Miguel Estay, El Fanta: Las razones de un verdugo Por Francisca - TopicsExpress



          

Miguel Estay, El Fanta: Las razones de un verdugo Por Francisca Skoknic en Actualidad y Entrevistas PARTE 2 ¿Cómo vive después de haber entregado a mucha gente que desapareció? Dolorosamente… Yo he reconocido mi responsabilidad en la identificación de una cantidad de militantes del PC… Uno intenta justificarse. Eso siempre está presente… Y eso me lleva de nuevo a la pregunta sustantiva: si todo ello justifica la necesidad de ser un detenido desaparecido… Algunos pudieron hacer la opción voluntaria del martiriologio… Pero avalar o respaldar eso me parece éticamente dudoso. Usted participó más tarde en la Dicomcar y en el degollamiento de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero. Nunca ha pedido perdón respecto de esos asesinatos. -En eso hay que ser cauteloso. Esto lo he conversado con el padre Fernando Montes, que ha tenido la inmensa generosidad de acompañarme muchas veces. Lo clave es cómo establecemos la forma en que pedimos perdón. Para algunos, podría ser suficiente algo entre esa persona y Dios. Quiero que me entienda que no existe una forma única de pedir perdón. Por ejemplo, yo me acogí a la Ley de Arrepentimiento Eficaz, la forma que estableció la justicia de poder colaborar con las causas, algo tan sentido para los familiares de las víctimas. Eso fue muy cuestionado en la época. Muchos vieron en esto una forma de aprovechamiento. Y yo les garantizo que si de algo puedo estar arrepentido es de haberme acogido a esa ley, porque me significó, por votación popular de mis compañeros de causa, 6 años en Colina II y aislamiento. Asumir la verdad – como la han asumido Carlos Herrera y otros-, significa un verdadero problema. No es fácil, lo garantizo. Manuel Guerrero En el último tiempo Estay Reyno ha cultivado una insólita relación con Nelson Caucoto y Héctor Salazar, dos de los abogados querellantes del Caso Degollados. Ambos conducen el programa “Hablando en voz alta”, en radio Tierra y Estay los escucha y les envía sus comentarios. “No es que todo el mundo en Punta Peuco sea del fans de Salazar y Caucoto”, dice el ex agente. Pero reconoce que ese programa los mantiene al tanto de los juicios. Fueron justamente Caucoto y Salazar quienes le comunicaron que Manuel Guerrero Antequera quería conocerlo. ¿Cuál era su relación con Manuel Guerrero? Su hijo dice que estuvo en su casa y jugó con él… -Lo conocí en1969, cuando ingresé a la Juventud Comunista. Tenía un rango de dirección y yo era un militante más. Empecé a tener algunas responsabilidades y lo veía diariamente en diversas actividades, pero nunca tuvimos ese grado de cercanía. No recuerdo haber estado nunca en su casa. Conocí a su señora perfectamente bien, pero insisto, no creo que haya habido un grado de amistad. Sí de cercanía. Manuel Guerrero hijo quiere conversar con usted. -En agosto de 2006 recibí a través de una tercera persona, una solicitud de Manuel Guerrero Antequera para visitarme acá. Entendiendo que es una situación muy difícil para él y para mí, accedí inmediatamente. Pero no se ha concretado la autorización. Se me ha dicho que él todavía está pensando sobre esta alternativa. Tengo la más absoluta disposición a recibirlo. Seguramente le va a preguntar por qué mataron a su padre. ¿Como se responde eso a un hijo? -Es inmensamente difícil poder responder algo así… Espero poderle responder algo que sea lo más cercano a la verdad y que él pueda, de alguna manera, entenderlo. Pero la respuesta tengo que entregársela a él. La familia cree que una razón por la cuál Guerrero fue asesinado es un relato que escribió en 1976 en donde lo identifica a usted como uno de los hombres que lo torturó en su primer secuestro. -No he leído el