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Más información sobre la Batalla del Ebro en Viquipedia Pacto de Múnich Desfile de despedida a las Brigadas Internacionales en Barcelona, el 25 de octubre de 1938. Antes de su salida de España, ya era evidente que la derrota republicana en la Batalla del Ebro era inevitable. La lucha en el frente del Ebro continuaba por esas fechas de forma implacable. Franco y sus ayudantes preparaban la contraofensiva final pero una y otra vez sus ataques solo lograban avanzar unos pocos kilómetros al precio de un gran número de muertos y heridos. Por su parte, las fuerzas republicanas también estaban sufriendo una enorme sangría en el Ebro, pero el presidente Negrín y los principales líderes militares del Ejército Popular insistían en mantener las posiciones en el Ebro para demostrar a las democracias occidentales que la república mantenía el pulso, especialmente en los momentos de la crisis de los sudetes en que parecía que iba a estallar una guerra en Europa.17 No obstante, por estas fechas se puso de manifiesto la retirada de los voluntarios de ambos bandos en la guerra, a fin de modificar la posición del Comité de No intervención ante la intervención extranjera. El gobierno de la República, como ya anunciara Juan Negrín ante la Sociedad de Naciones, anunció la retirada unilateral de los combatientes de las Brigadas Internacionales, al tiempo que 10 000 italianos también volvían a su país.18 Después de dos años la república podía permitirse la salida de los voluntarios, si bien habían funcionado como un eficaz instrumento de propaganda pero a estas alturas su actuación no tenía casi influencia en el desarrollo de la guerra. Y es que, las había unidades de las Brigadas Internacionales donde había más españoles que internacionales, sea el caso de la XV Brigada Internacional que estaba al mando del comandante Valledor, español, y que tenía varios regimientos compuestos de españoles.19 En el momento de su retirada, éstas estaban combatiendo intensamente en el Ebro; La última acción que libraron fue el 22 de septiembre, fecha en que la XV Brigada Internacional libró su último combate. El batallón inglés sufrió numerosas bajas nuevamente, como ya ocurriera en agosto.20 La retirada no tuvo mayores consecuencias militares (a pesar de que se quedaron 6000 alemanes, italianos, yugoslavos, checos y húngaros, que sabían que no serían bien acogidos en sus países respectivos), pero ocurrió un hecho que fue desastroso para la II República: los ingleses y franceses acordaron abandonar a Checoslovaquia en la Crisis de los Sudetes y decidieron pactar con Hitler. Después de varios días de negociaciones, el 30 de septiembre fueron firmados los Acuerdos de Múnich que dejaban a Hitler campo libre en Checoslovaquia pero que también condenaban a la II República Española. Las esperanzas de Negrín y otros dirigentes republicanos cayeron en saco roto. Franco, por su parte, estaba exultante ya que sabía que podía volver a contar con la ayuda militar de los alemanes, pero especialmente porque era consciente del abandono de los republicanos por parte de las democracias.21 El final de la batalla[editar · editar código] El día 30 de octubre empezó la contraofensiva final de los franquistas en el Ebro: El punto de ataque estaba en el paso de un kilómetro y medio de anchura al norte de la Sierra de Cavalls. Durante tres horas, después del amanecer, las posiciones republicanas fueron sometidas al bombardeo de 175 baterías nacionalistas y más de 100 aviones. La respuesta vino de un centenar de cazas republicanos que apareció sobre el aire para contestar aquella concentración, produciéndose la mayor batalla aérea de todas las habidas en el Ebro.22 A continuación se lanzó al ataque el Cuerpo de Ejército del Maestrazgo, a las órdenes de García Valiño. Los marroquíes de Juan Yagüe junto a los navarros de la 1ª División de Navarra al mando de Mohammed ben Mizzian, conquistaron las posiciones republicanas abandonadas