Mil infiernos hemos creado y en ellos somos atormentados día a - TopicsExpress



          

Mil infiernos hemos creado y en ellos somos atormentados día a día. Pero también podríamos elegir salir de ellos y pertenecer al reino de Dios. Solo es uno, pero sobra y basta con su justicia y su paz. Peligro, infierno abierto, by Fiñe No existe el infierno. Un lugar cavernoso, de lagos de fuego, sombras largas y criaturas espantosas es ajeno a las buenas intenciones de un Dios bueno. No existe el infierno, ese lugar perdido para perdidos, donde los santos olvidan a las criaturas miserables pero no sus pecados para señalarlos siempre y sentir alivio porque ellos sí son buenos. Un Padre que anhela a sus hijos todo el tiempo no pudo haber creado un sitio de abandonados. No existe el infierno, ese lugar sin escapatoria, sin vuelta de hoja, como agujero hondo, mil veces hondo. ¿Cómo podría existir si Dios no cesa de dar segundas, terceras, infinitas oportunidades? No existe el infierno como instrumento de purificación porque nunca el dolor ha sido evangelio, ni verdad ni justicia. El único camino del Señor para ayudarte a crecer es su compañía feliz y su ejemplo conmovedor. Pero sí existe el infierno. Existe el infierno que es filtro de santidad, normas elevadas e intransigencia para evitar a los indeseables, aunque el Dios de brazos abiertos solo propone amar y volver a amar. Existe el infierno de tu culpa, alimentada desde el púlpito, desde las miradas severas, desde las manos que dejan de extenderse hacia ti cuando yerras, aunque Dios te perdona desde el amanecer para hacerte sentir ligero y dichoso en cada jornada. Existe el infierno del control llamado religión, para encajonar tu libertad con tanto trabajo defendida por Dios para tu bien. ¿Cuál iglesia dicen que estableció el Salvador? ¿dónde dicen que lo decretó? Existe el infierno de la locura teológica, empeñada en añadir al evangelio simple capas y capas de teorías y argumentos complejos, para decirte luego que para su comprensión requieres largo y concentrado estudio de textos antiguos. Si tan solo quitara el hambre o la nostalgia o la enfermedad dominar la teología… Existe el infierno de la futurología, esa manía de obsesionarse con lo que vendrá, para después vivir temiendo ese futuro imaginado, mientras el Señor espera que hagamos justicia al prójimo de hoy. Existe el infierno del camino único, la verdad absoluta y la doctrina verdadera causante de división y conflictos y de que unos creyentes pierdan la riqueza descubierta y experimentada por quienes son diferentes. Pero a Dios, ¿quién puede asirlo, quién tiene el monopolio de su saber y la llave exclusiva de su gracia? ¿por qué alguien osa declararse su vocero o parte de su pueblo especial cuando todo ser humano, inclusive quienes eligen no creer, es amado y aceptado y bendecido por él? Existe el infierno de la formalidad y la experiencia estandarizada y prevista, que condena la frescura, la aventura de la imaginación, los sentimientos a flor de piel, las locuras de juventud, ¡las locuras en la vejez! los espacios abiertos, la espiritualidad minimalista, la charla en lugar del sermón, el consuelo y la risa en lugar del adoctrinamiento. Ay, infierno, que condenas al Espontáneo eterno. Y ahora existe el infierno de la superficialidad, de la ausencia de compromiso y los actos asistenciales, donde pululan los que solo desean encerrar a Dios en un twitt e imaginan un cielo donde solo hay videos dulzones que muestran a Jesús melancólico o al borde de la lágrima. La potente ciencia del Señor, su filosofía filosa, su constancia hasta las últimas consecuencias, no caben ahí. Mil infiernos hemos creado y en ellos somos atormentados día a día. Pero también podríamos elegir salir de ellos y pertenecer al reino de Dios. Solo es uno, pero sobra y basta con su justicia y su paz. En línea.. Peligro, infierno abierto
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 12:37:51 +0000

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