testimonio. Sí he encontrado una multitud de testimonios de esas mismas características. Gente que ha pretendido identificarme y que no correspondería con actuaciones mías. ¿Cómo justifica hoy ante los ojos de la sociedad esos asesinatos? Es imposible poder justificar ese tipo de cosas hoy…Nada ni nadie puede justificar las muertes ocurridas. ¿Se refiere a todas las muertes? Absolutamente todas las muertes. No es por escudarse detrás de los más grandes siendo el más chico del curso, pero a mí me han tocado 15 años de cárcel, lo he perdido absolutamente todo y creo que hay muchas responsabilidades que nunca han sido asumidas. Obviamente que esto no empezó el 11 de septiembre de 1973 ni partió por el mal humor de algún general que ese día tuvo la idea de tomarse el poder. Hubo muchas cosas previas, una exacerbación de los ánimos, una sobreideologización en todas partes. Usted estuvo en la posición más extrema de ambos bandos. Sí. Soy como el personaje de “La Hora 25”: siempre eligiendo mal. Es parte de las desacertadas decisiones que he tomado toda mi vida. Yo me he equivocado casi siempre. ¿Qué ha sido lo peor? Indudablemente el tener participación en quitarle la vida a una persona. En cualquier condición es una muy mala cosa. Doce años junto a Romo Dice que en estos 15 años lo ha perdido todo… -Han sido años duros, difíciles. Lo más duro ha sido la lejanía con mi familia. ¿Su quiebre matrimonial fue posterior a la condena? -Sí, claro. Queda bastante claro que es parte de todo esto… ¿Quiénes son sus cercanos aquí en Punta Peuco? -Tengo una cercanía muy grande con el suboficial de carabineros Armando Cabrera. También tuve mucha cercanía con Osvaldo Romo. Era mi vecino de pieza y estuve mucho tiempo con él en Colina. En total, pasamos juntos 12 años. En muchas ocasiones me tocó avisar de sus emergencias médicas, de asistirlo porque era altamente dependiente. ¿Cómo era su relación con Romo? -Ahora, era un anciano diabético, hipertenso, con las siete plagas, incapaz de desplazarse ni apoyarse sobre sus pies. Conservaba sí una buena memoria de largo plazo. Y podía ser incluso entretenido. Tenía muchas historias, aunque no me consta que todas hayan sido verdad… En una docena de ocasiones lo vi muy cerca de la muerte. En una ocasión se lo llevaron agónico. Yo he tenido un reencuentro con la fe católica, por ello creo que había suficientes jueces que lo juzgaban, así es que yo no estaba entre ellos. ¿Él le heredó todas sus pertenencias? -No, la verdad es que vivió muy pobremente los últimos años. Hubo años completos en que no tuvo ninguna visita. Vivía muy afectado por la situación de su familia en Brasil, indocumentada. Él recibió de la caridad de organizaciones religiosas algunas cosas, especialmente de alguien que siempre fue muy cercano y sigue siéndolo: Sor Yolanda. Lo quería entrañablemente. Los nietos de Osvaldo vinieron desde Brasil al sábado siguiente de su muerte. Cuando fui a saludarlos, me manifestaron que había muchas cosas que no se iban a llevar y que querían dejármelas. Lo agradecí. Una parte fue donada a otro lugar, otras las conservamos yo y otros que las necesitaban. ¿Qué sintió cuando vio su funeral? -Lo habíamos conversado varias veces… Él tenía un concepto muy claro de que se aproximaba a su fin. Hace un par de años un cardiólogo del hospital Barros Luco lo desahució. A partir de eso se conversó sobre la posibilidad de que se pudiera disponer de sus restos y que la familia pudiera a su vez cremarlo. Era un paria de la sociedad y la manifestación más física es que nunca se había visto un funeral tan… -De tanto abandono. Creo que él lo esperaba. El verdadero funeral fue el segundo: fueron las personas a quienes importaba Osvaldo Romo. Sus nietos, esta señora que lo visitaba, un par de religiosos, no más. En