es pues, ineludible superar el “liberalismo utópico” de nuestros predecesores los liberales clásicos que, por un lado, pecaron de ingenuos al pensar que el estado podría ser limitado y, por otro, de falta de coherencia, al no asumir hasta sus últimas consecuencias las implicaciones de su propio ideario. Hoy, por tanto, ya bien entrado el siglo XXI, se hace prioritario asumir la superación del liberalismo clásico (utópico e ingenuo) del siglo XIX, por su nueva formulación verdaderamente científica y moderna que podemos denominar capitalismo libertario, anarquismo de propiedad privada o, simplemente, anarcocapitalismo. Y es que no tiene sentido que los liberales sigan diciendo las mismas cosas que hace ciento cincuenta años cuando en pleno siglo XXI, y a pesar de la caída del Muro de Berlín hace ya casi veinte años, los Estados no han dejado de crecer y cercenar en todos los ámbitos las libertades individuales de los seres humanos. El anarcocapitalismo (“libertarianism” en inglés) es la representación más pura del orden espontáneo del mercado en el que todos los servicios, incluyendo los de definición del Derecho, Justicia y Orden público, son proporcionados a través de un proceso exclusivamente voluntario de cooperación social que se convierte así en el objeto central de investigación de la Ciencia Económica moderna. En este sistema ninguna parcela se cierra al ímpetu de la creatividad humana y de la coordinación empresarial, potenciándose la eficiencia y la justicia en la solución de los problemas que puedan plantearse, eliminándose de raíz todos los conflictos, ineficiencias y desajustes que genera toda agencia monopolista de la violencia (Estado) por el mero hecho de existir. Además, el sistema propuesto elimina los incentivos corruptores del ser humano que genera el Estado, impulsando por contra los comportamientos humanos más morales y responsables, e impidiendo el surgimiento de ninguna agencia monopolista (Estado) que legitime el uso sistemático de la violencia y la explotación de unos grupos sociales (los que en cada momento mejor controlen los resortes del poder estatal) por otros (aquellos a los que no queda más remedio que obedecer). El anarcocapitalismo es el único sistema que reconoce plenamente la libre naturaleza creativa del ser humano y su capacidad continua para asumir comportamientos pautados cada vez más morales en un entorno en el que, por definición, nadie puede arrogarse el derecho de ejercer con carácter monopolista ninguna coacción sistemática. En suma, en el anarcocapitalismo todos los proyectos empresariales pueden probarse si obtienen con carácter voluntario el apoyo suficiente, por lo que son múltiples las posibilidades creativas de solución que pueden idearse en un entorno dinámico y siempre cambiante de cooperación voluntaria. La progresiva desaparición de los Estados y su paulatina sustitución por un entramado dinámico de agencias privadas, por un lado patrocinadoras de diferentes sistemas jurídicos y, por otro, prestadoras de todo tipo de servicios de seguridad, prevención y defensa constituye el contenido más importante de la agenda política y científica así como el cambio social más trascendental que habrá de verificarse en el siglo XXI _______________________________________________________ Implicaciones revolucionarias del nuevo paradigma (Jesús Huerta de Soto): La revolución contra el “Ancienne Règime” protagonizada en los siglos XVIII y XIX por los viejos liberales clásicos encuentra hoy su continuidad natural en la revolución anarcocapitalista del siglo XXI. El mensaje del anarcocapitalismo es netamente revolucionario. Revolucionario en cuanto a su objetivo: el desmantelamiento del Estado y su sustitución por un proceso competitivo de mercado constituido por un entramado de agencias, asociaciones y organizaciones privadas. Revolucionario en cuanto a sus medios especialmente en los ámbitos científico, económico-social y político. (a) Revolución científica: Especialmente en el ámbito de la ciencia económica que se convierte en la teoría general del orden espontáneo del mercado extendido a todas las áreas sociales. Incorporando, además, por contraste y oposición, el análisis de los efectos de descoordinación social generados por el estatismo en cualquier parcela en que incida (incluyendo las del Derecho, la Justicia y el Orden público). Y también el estudio de las diferentes alternativas de desmantelamiento del Estado, de los procesos de transición y de las formas y efectos de la privatización integral de todos los servicios que hoy se consideran “públicos”. (b) Revolución económica y social: No podemos siquiera intuir los inmensos logros, avances y descubrimientos humanos que podrán alcanzarse en un entorno empresarial totalmente libre del estatismo. Incluso hoy, y a pesar del continuo acoso gubernamental, ya empieza a desarrollarse en un mundo cada vez más globalizado una civilización desconocida con un grado de complejidad inabarcable e incontrolable por el poder del estatismo que alcanzará una expansión ilimitada una vez logre desembarazarse completamente del mismo. Y es que la fuerza de la creatividad de la naturaleza humana es tal que termina aflorando incluso por los resquicios más estrechos que dejan los gobiernos. Y en cuanto los seres humanos vayan adquiriendo una mayor conciencia de la naturaleza esencialmente perversa del Estado que les coarta y de las inmensas posibilidades que cada día se frustran cuando éste bloquea la fuerza impulsora de su creatividad empresarial se multiplicará el clamor social en pos de la reforma, el desmantelamiento del Estado y el avance hacia un futuro que hoy nos es del todo desconocido pero que habrá de elevar la civilización humana a cotas que hoy ni siquiera podemos imaginar. (c) Revolución política: Por cuanto la lucha política del día a día pasa a tener una importancia subsidiaria