NADA QUEBRANTARA MI ESPIRITU Capitulo 15: Sobre la humildad y la - TopicsExpress



          

NADA QUEBRANTARA MI ESPIRITU Capitulo 15: Sobre la humildad y la falsa importancia personal... Mis finos zapatos de diseñador se llenaban de suciedad y lo mismo pasaba en mi mente. " Yo no soy un barrendero, soy un gran empresario ", " debería estar pensando que voy hacer con mi vida y no perdiendo el tiempo ", " Si me vieran mis empleados ", " Qué demonios tiene que ver esto con misproblemas?". Mientras más polvo se levantaba, mas me hundía en mis pensamientos. En mi enojo, no me di cuenta de que el maestro se había acercado a mí y por poco lo golpeo con la escoba. - En el aquí y en el ahora no hay preocupaciones -dijo mientras, jalándome del mango de la escoba, me llevaba a donde había empezado mi labor-. Aquí no hay secuestradores, ni mujeres infieles, ni amigos muertos. Aquí no hay grandes empresarios ni decisiones importantes que tomar. Todo lo que hay aquí es un hombre, una escoba y un patio que barrer. - Pero maestro... -quise interrumpir. - Shhhh! -me calló poniéndome suavemente la mano sobre la boca-. Barre y limpia tu casa... Limpia tu casa. Cuando el maestro se retiró pasé unos momentos inclinado sosteniéndome de la escoba. "No entiendo nada" pensé y comencé a barrer de nuevo. Por varios minutos puse toda mi atención en la simple labor que realizaba y noté como mi mente disminuía su ritmo. Una paz y una gran claridad me inundaron. Entendí por fin lo que limpiar mi casa significaba. Empecé barriendo mi ego inflado por todos mis vienes materiales. Juntaba montones de tierra y hojas secas al mismo tiempo que adamitía que tener más que otros no me hacía mejor que ellos en lo absoluto. Reconocía que mi necesidad de riquezas y reconocimientos ocultaban un profundo sentimiento de inferioridad y de no ser adecuado; que había pasado mi vida huyendo del miedo a ser mediocre para compensar la tristeza de perder a mis padres. Mientras llenaba el bote de basura con un recogedor entendía que los títulos y los estudios no hacen mejor a nadie si se adquieren para tapar los sentimientos de poca valía que escondemos muchos. Que mi necesidad de controlarlo todo venía del miedo que me daba admitir que la vida es impredecible. Seguía barriendo mientras me daba cuenta que lo que controlaba mi vida era el miedo a la soledad y la tristeza. Que mis millones habían sido los unicos compañeros; al menos ellos podían ser guardados en un banco para que no me abandonaran. Que toda mi vida había sido enfocada en evitar la pobreza que sentí en el orfanato. El sudor escurría por mi frente mientras reconocía que no tenía amigos porque yo mismo trataba a otros como herramientas, como medios para obtener algo y no como personas. Admití que yo era uno de esos que llamé hipócritas por no ayudarme sin algo a cambio. Humildemente reconocí que yo mismo me hubiera aprovechado de alguien en mi misma situación. Cuando me dí cuenta que había rodeado a Alejandra de lujos, joyas y cosas caras para compensar mi falta de atención y dedicación; no pude contener el llanto. Empecé a barrer más de prisa como si pudiera evitar pensar que, esa fue una de las razones de su infidelidad; que, en lo que ella hizo, yo tenía parte de la responsabilidad. Saqué de debajo de las piedra mi enojo por la muerte de mis padres, por lo injusto que me parecía haberlos perdido. Junto al enorme árbol en el centro del patio, encontré la lástima que sentía por mí mismo por lo mal que me trataba la vida y la metí en el bote de la basura. Logré por fin deshacerme de mi orgullo por ser bueno y honesto y de mi horrible sentimiento por creerme mejor que otros porque yo siempre hacía lo correcto. Me dolió mucho admitir que el vacío de mi vida era causado por mi egoísmo y porque nunca me había interesado genuinamente en nadie más que en mí mismo. No paré de barrer hasta terminar con el patio y no dejé de llorar hasta que terminé de barrer. El maestro Dilvar me observaba desde la puerta de su recámara y cuando notó que descansaba se acercó a mí. - Me dió usted una escoba mágica maestro -le dije bromiando y sintiendo que un gran peso se había levantado de mi espalda. - Lo mágico es la conciencia y la humildad -me contestó con su voz serena y dulce. En ese preciso momento un viento fuerte sopló moviendo el árbol en el patio y llenando de nuevo todo el piso de hojas secas. Me llevé una mano a la frente frustrado, pensando que todo mi trabajo se había arruinado. Me disponía a volver a barrer todo el patio de nuevo cuando el maestro me detuvo del mango de la escoba. - Aprende a dejar ir. Aprende que la vida no puede ser controlada. Las hojas en el patio no tienen la menor importancia. El trabajo importante ya ha sido realizado. Antes de retirarme, le pedí al maestro que me guardara la maleta con el dinero. El accedió despreocupado y me pidió que regresara al día siguiente.... Continuará...
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 04:45:21 +0000

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