durante el bombardeo. La batalla en las cumbres de Cavalls se prolongó durante todo el día, pero, por la noche, aquellas montañas habían caído en manos de los nacionalistas y con ellas 19 posiciones fortificadas y toda la red de defensas republicanas. Los franquistas dieron parte de haber tomado a los republicanos 1000 prisioneros, 500 muertos y 14 aviones derribados. La caída de Cavalls supuso un duro golpe para la República, ya que aquellas posiciones dominaban toda la región.22 Y aquello no fue más que el principio. La noche del 1 al 2 de noviembre fueron asaltadas las alturas de Pandols, la única cota de terreno que permanecía en manos de la República. El día 3, avanzando a través de Pinell, las fuerzas de Yagüe llegaron al río Ebro y con ello cumplían uno de sus objetivos pendientes desde que comenzase la batalla. Todo el flanco sur republicano se vino abajo y las fuerzas de Líster hubieron de cruzar el río, al tiempo que el día 7 caía Mora la Nueva. Los nacionalistas lanzaron un ataque masivo contra un altozano conocido como Picosa, donde los republicanos se habían atrincherado con gran habilidad.23 Sin embargo, tras la caída de Picosa, la acometida de los blindados nacionalistas terminó de convencer a la República de que la batalla del Ebro estaba perdida. El 10 de noviembre solo quedaban seis baterías republicanas al oeste del Ebro y las últimas posiciones republicanas fueron abandonadas deliberadamente. El pueblo de Fatarella, situado en lo alto de una loma, cayó ante las fuerzas de Yagüe.23 Las últimas operaciones militares se realizaron al tiempo que caían las primeras nevadas, en un campo de batalla que antes, el calor de agosto, había hecho intolerable. A la caída de la tarde del día 15 de noviembre, bajo las órdenes de Manuel Tagüeña, todo está preparado en Flix para el cruce del río, en sentido inverso, de las tropas republicanas que se han ido replegando y a las cuatro y media de la madrugada, ya día 16, los últimos combatientes republicanos del Ebro han cruzado a la margen izquierda.18 Después de haber evacuado el material de guerra y a los últimos soldados, Tagüeña ordenó volar el puente de hierro de Flix. Yagüe entró en Ribarroja el 18 de noviembre, volviendo a reconstituir la línea defensiva que los republicanos habían roto el 25 de julio. Los bombardeos durante la batalla del Ebro Artículo principal: Bombardeos en la Guerra Civil Española. Durante la última semana de julio y el mes de agosto de 1938 la aviación del bando sublevado además de bombardear las posiciones republicanas al otro lado del Ebro y los puentes y medios de paso tendidos sobre el río, también se concentró en las comarcas de Tarragona por donde habían de pasar los refuerzos republicanos que se dirigían al frene del Ebro. Así Tarragona fue bombardeada diez veces entre el 25 de julio y el 3 de agosto (y tres veces más el resto del mes), causando pocas víctimas debido a que la mayoría de los tarraconenses vivía en las afueras o se habían resguardado en la red de refugios que se habían construido. También fueron bombardeadas Reus (9 veces), Falset (dos veces), Marsá, La Ametlla, Cambrils (cuatro veces), Hospitalet del Infante (cuatro veces), Vandellós, La Ampolla (dos veces), Altafulla, Perelló. La mayoría de estos ataques fueron relaizados por los hidroaviones H 59 de la Legión Cóndor con base en Pollensa que al atacar a baja altura sufrieron notables pérdidas.24 También fueron bombardeadas otras localidades catalanas situadas más al norte, como la propia Barcelona (bombardeada los días 3, 4 y 19 de agosto, siendo especialmente virulento el último), además de Sitges (dos veces), Santa Margarita y Monjós, Rosas, Palamós, San Vicente de Calders, Vendrell.25 Al mismo tiempo la marina de guerra sublevada y la Aviación Legionaria bombardearon los puertos y ciudades del litoral valenciano: Gandía (cuatro veces; hundiendo en una de ellas el vapor Dellwyn), Sagunto (cuatro veces; los ataques obligaron a trasladar dos industrias de guerra a Cieza