Militares brasileños se preparan para un posible conflicto - TopicsExpress



          

Militares brasileños se preparan para un posible conflicto durante la visita del Papa a Rio Las Fuerzas Armadas de Brasil movilizarán más de 13.000 efectivos durante la visita del papa Francisco a Rio de Janeiro entre los días 23 y 28 de julio, en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un acontecimiento que atraerá a entre 1,5 y dos millones de personas. El Centro de Coordinación del Área de Defensa (CCDA/RJ) gestionará las acciones de defensa y seguridad en Rio y en el “Campus Fidei” [Campo de la Fe], sitio donde se realizará la vigilia de cierre y la misa papal, ubicado en la región de Guarativa, a unos 70 km al oeste del centro de Rio. El general José Alberto Costa Abreu, coordinador de la CCDA/RJ y comandante de la Primera División del Ejército, dijo que las recientes protestas en Brasil no cambiarán el plan de seguridad de la JMJ. “Se prevé que pueden ocurrir posibles manifestaciones, por diferentes motivos, por lo que estamos preparados con nuestras tropas de control de disturbios y un serio trabajo de inteligencia”, dijo Abreu a Diálogopor vía telefónica el 9 de julio desde Rio de Janeiro. Según informó, la cantidad de militares que participarán de la JMJ aumentó levemente a 10.200 efectivos, pero esto no guarda relación con las protestas del mes pasado. “En cambio, hemos reemplazado una empresa de seguridad privada que operaría dentro del Campus Fidei por un batallón de infantería motorizada de la ciudad de Petrópolis [a 68 km de Rio] para obtener mejores resultados”, precisó. Tres grandes desafíos En términos generales, la “Operación Papa” movilizará a unos 13.700 hombres de las Fuerzas Armadas, los organismos de seguridad y orden público y otras instituciones. El Ejército solamente desplazará a unos 7.000 efectivos y 410 vehículos, incluidos 360 vehículos operativos y 50 administrativos. “Seguramente, no se verán manifestaciones en Guaratiba con tanta gente como vimos recientemente en el centro de Rio” añadió Abreu. “Guaratiba está lejos del centro de la ciudad. Lleva un buen rato llegar hasta allí. Más aún, las autoridades decretaron días feriados el jueves 25 y el viernes 26, y los actos de Guaratiba se realizarán los días sábado y domingo”. No obstante, Abreu sostuvo que se esperan algunas manifestaciones pequeñas, y que las Fuerzas Armadas están preparadas para hacer frente a protestas violentas y radicales. “Estamos aislando el área de reunión del Campus Fidei con tres líneas de defensa, utilizando efectivos del Ejército, de modo que puedan contener cualquier tipo de protestas y evitar que se acerquen al Papa”, explicó. Abreu dijoDiálogo que la JMJ plantea tres grandes desafíos para las Fuerzas Armadas de Brasil: mantener una imagen de seguridad, el manejo de las multitudes y las preocupaciones vinculadas al terrorismo. “Estamos brindando seguridad a una personalidad de relevancia mundial. Los ojos del mundo estarán en Rio”, expresó, al tiempo que explicó que si bien no se utilizarán detectores de metal para cada persona ni se inspeccionará cada bolso, “los detectores de metal serán utilizados para revisar a las personas que se ubiquen en el área del escenario del Campus Fidei que es la más cercana al Papa”. Añadió además que“ estamos llevando adelante trabajo de inteligencia para detectar posibles signos de amenazas terroristas. Hasta ahora no se han observado indicios en tal sentido, pero es algo que no podemos pasar por alto”. Visita papal: el mayor acontecimiento en la historia de Rio Funcionarios y analistas sostienen que Brasil nunca ha presenciado un evento de tal magnitud. Eduardo Paes, alcalde de Rio de Janeiro, dijo recientemente a los reporteros que la JMJ será un gran dolor de cabeza, aún mayor que el de los Juegos Olímpicos de 2016. Abreu coincide. “Es un desafío a la seguridad, pero estamos seguros en este tipo de actividades, tras haber trabajado en grandes eventos como los de Rio +20 y la Copa Confederaciones. Es un acontecimiento especial, pero estamos preparados”. El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Brasil trabajarán en conjunto para garantizar la seguridad durante la visita del papa Francisco. La Novena Brigada de Infantería Motorizada con base en Rio, supervisará la protección del escenario y el altar del Campus Fidei. También ocupará 14 estructuras estratégicas relacionadas con el suministro de agua, electricidad, telecomunicaciones y transporte. De manera similar, la unidad de artillería de la Primera División de la Armada, de la ciudad de Niterói, concentrará sus esfuerzos en los principales sitios turísticos en las afueras de Guaratiba, como así también en los lugares visitados