Mientras viajaba esta semana, me enteré de la muerte de una persona a la que respetaba, Blanquita Tirachini, mi primera jefa. Recuerdo dos cosas de ellas. Junio de 2004. Me faltaban unos días para la segunda operación, luego de concluir con la quimioterapia. Me llaman de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Neuquén para una entrevista. Resulta que me había presentado para una pasantía por el programa de radio en Universidad-Calf y quedé segundo o primero en la lista. Como había un requisito de ser de Neuquén, quedé yo. Le explicó a Blanca, por aquel entonces, la defensora del pueblo, que no podía empezar esa semana porque me operaban el viernes y ya me habían ordenado reposo por dos semanas. Ella me dijo que no había problema y que me esperaban. Dos semanas después, en el último día, me llama a casa para preguntarme como estaba y si podía hacer la pasantía le dije que sí. Ella contestó que nos veíamos el lunes para empezar a idear la propuesta radial. Lo segundo que rescató ya es más del programa. Un tanto preocupado yo por la música que se podía pasar, le consultó que estilos tenía permitido. Mi pregunta iba, más que nada, porque estaba la idea de pasar sólo música en castellano o de latinoamerica por ser la radio que era y por la institución que se representaba. Ella me dice: "Pablo, será el programa de la Defensoría pero el programa lo haces vos. Elegí la música que vos quieras pasar". Y así hicé, igual con un mínimo criterio estético. Estas dos historias, tal vez mínimas, son las que rescato de Blanquita. Estas historias y las veces que caía los sábados por la mañana en la radio con una docena de facturas para acompañar los mates.
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 22:41:34 +0000
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