en el interior de Murcia junto con sus cerca de 1000 obreros acompañados de sus familias), Valencia (10 veces), Villajoyosa (dos veces), Torrevieja (doce muertos y 45 heridos) y Alicante (ocho veces; en el ataque del 30 de agosto hubo cinco muertos).26 En la provincia de Murcia fue bombardeada Águilas el día 3 de agosto (causando once muertos, todos mujeres y niños, ya que las bombas cayeron en la proximidad del hospital y del edificio de asistencia social) y el día 31.27 Asimismo Madrid continuó siendo bombardeada durante el mes de agosto, siendo especialmente virulento el ataque del día 16, que ocasionó gran número de víctimas.28 En septiembre de 1938 los bombardeos de los sublevados mantuvieron los mismos objetivos. Las comarcas de Tarragona (Tarragona; Vendrell; Bellveí, tres muertos; San Vicente de Calders; Cambrils; La Ampolla y el resto de Cataluña (Palamós, dos veces con el resultado de siete muertos y 40 heridos; San Feliu de Guíxols; Puerto de la Selva; el aeródromo de El Prat). El puerto de Barcelona fue bombardeado varias veces siendo dañados varios barcos que estaban allí fondeados. En el ataque del 16 de septiembre también fue alcanzado el barrio de la Barceloneta, ocasionando la muerte de 31 personas y heridas a 120.29 En el litoral valenciano fueron bombardeadas Valencia y su puerto (cuatro veces), Sagunto (tres veces), Gandía (dos veces), Denia, Torrevieja y Alicante (tres veces). Más al sur fue bombardeada Almería y su puerto en seis ocasiones. En la isla de Menorca fue bombardeada Mahón en dos ocasiones (muriendo cuatro personas). Muchos de estos ataques a las localicades del litoral mediterráneo fueron realizados por la noche por hidroaviones He 59 alemanes cuyo impacto sobre la retaguardia republicana fue muy importante, tal como lo relata un piloto de la aviación republicana:29 Aunque los bombardeos diurnos causaban daños, duraban pocos minutos y no desmoralizaban tanto a la población de retaguardia como la presencia continua, durante las noches, de unos cuantos hidroaviones que, procedentes de las bases de Mallorca, se dedicaban a recorrer el litoral en vuelo rasante durante horas y más horas, arrojando de cuando en cuando una bomba o ametrallando si se presentaba la ocasión. La gente, privada de su descanso, tenía los nervios destrozados y prorrumpía en invectivas contra la aviación republicana, cuyas dificultades ignoraba. Al volar de noche, sin radio para mantener contacto con los puntos de vigilancia, localizar a un enemigo que pasaba a ras de los tejados era empresa casi imposible, y los hidroaviones se paseaban por la costa como Pedro por su casa. Pero el ataque aéreo más brutal del mes de septiembre de 1938 fue el sufrió Alcoy, que hasta entonces nunca había sido bombardeado, los días 20, 22 y 23 de septiembre a cargo de diez Savoia-Marchetti S.M.79 en cada una de las incursiones dirigidas hacia varias fábricas, la central hidroeléctrica y un cuartel. El resultado fueron unos 50 muertos (muchos de ellos obreros y obreras de las fábricas), gran número de heridos y 55 edifcios destruidos y 11 seriamente afectados por sus dueños. Y cundió el pánico entre la población (incluso unas veinte enfermeras abandonaron el hospital) y hubo saqueos de las casas abandonadas a toda prisa.30 Un Dornier Do-17 de la Fuerza Aérea Finlandesa como los utilizados por la Legión Cóndor. En el mes de octubre continuaron los bombardeos de los sublevados sobre los mismos objetivos que los de los dos meses anteriores. Barcelona y su puerto fueron atacados ocho veces, siendo alcanzados los barcos mercantes ingleses Gothic, Thorpebay, Blam Hill, Stancraf y African Explorer, y el submarino republicano C-1 que fue hundido el 13 de octubre, aunque los cazas republicanos actuaron y alcanzaron varios aparatos Savoia-Marchetti S.M.79 italianos, pero sin conseguir derribarlos. El ataque más duro fue el día 21 de octubre, en el que hubo 24 muertos y 40 heridos, y sobre el que una comisión internacional dictaminó que deliberadamente