Muchas personas a diario mueren por suicidio que ni ellas ni sus familiares lo saben a conciencia. ¿Cómo es esto? Efectivamente millones de seres humanos en el mundo mueren de suicidio espiritual sin ser consciente de este tipo de mal que ni la medicina lo ha detectado ni se ha pronunciado al respecto. ¿Cómo se sustenta esto?. La gente no quiere entender ni aceptar que 70 % de las enfermedades físicas o corporales, provienen de las emociones o del espíritu. Se ha detectado que enfermedades relacionadas al sistema digestivo como gastritis, ulcera, apendicitis o peritonitis, es motivado a tanta rabia, resentimiento y odio acumulado, en tanto, enfermedades del corazón, huesos, rodillas y cáncer, es producto de falta de perdón, de exceso de amargura y de soledad por no aceptar a los demás como son. Cada vez que recae una persona y es intervenida en el quirófano por cualquiera de estas enfermedades u otras con prescripción irreversible muriéndose a mengua, realmente no se está muriendo de la enfermedad que le determinó su médico, el verdadero diagnóstico es muerte por suicidio espiritual. Una persona va atentando, manchando y maltratando su espíritu con cúmulos de egoísmo, envidia, celos, traiciones, ambición desmedida, codicia y tantas miserias humanas, que a larga queda la persona presa espiritualmente en un callejón sin salida y sin luz, agobiada de temores y sufrimientos. Los invito a analizar el proceso de retroceso de estos seres humanos y cómo se va contaminando todo cuando la última zona se enferma. Ustedes habrán escuchado que somos una unidad indivisible conformada por Cuerpo-Mente-Alma. La última que es el alma, representada por el espíritu, es la más tenue, superficial, invisible y de menor importancia algunos), realmente es la más delicada de las tres. Si ésta se enferma de los males que ya mencioné anteriormente, inmediatamente afecta a la zona que tiene más cercana que es la mente, empezando por las emociones, lo cual se puede observar a través de cuadros de tristeza, estados depresivos, llantos incontrolables, eterno sufrimiento, pánico, odio, rencor entre otros. Cuando nuestras hormonas o emociones revientan, porque déjenme decirles que estas glándulas se comportan como válvulas, buenas para drenar tanta carga, adrenalina y rabia, pero peligrosas cuando se aguanta y no se suelta, produciendo en el cerebro explosiones irreversibles impactando desprevenidamente a la primera zona del ser: El cuerpo o área material. Ahora, ¿entienden por qué mucha gente muere de suicidio espiritual?... Llegan a un hospital o clínica graves con un órgano reventado, que en realidad es producto de un espíritu enfermo de odio, rabia, rencor, egoísmo, envidia y de ambición. Hay personas que les preocupa más las posesiones que los merecimientos, todo tiene un principio de las cosas. El estar preso por esa cultura de “poseer” lo que le pertenece y lo que no, da pie a una guerra sin cuartel abriendo paso a las peleas, discusiones, ofensas, maltratos físicos, remordimientos y venganzas, como que tanta energía de destrucción les va a afectar sólo a los otros. Pero lo que la gente no sabe que lo que le hacemos a los demás nos lo estamos haciendo a nosotros mismo, por una sola razón que llaman Ley de Causa y Efecto..... Nos cuesta trabajar los méritos o el merecimiento, eso es lo que nos va a salvar de este mundo de presiones materiales y tentaciones, hay mucho que aprender, sobre todo, a darle valor y prioridad a nuestra zona espiritual, empezando por tomar el agua de la paciencia, a expresarnos con el corazón, a reconocer nuestros errores con arrepentimiento y a usar más a menudo el perdón con valentía como la última llave que nos abrirá las puertas de los cielos. Un secreto para cerrar con este objetivo, que nuestros sentimientos y pensamientos determinará donde estaremos mañana: Abajo o arriba, y que el bien que hacemos en la tierra será nuestro abogado por toda la eternidad Amen...........
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 21:41:15 +0000
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