los 12 años que estuve aquí nunca conocí otros familiares que lo visitaran. Algunos amigos de repente se aparecían… El padre Montes contó que vino a una graduación universitaria suya. -Sí, estando en Colina tomé un diplomado en técnicas de Manejo Conductual de la Universidad Católica del Norte. Duró varios semestres, y la universidad tuvo la generosidad de hacerme una ceremonia acá en Punta Peuco. Y el padre Fernando, a quien quiero inmensamente, tuvo la generosidad de acompañarme. Antes tuve que dar la prueba de aptitud (y muestra el certificado: verbal 745, matemática 679, historia y geografía 749) Le habría alcanzado casi para cualquier carrera. -Sí… Mi trabajo de titulación lo hice sobre autismo…(tiene un hijo autista) La PAA y el diplomado hablan de una actitud frente al encierro, ¿cómo es su vida cotidiana? -Una de las cosas que uno debe evitar es preguntarse qué voy a hacer hoy. Yo sigo más o menos una misma rutina: me levanto muy temprano, tomo desayuno a las 5:30, escucho noticias, soy bastante fanático en eso. En la tarde me dedico a la lectura. Tengo un montón de intereses distintos. Tenemos la intención de organizar una biblioteca en Punta Peuco y un taller literario. El desencierro es a las 8 de la mañana. A esa hora empiezo las actividades físicas. Hago bastante gimnasia, pesas, corro. Y ahora nos autorizaron a jugar unos partidos de baby fútbol dos veces a la semana. Es la Sub- 60 más o menos. Culpas ajenas Aunque está condenado a cadena perpetua Estay Reyno no está dispuesto a cargar con culpas ajenas. Por eso, durante la última visita a Punta Peuco del presidente de la Corte de Apelaciones, Cornelio Villarroel, Estay le pidió estudiar su inculpación en el secuestro de Reinalda Pereira –embarazada de 3 meses- y Edrás Pinto. La investigación del ministro Víctor Montiglio en el llamado Caso Conferencia hizo aparecer otros responsables. Estay pide que lo des-amnistíen y lo juzguen. “Existe una demostración de mi no participación en esos dos casos, habiendo ya personas incluso confesas”, argumenta. Usted está condenado a cadena perpetua, ¿Por qué le importa acreditar su inocencia en esos casos? -Hoy existe un esfuerzo por fijar judicialmente todas estas situaciones lo más cercano a la verdad. Por ello, también es importante discriminar entre culpables y no culpables. No veo por qué yo debiera cargar con hechos que no me corresponden. ¿Cree que aclarando esos casos podrían indultarlo? -Siendo bien honesto, no creo que exista el espacio político. Lo solicité el ’97, pidiendo la conmutación de la pena por la de extrañamiento en Paraguay. Se demoraron 7 años en decirme “no”. Pero sí creo que establecer la verdad es importante. Hoy hay una masa de información acumulada que no existía cuando partieron estos juicios y era más fácil quedarse con aquellos que creaban menos problemas. Pero gracias a los jueces con dedicación exclusiva empezaron a aparecer una serie de personajes que estaban bastante protegidos por las instituciones. A los jueces les empezó a resultar sin sentido que personajes muy menores hubieran tenido las responsabilidades, mandos y las posibilidad de acción que se les atribuían. En el Caso Degollados, ¿qué tan arriba delimita las responsabilidades? -Tengo la convicción de que hubo una autoría intelectual de la superioridad, pero no tengo las pruebas. Tendría que hablar otra gente, la que sí tenía acceso a esas reuniones. Hoy, ya se ha establecido la verdad: que no se movía ni una hoja sin el conocimiento de las jefaturas de las instituciones. Pero durante mucho tiempo hubo una intencionalidad clara de silenciarlo con equipos y departamentos de contrainteligencia.
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 12:32:15 +0000

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