se puso "en peligro las vidas de los habitantes de una parte densamente poblada de la ciudad". Estos bombardeos contra la población civil tuvieron un dramático éxito cuando fue alcanzado un tres pasajeros que estaba parado en la estación de San Vicente de Calders con un resultado de 30 muertos y más de 100 heridos. También fueron bombardeados Tarragona y su puerto (tres veces), Valencia y su puerto (en nueve ocasiones), Cullera, Alicante y su puerto, Denia (tres veces; el del día 18 de octubre causó 12 muertos y 18 heridos), Alcoy (tres mujeres fallecidas), Águilas y Cartagena (dos veces).31 Asimismo Alcalá de Henares (afectando al manicominio de esa localidad y causando 16 muertos y 67 heridos), Figueras, Port de la Selva. Los aviones italianos con base en Mallorca sufrieron un accidente al despegar el 9 de octubre (quedando destruidos dos bombarderos y seis cazas Fiat C.R.32) y el 28 de octubre tuvo otro accidente un hidroavión Cant-Z 506 en el que murió el piloto, el teniente coronel Ramón Franco Bahamonde, hermano del "Generalísimo". El aparato se dirigía desde Mallorca a Valencia para bombardearla.32 Pero la novedad más importante de este mes de octubre de 1938 fueron los propagandísticos "bombardeos del pan" realizados por aviones del bando sublevado sobre las hambrientas ciudades republicanas. El motivo que dieron los sublevados fue:33 Hoy, dos años después, la España Nacional celebra el 1 de Octubre como la Fiesta del Caudillo, en homenaje a su salvador. En plena guerra, el frente nacional ofrece victorias constantes y la retaguardia una normalidad absoluta. De nada se carece en la zona de la auténtica España, ni de artículos de primera necesidad, ni de artículos de lujo. Pan para todos los españoles, tabaco en abundancia para todos los fumadores. Éstos son dos artículos que se encuentran en cualquier parte de la España Nacional. En Zona Roja, sin embargo, se carece de ambos. Al celebrarse la gran fiesta nacional, los españoles de Franco han querido dedicar un recuerdo a sus hermanos en campo enemigo y han decidido enviarles precisamente esas dos cosas: pan y tabaco El primero de estos "bombardeos" de propaganda tuvo lugar el día 3 sobre Madrid (doce aviones lanzaron sacos de pan (operación que se volvería a repetir el 15 de octubre), un día después de que la ciudad hubiera duramente bombardeada "bárbara y cobardemente causando bajas en la heroica población civil, en su mayoría mujeres y niños", según un discurso pronunciado por el jefe del Ejército del Centro, el coronel Segismundo Casado. El 4 de octubre fue el turno de Barcelona, sobre la que varios hidroaviones de la Legión Cóndor lanzaron doce mil panecillos de pan y tabaco. Ese mismo día también hubo un "bombardeo del pan" sobre Palamós. El día 5 el "bombardeo del pan" fue sobre Mahón. Y el día 6 de octubre sobre Alicante, cuando dos hidroaviones Cant-Z 506 de la base de Pollensa arrojaron unos 20 sacos de pan. Según un informe oficial republicano los panecillos cídos sobre Alicante iban envueltos en papel de seda con la siguiente inscripción:34 En la España nacional, una, grande y libre, no hay un hogar sin lumbre ni una familia sin pan. Vuestros jefes exportan las cosechas y malgastan el oro en propagandas calumniosas o en comprar armas con que prolongar vuestra agonía. La España nacional siente la angustia que padecéis y os envía una muestra de su recuerdo para los niños, las mujeres y los ancianos. Todo es mentira, todas las propagandas rojas. Éste el pan de cada día en la España de Franco, el que guardamos en nuestros graneros para compartirlo el día de la liberación con los hermanos católicos La respuesta de las autoridades republicanas fue "bombardear" con calcetines, medias, camisas y tejidos en general, sobre distintas localidades de la zona sublevada y especialmente su capital, Burgos, aunque la realidad de estas acciones está por confirmar.35 Por su parte el ayuntamiento de Madrid respondió con una nota el 4 de octubre en la que se decía:36 