Monsanto: El agente naranja y la expansión en la Argentina AREA - TopicsExpress



          

Monsanto: El agente naranja y la expansión en la Argentina AREA X (Especial para Urgente24) - La justicia surcoreana dio la razón este viernes a 39 excombatientes que afirmaban haber enfermado a causa del agente naranja, un químico utilizado por los estadounidenses en la guerra de Vietnam, y ordenó a las multinacionales Monsanto y Dow Chemicals que los indemnicen. Monsanto tiene el 98% del mercado de las semillas de soja transgénicas en la Argentina y sigue expandiéndose. El Tribunal Supremo surcoreano considera demostrada la correlación epidemiológica entre ese desfoliante y las enfermedades de piel desarrolladas por estos ex militares que combatieron junto a los estadounidenses contra el Vietcong. La corte ordenó a Monsanto y Dow Chemicals, productores del agente naranja, indemnizar a los demandantes con un total de 466 millones de wons (unos 315.000 euros), sumas que seguramente no recibirán nunca. Dow Chemicals anunció que rechaza la sentencia de la justicia surcoreana e invocó decisiones anteriores en USA, según la agencia de prensa Yonhap. Sin embargo, el alto tribunal surcoreano invalidó un recurso presentado por otros miles de veteranos. Un total de 16.000 excombatientes demandaron individualmente en 1999 a las empresas estadounidenses y reclamaron el equivalente a 3.400 millones de euros de indemnizaciones. Corea del Sur movilizó a 300.000 combatientes en las filas estadounidenses en la guerra del Vietnam. Por su parte, Hanoi afirma que hasta 3 millones de vietnamitas fueron expuestos a la dioxina que contiene el agente naranja, un millón de los cuales sufre graves problemas de salud. Entre ellos se encuentran 150.000 niños que nacieron con deformaciones. El agente naranja es uno de los venenos por los que se cuestiona fuertemente a una compañía (Monsanto) que hoy está dedicada a la producción de alimentos, modificando las semillas geneticamente. Por supuesto, no faltan las sospechas que sostienen que Monsanto forma parte de la agenda de las elites planetarias para establecer el uso de alimentos como armas para reducir y controlar a la población mundial. En ese marco, la compañía multinacional incrementa su actividad en la Argentina. Monsanto continúa trabajando en el desarrollo de proveedores locales. La compañía implementa, desde hace cuatro años, un plan progresivo cuyo objetivo es extender la red de proveedores nacionales que acompañan el trabajo diario de la empresa. La compañía realizó la Reunión Anual de Proveedores (RAP), un encuentro que contó con la participación de los nuevos proveedores de la localidad de Malvinas Argentinas, Córdoba, donde Monsanto está construyendo una planta de tratamiento y acondicionamiento de semillas de maíz con una inversión de 1.500 millones de pesos. El 70 por ciento de los materiales utilizados para la construcción de esta nueva planta son de origen nacional. Con la participación de 180 proveedores, el encuentro realizado en el Hotel Howard Johnson de Pilar tuvo como objetivo compartir la actualidad del negocio de la compañía y los desafíos de crecimiento en la región. “Estamos convencidos de que establecer relaciones robustas y sustentables en el largo plazo con nuestros socios estratégicos, como así también fomentar el desarrollo de alternativas locales es fundamental para lograr nuestros objetivos de crecimiento”, expresó Juan Cruz Valdez Rojas, Líder de Compras para Monsanto Latinoamérica Sur. Además de Juan Cruz Valdez Rojas, los oradores del encuentro fueron Héctor Tamargo, Director de Supply Chain, Juan Farinati, Director de Ventas, y Pablo Vaquero, Director de Asuntos Corporativos. Representantes de todas las áreas de la compañía participaron de la reunión, donde Monsanto transmitió su esencia: el compromiso de agricultura sustentable. La necesidad de producir más, mejorando el rendimiento mediante una combinación de mejoramiento genético, biotecnología y prácticas agronómicas mejoradas, conservar más, duplicando los rendimientos de los cultivos con un tercio menos de recursos por unidad producida, y mejorar la calidad de vida de los productores y sus comunidades, fue expuesta durante el encuentro. En Argentina, uno de los principales productores mundiales de soja, alrededor de 98 por ciento de las plantaciones de esa oleaginosa son de semillas transgénicas, una variedad desarrollada en los laboratorios de Monsanto que resiste la aplicación del herbicida glifosato, de la misma firma. Asimismo, 80 por ciento de las tierras cultivadas con maíz son también con semillas transgénicas. Para 2014, esta transnacional estadounidense prevé inaugurar una planta de acondicionamiento de semillas de este tipo en la central provincia de Córdoba, que producirá 60.000 toneladas por año. La idea, dicen los responsables de la empresa en su sitio de Internet, es contribuir a la meta de duplicar la producción de alimentos para 2050. Pero junto con esta promesa, Monsanto también prevé una mayor fiscalización de las semillas que produce, que la que hubo hasta ahora. Carlos Carballo, coordinador de la cátedra de soberanía alimentaria de la Facultad de Agronomía de la estatal Universidad de Buenos Aires, advirtió que esta expansión amenaza la diversidad de semillas nativas y criollas adaptadas a las condiciones del suelo y el clima de cada región. “La semilla no es una mercancía, sino parte de un patrimonio de la humanidad”, subrayó Carballo ante la consulta de IPS. Con el avance del monocultivo de soja y maíz transgénico, que está previsto en los planes del gobierno de aumento de la producción de alimentos, “habrá una expulsión masiva de pequeños productores”. Los conflictos por la tierra ya son una realidad. Un estudio del Ministerio de Agricultura y de la estatal Universidad Nacional de San Martín dio cuenta en 2012 de que eran 830 las controversias que involucraban a 60.000 familias, en su mayoría productoras de subsistencia. Las pujas se incrementaron con el avance de la frontera agrícola liderado por los cultivos transgénicos. Para Carballo, más allá de la ley que se apruebe, las empresas ya lanzaron su estrategia de protección de los nuevos conflictos. Monsanto comunicó en 2012 que ya no entregaría más semillas a productores que no hubieran firmado un compromiso que, entre otras cláusulas, permitiera a la firma fiscalizar su uso. Apenas unos meses después de esa advertencia, Monsanto informó que entre 70 y 80 por ciento de los productores de soja ya habían firmado ese contrato, es decir que estaban obligados no solo a pagar regalías, sino a abstenerse de reutilizar las semillas patentadas bajo amenaza de acciones legales. Monsanto, la principal productora de transgénicos en Argentina, fue la gran responsable de la expansión en los años 90 de la soja de este origen con su estrategia de resignar el cobro de regalías, señaló a IPS el ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho, coordinación regional de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL). “Eso le permitió ampliarse a todos los países del Cono Sur” de América, dijo este académico de vasta trayectoria en la materia, responsable de producir actualmente 47 por ciento de la soja y 28 por ciento del maíz que se venden en el mundo, según datos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Ahora la estrategia es exigir la firma de contratos. “El productor no tiene escapatoria ni posibilidad de volver a usar la semilla”, remarcó Souza. urgente24/areax/2013/07/monsanto-el-agente-naranja-y-la-expansion-en-la-argentina/
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 07:01:12 +0000

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