NADA QUEBRANTARA MI ESPIRITU Capitulo 14: Sobre lo caro que se - TopicsExpress



          

NADA QUEBRANTARA MI ESPIRITU Capitulo 14: Sobre lo caro que se paga no expresar nuestras emociones... Los "comeflores, así les decía yo a los amigos de Gabriel porque la mayoría eran vegetarianos y se la pasaban, según yo, en las nubes escapando de la realidad. Cuántas veces me burlé de él cuando me sugería que meditara y que recapacitara sobre mi vida. "Tú eres el que tiene que recapacitar" le decía yo, "yo ya la hice, tengo riqueza, poder y todo lo que se me antoja". Ahora, de alguna forma, sabía que el único que me podía ayudar a tomar una decisión y salir adelante era el jefe de los comeflores: El maestro Dilvar. Varias veces había llebado a Gabriel al lugar donde se reunían, así que no me fue difícil llegar. Toqué la puerta y le pedí a la persona que me abrió que me permitiera ver al Maestro. Había decidido llevar conmigo la maleta del dinero porque la cerradura de mi nuevo departamento no servía. - Te dije que vinieras cuando hubieras resuelto tus asuntos pendientes -fue lo que me dijo el maestro al verme-. Por la cara que traes me doy cuenta de que nos has resuelto nada. - Necesito que me ayude Sr. Dilvar -le contesté-, estoy desesperado. - No puedo ayudarte, yo no ayudo a nadie. - Pero usted me dijo... - Que no tomaría decisiones por ti y que tú eres el único responsable -se dió la vuelta para alejarse. - Tengo aquí diez millones de pesos, se los puedo dar si me ayuda -le dije desesperado alzando la maleta para llamar su atención-. Necesito de usted. - Que bueno sería poder comprar la paz interior! -dijo volteando a verme y juntando sus manos como para festejar lo que le sonó a broma-. Lo malo es que aquí no necesitamos dinero, ves esta túnica que traigo?, tengo otra igual y nada más. Para que quiero diez millones? Me inqué al notar que los síntomas del ataque de miedo comenzaban. Él se acercó a mí, me tomó de las manos para ponerme de píe y me abrazó fuerte. - Llora -me dijo amorosamente. - No voy a llorar, juré por mi vida que no lo haría. - Si no lloras te vas a morir, te lo aseguro -me dijo y poniendo una mano en mi nuca, acercó mi cara a su pecho. - Tengo mucho miedo -murmuré. - Entrégate al miedo, entrégate a la tristeza -me dijo con dulzura. - Me siento muy solo -dije casi gritando, lo abracé con fuerza y empecé a llorar. Veinte años acumulados de tristeza negada y de lágrimas reprimidas empezaron a salir, ahí frente a un hombre que apenas conocía. En sus brazos me permití al fin mostrar toda mi amargura. Me sentía como si hubiera llegado a casa después de un larguisimo viaje. Me sentía protejido. " Papi, cuánta falta me hiciste y como extraño tus consejos y tu apoyo. Mami, cuanto he necesitado de tu amor y tus cariños. Alejandra, mi Alejandra, en que te he fallado, porque no pudiste ser feliz conmigo? No sabes cuanto te extraño y te necesito. Gabriel, hasta ahora comprendo el sentido que le dabas a mi vida. Porque te fuiste hermanito?" Lloré y seguí llorando, el maestro Dilvar simplemente me abrazaba y me mecía como hacen las madres para calmar a sus hijos. Cuando pude contener el llanto me separé un poco de él y noté que su túnica blanca estaba empapada con mis lágrimas. Con la manga de mi camisa traté de limpiar un poco. - Te dije que tengo otra igual, no te preocupes por eso -me dijo sonriendo y acariciándome el cabello. Nos sentamos en unas de las bancas que había en el patio y le relaté mi historia y mis preocupaciones. Él se limitaba a escucharme con atención y de vez en cuando se acomodaba su larga barba que le llegaba hasta el cinturón. - Qué voy a hacer maestro? -le dije respetuosamente-. Algo dentro de mí ya había decidido que este hombre me ayudaría, que sólo con él encotraría las respuestas. - Por lo pronto quiero que barras el patio. - Qué? -le pregunté sorprendido. - Las escobas se encuentran en el cuarto junto a la puerta donde entraste -dijo dejando en claro que no se trataba de ninguna broma-. No quiero que quede ni un gramo de polvo y no quiero ver ni una sola hoja en el suelo. -El primero de los pasos es limpiar la casa -dijo cuando se alejaba hacia su habitación mientras yo lo miraba sorprendido. sabía que si me ponía a recapacitar y le hacía caso a mi mente saldría de ahí echando pestes y juzgándolo de loco; así que le hice caso a mi corazón. Dejé la maleta en el cuarto de las escobas, tomé la que me pareció más adecuada, me remangué la camisa y empecé a barrer por unas de las esquinas del inmenso patio... Continuará...
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 05:54:13 +0000

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