El pueblo de Madrid, rebosante de dignidad, se ha negado a comer el pan arrojado de esa manera y lo ha entregado a los departamentos municipales y establecimientos militares. Quienes con instintos de fieras han ametrallado y siguen ametrallando a las mujeres y niños, quienes están sembrando el luto y la desolación en los pueblos, quienes bombardean poblaciones civiles, haciendo víctimas de su vesanía y de su cobardía a tantas mujeres y niños, destrozándoles, no podrán hacerse creer como personas honradas antes quienes siente la dignidad propia de seres humanos y de antifascistas Sin embargo, el hambre en Madrid era tan grande que algunos testigos refieren que "a pesar de la actuación de los guardias rojos el pueblo de Madrid se abalanzaba sore el pan, escondiéndolo para evitar ser detenidos".37 En noviembre de 1938, cuando se consumó el fracaso de la ofensiva republicana del Ebro, continuaron los bombardeos sobre Cataluña, sobre todo contra Barcelona y su puerto. En el del día 1 uno de los cinco bombardero Savoia-Marchetti S.M.81 fue derribado por las defensas antiaéreas y sus seis tripulantes italianos fueron hechos prisioneros. Los ataques a Barcelona continuaron los días 6, 12, 13 (fue alcanzado el mercante inglés Lake-Hallwill), 23 (hubo 44 muertos y unos 90 heridos), 24, la noche del 25 al 26, el día 28 (siendo alcanzado el buque Villa de Madrid). También fueron bombardeadas la central eléctrica de San Adrián de Besós (hubo 17 muertos), Badalona (dos veces; en el ataque del día 19 murieron dos niños, cuatro mujeres y un hombre y 35 personas más resultaron heridas), Villanueva y Geltrú, Tarragona (el día 5 de noviembre soportó siete incursiones; el día 6 dos, una de la Legión Cóndor en la que participaron por primera vez los Junkers Ju 87 Stukas, y otra de la Aviación Legionaria, resultando muertas 7 personas y heridas 32; el día 25 volvió a ser bombardeada), Valls (su aeródromo), Reus (dos veces, especialmente su aeródromo], Salou (su aeródromo), Borjas Blancas (hubo 8 muertos y 75 heridos entre la población civil y más de 40 edificios quedaron completamente destruidos), Artesa de Segre, Puerto de la Selva (dos veces), San Feliu de Guíxols (tres veces; uno de los ataques causó 14 muertos, entre ellos un niño), Palamós (dos veces; hubo 8 muertos) y Rosas.38 También prosiguieron los ataques sobre Valencia y su puerto (los días 1, 3, 8, 9, 12, 13, 14, 25 y 28 de noviembre), las estaciones de Alcira y Segorbe, una fábrica de Carcagente, Denia (en dos ocasiones; en la primera los dos hidroaviones He 59 atacantes fueron alcanzados), Sagunto (dos veces), Gandía y Alicante. En esta última ciudad el 20 de noviembre, aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera cuatro aviones italianos arrojaron sobre la cárcel flores y proclamas. Los ramos iban envueltos en cuartillas que decían: 39 La Aviación Nacional, en nombre y representación del pueblo español, dedica este tributo de flores arrojadas desde las alturas a la memoria eterna del primero de los camaradas de la Falange, JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, Capitán de nuestras Escuadras de caídos, creador y profeta de nuestro Movimiento, asesinado por las hordas marxistas en la prisión de Alicante el 20 de Noviembre de 1936 cuando en España empezaba a amanecer. JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA. ¡PRESENTE! ¡ARRIBA ESPAÑA! Los bombardeos artilleros sobre Madrid continuaron (especialmente duro fue el del día 2 de noviembre que causó numerosas víctimas). También sufrieron bombardeos, esta vez aéreos, Cartagena (atacada los días 4, 5, 6, 7 y 15 de noviembre), el puerto de Águilas (siendo alcanzado el mercante británico Eleny y Almería (siendo averiados también dos mercantes británicos, el Margaret Rose y el York Berrok.40 Durante la batalla del Ebro, como ya venía sucediendo desde febrero de 1938, los bombardeos republicanos sobre la retaguardia de la zona sublevada fueron muy escasos. En agosto y septiembre los partes de