por la presidenta Dilma Rousseff. La Armada brasileña se ocupará de la seguridad marítima a lo largo de la costa atlántica de Rio y patrullará las aguas que rodean los aeropuertos Tom Jobim y Santos Dumont. La Armada empleará dos grupos operativos de marineros: uno para reforzar la Brigada de Infantería de Paracaidistas y otro que se enfocará en el centro de Rio y la zona portuaria. Centro de comando CCDA en Rio La Fuerza Aérea brasileña también tendrá un rol importante. El Comando de Defensa Aeroespacial de Brasil (COMDABRA) supervisará el control del espacio aéreo, y dos Batallones Especiales de Infantería Aeronáutica (BINFAE) controlarán la seguridad en los aeropuertos Tom Jobim y Santos Dumont. Los equipos conjuntos también incluyen la ciberdefensa; la defensa química, biológica, radiológica y nuclear; la prevención, supresión y combate del terrorismo; la cooperación fronteriza y el monitoreo de explosivos, según las Fuerzas Armadas. El CCDA/RJ opera dentro del Palacio Duque de Caxias de Rio, que sirve como cuartel general para el Comando Militar Este. Desde este lugar, las autoridades militares y las fuerzas de seguridad estarán monitoreando los puntos estratégicos de la ciudad las 24 horas del día, señaló el Ejército en un comunicado. Una estructura similar fue utilizada con éxito durante la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de la ONU, Rio +20, y sigue estando disponible para operaciones de defensa y seguridad durante eventos de importancia como la JMJ, la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Evitar la violencia a cualquier precio Las autoridades manifiestan su deseo de evitar que se repitan las protestas masivas que se diseminaron a 100 ciudades de todo Brasil en el último mes, las cuales dejaron un saldo de cinco muertos y cientos de heridos. Si bien las protestas fueron en gran medida pacíficas, los vándalos aprovecharon para saquear negocios y atacar autos, bancos, señales de tránsito, semáforos y edificios públicos. El movimiento comenzó con unos cientos de estudiantes que se oponían al aumento de las tarifas de transporte, pero luego se convirtió en una ola de protestas masivas contra la corrupción, los altos impuestos, la falta de infraestructura, los deficientes servicios públicos y el gasto excesivo en la Copa Confederaciones y la Copa del Mundo de 2014. Solamente el 20 de junio, más de un millón de personas se reunieron en todo el país. En Brasilia, los manifestantes arrojaron cócteles molotov contra el Palacio Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Rio de convirtió en un campo de batalla cuando hombres enmascarados intentaron ingresar por la fuerza en la sede municipal. Los manifestantes también se enfrentaron con la policía en Salvador, Pôrto Alegre, Belém, Campinas y Fortaleza. Grupos organizados se infiltraron entre los manifestantes en Belo Horizonte con el fin de "destruir la ciudad", señaló el coronel Antonio Carvalho, comandante del Batallón Especializado de la Policía Militar de Minas Gerais. Analista: La policía se enfrent a una ‘situación tensa’ Marco Antonio Villa, profesor de ciencias sociales de la Universidad Federal de São Carlos, dijo que la policía había realizado un buen trabajo de acuerdo a los estándares brasileños. “En términos generales, a pesar de los problemas, la acción policial fue ejercida a fin de garantizar el derecho a protestar pacíficamente de aquellas personas que querían manifestarse, como así también para proteger la propiedad pública y privada de acuerdo a lo establecido en nuestra constitución”, comentó Villa. “Aun para un agente bien entrenado, es difícil lidiar con situaciones muy tensas donde las personas arrojan bombas caseras y piedras”, añadió.“Habitualmente, existe una desproporción entre el número de policías y de manifestantes. Por ejemplo, hemos visto unos 30 efectivos de choque intentando defender un edificio rodeado por 5.000 personas. Es muy complicado”. Los analistas políticos coinciden en que las manifestaciones donde el vandalismo se suma a las protestas políticas masivas no tienen precedentes en la historia brasileña reciente. No se produjo algo semejante en la campaña en favor de la democracia “Diretas Já” en 1984, ni durante el movimiento estudiantil “caras pintadas” que llevó a la impugnación del expresidente Fernando Collor de Mello en 1992. “Las actuales protestas tomaron a todos por sorpresa, incluso a la policía”, indicó el sociólogo Luiz Flávio Sapori, coordinador del Centro de Estudios e Investigación en Seguridad Pública (CEPESP) de la Universidad Pontífica Católica de Minas Gerais.
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 17:38:54 +0000

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