a lo indicado en (a) y en (b). Es cierto que siempre habrán de apoyarse las alternativas menos intervencionistas en clara alianza con el esfuerzo de los liberales clásicos en pos de la limitación democrática del Estado. Pero el anarcocapitalista no se queda en esa labor pues sabe y debe hacer mucho más. Sabe que el objetivo final es el desmantelamiento total del Estado y ello impulsa toda su imaginación y acción política en el día a día. Los avances incrementales en la buena dirección son, sin duda, bienvenidos pero sin caer jamás en un pragmatismo que traicione el objetivo último de lograr el fin del Estado que, por razones pedagógicas y de influencia popular siempre ha de perseguirse de forma sistemática y transparente. Así, por ejemplo, formarán parte de la agenda política anarcocapitalista hacer que los Estados sean cada vez más pequeños y tengan cada vez menos poder; que a través de la descentralización autonómica y municipal a todos los niveles, el nacionalismo liberal, la reintroducción de las ciudades-miniestados, y de la secesión se bloquee la dictadura de las mayorías sobre las minorías y de forma creciente los seres humanos “puedan votar más con los pies que con las urnas”; que puedan, en suma, asociarse a nivel global y por encima de las fronteras para lograr los más variados fines al margen y fuera de los Estados (organizaciones religiosas, clubes privados, redes de internet, etc.) (Frey, 2001). Por otro lado, debe recordarse que las revoluciones políticas no tienen por qué ser sangrientas. Esto es especialmente cierto cuando las mismas resultan del necesario proceso de educación y maduración social, así como del clamor popular y del deseo generalizado de acabar con el engaño, la mentira y la coacción que impiden realizarse al ser humano. Así, por ejemplo, básicamente incruentas fueron la caída del Muro de Berlín y la Revolución Checa que acabó con el socialismo en el este de Europa. Y mientras se llega a este importante resultado final deben utilizarse todos los resortes pacíficos y legales que permitan los sistemas políticos actuales. Se abre, pues, un futuro apasionante, en el que continuamente se descubrirán múltiples nuevos caminos que, en consonancia con los principios esenciales, nos permitirán avanzar en pos del ideal anarcocapitalista. Futuro que aunque hoy nos pueda parecer lejano, en cualquier momento puede ser testigo de pasos de gigante que incluso sorprendan a los más optimistas. ¿Quién fue capaz de predecir tan solo cinco años antes, que en 1989 se desmoronaría el Muro de Berlín y con él todo el Comunismo del este de Europa? La historia ha entrado en un proceso acelerado de cambio que, aunque nunca se detendrá, sí que abrirá un capítulo totalmente nuevo cuando el género humano, por primera vez en la historia moderna, logre desembarazarse definitivamente del Estado y reducirlo tan solo a una oscura reliquia histórica de trágica memoria. El inicial movimiento revolucionario (utópico y erróneo) de los liberales clásicos contra el Antiguo Régimen cae en el pragmatismo de aceptar el Estado y abre las puertas a los totalitarismos socialistas (Comunismo y Fascismo-Nazismo). La caída del Socialismo real da entrada a la Socialdemocracia que hoy impera por doquier (pensamiento único). La segunda etapa, aún pendiente, de la fracasada revolución liberal (por el error e ingenuidad de los liberales clásicos) consiste precisamente en la evolución hacia el anarcocapitalismo. Una de las consecuencias del fracaso de la revolución liberal fue la aparición del comunismo libertario, unánimemente denostado y perseguido por el resto de sistemas políticos (y en especial por los más de “izquierdas”) precisamente por su carácter antiestatista. El comunismo libertario es también utópico pues al no aceptar la propiedad privada se ve abocado a utilizar la violencia sistemática (“estatal”) en contra de la misma cayendo en una contradicción lógica irresoluble y bloqueando el proceso social empresarial que impulsa el único orden anarquista científicamente concebible: aquel constituido por el mercado libertario capitalista. La tradición anarquista en nuestro país es de rancio abolengo. Sin olvidar sus grandes crímenes (en todo caso cuantitativa y cualitativamente inferiores a los de comunistas y socialistas) y las contradicciones en los que incurrió, constituyó, especialmente durante la España de la Guerra Civil, un experimento (abocado al fracaso) que tuvo en su momento gran respaldo social y que, al igual que sucedió con la vieja revolución liberal, tiene hoy su segunda gran oportunidad en la superación de sus errores (carácter utópico del anarquismo que niega la propiedad privada) y en la asunción del orden de mercado como única y definitiva vía hacia la supresión del Estado. Si los anarquistas españoles del siglo XXI son capaces de hacer suyas estas enseñanzas de la teoría y de la historia muy probablemente España de nuevo sorprenderá al mundo (esta vez de forma general y definitiva) impulsando la vanguardia teórica y práctica de la nueva revolución anarcocapitalista. ENLACES DE INTERÉS: es.wikipedia.org/wiki/Anarcocapitalismo#Cr.C3.ADticas El liberalismo contra el derecho al aborto: una argumentación liberal pro-vida (Dedicado a alguien a quien admiro): liberalismo.org/articulo/226/53/liberalismo/derecho/aborto/argumentacion/liberal/ liberalismo.org/articulo/253/118/david/friedman/anarcocapitalismo/utilitarista/
Posted on: Tue, 22 Oct 2013 09:28:19 +0000

Trending Topics



ransport Rijssen bouwt multifunctioneel gebouw in
1998-2000 Ford Ranger Fuel Tank Filler Neck/Tube/Pipe
GUT HEALTH TIP 9 - Are undiscovered food intolerances causing you
Cazuela was taken in the afternoon in October 30th 2011. My wife
CURSURI SI INITIERI SPIRITUALE PE 255 DE SISTEME: 1.Reiki Usui
The number 7 is my number,thanks to Brenda Boyles Wetstein- here

Recently Viewed Topics




© 2015