guerra franquistas no reflejan ningún bombardeo, excepto el del 30 de septiembre sobre Alcalá la Real, que causó tres muertos y nueve heridos. En octubre hubo algo más de actividad. El día 1 fue bombardeada Segovia (hubo tres muertos y varios heridos); el 25 Aguilar (un muerto y 43 heridos); el 28 Toledo, Peñarroya y Baena (en esta última localidad murieron 10 personas y fueron heridas 16); el 29 el puerto de Motril (causando varios heridos). El 7 de noviembre se produjo el bombardeo de Cabra, "el más más mortífero de los bombardeos realizados por la aviación republicana en toda la guerra". Hacia las 7 y media de la mañana del 7 de noviembre varios Katiuskas bombardearon la localidad cordobesa causando, según el parte de guerra franquista, 86 muertos y 117 heridos, en su totalidad civiles y en gran número mujeres y niños.42 De acuerdo con los testimonios de uno de los observadores de los Katiuska que participaron en el ataque el servicio de información de su formación fue advertido de la presencia en Cabra de una unidad italiana de paso. Pilotos y observadores esperaban encontrar un campamento de tiendas en la inmediaciones de la localidad y vehículos militares por todas partes. Al llegar pudieron ver fugazmente gran número de tiendas en la plaza central de Cabra (que resultaron ser el mercado, no un campamento militar) y atacaron muy rápidamente.43 En ese mes de noviembre también fueron bombardeados Talavera de la Reina (el día 2, ataque en el que resultaron muertas 15 personas), Bélmez (los días 4 y 6; hubo tres heridos) y Campanario (el día 17, resultando cuatro personas muertas).42 Consecuencias Monumento levantado en memoria de los caídos en la Cota 705. El asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha. Si bien el éxito inicial pareció hacer entrever que el resultado de la guerra no estaba claro, el cambio en la situación internacional, con Gran Bretaña y Francia en actitud contemporizadora hacia Hitler y Mussolini, la firma de los Acuerdos de Múnich (abandonando a Checoslovaquia a su suerte) es, sobre todo, el acontecimiento que aleja definitivamente el triunfo de la República. Así pues, la esperanza de Negrín y algunos políticos republicanos de lograr la internacionalización se venía abajo. Las pérdidas humanas y materiales por ambas partes fueron tremendas, cifradas por algunos historiadores entre 6500 muertos por el bando franquista y unos 10 000 muertos (algunos autores los elevan a 15 000) en el bando republicano; Las bajas totales entre ambos bandos llegan a los 100 000 hombres, incluyendo cerca de 20 000 prisioneros republicanos.23 Ambos bandos perdieron una gran cantidad de equipo militar terrestre y aviones sobre todo, especialmente la aviación republicana con más de 100 aviones derribados, puesto que ya no podría reponer estas pérdidas. La batalla acabó convirtiéndose en un duelo entre Francisco Franco y Vicente Rojo Lluch, como ya había ocurrido en Brunete y en Teruel. El empecinamiento de Franco en acabar con el Ejército republicano del Ebro mediante asaltos frontales en un terreno propicio para una defensa republicana bien organizada alargó la lucha durante meses y aunque quebrantó a las fuerzas republicanas de la zona, lo hizo a un elevado precio para el ejército sublevado. En este sentido, fue decisión de Franco, y de ningún otro, el ataque frontal contra los republicanos,16 desoyendo las recomendaciones de otros militares nacionalistas que recomendaban un ataque por el Frente del Segre, para encerrar a los republicanos en una bolsa. No obstante, diezmado el ejército republicano y con la frontera francesa cerrada desde el mes de junio, este no tenía posibilidades de victoria frente al siempre reforzado y bien pertrechado ejército franquista. La batalla del Ebro significaba la derrota decisiva de la República en la guerra y preparó el camino para la caída de Cataluña.
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 16:10:34 +0000

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