NADA QUEBRANTARA MI ESPIRITU Capitulo 7: Sobre cómo nos aferramos a lo que no es... Alejandra: sólo una pequeña nota para decirte lo bien que la pasé contigo. Eres hermosa mi reyna. Eres por mucho la mujer más exquisita con la que he estado. Espero que pronto te animes dejar al torpe de tu marido para que podamos disfrutar a gusto y podamos estar juntos todas las noches. Atte: Fidencio N. P.D Ardo de deseos por ti. Lo bien que la pasé?!... Mi reyna?... El torpe de tu marido?! Leia una y otra vez con los ojos desorbitados arrugando la cara y sintiendo que la sangre me hervía en las venas... Ardo de deseo por ti?! - Maldito quién te crees para hablarle así? -grité completamente fuera de mí. Hojeaba desesperado las seis cartas que encontre en la caja fuerte, mientras me mordía la lengua y empezaba a temblar sin control. En todas ellas usaba los calificativos que irrespetuosamente, usan algunos hombres para referirse a las prostitutas. - Está usted bien? -me preguntó Cuenca que había subido al estudio al escuchar mis gritos. Salí de mi espasmo cuando noté la presencia del teniente y al darme cuenta de que una gota de sangre que salía de mi boca quedaba marcada en una hoja que sostenía. - Larguese esto no le incumbe -le grité sin pensarlo. - Con todo respeto señor -contestó calmado-, todo lo que pase mientras esté yo aquí, me incumbe. Cualquier cosa puede estar relacionada con el caso. - Le aseguro que esto no -contesté limpiandome la boca con el antebrazo-. Una mancha de sangre resaltaba en la blanca manga de mi camisa. Le pedí que me dejara solo, cerré la puerta del estudio cuando salió y marqué de inmediato el teléfono de Gabriel. Necesitaba de su apoyo, esto ya era demasiado para mí. Necesitaba hablar con alguien, desahogar mi pena y mi coraje. Marqué tres veces y dejé que el timbre de llamada sonara varios minutos antes de aceptar que mi hermano del alma no se encontraba en casa. Cientos de imágenes se agolparon en mi mente de pronto; imágenes de mi esposa en brazos de un desconocido, en la cama con un infeliz que la trataba como una cualquiera. Un profundo asco me invadió al reconocer que, de alguna forma a través de Alejandra, compartía mi intimidad con ese desgraciado. Corrí a la regadera y me metí de inmediato bajo el frío chorro de agua. Me arranqué la ropa que aún llevaba puesta y tallé con mis manos desesperadamente todo mi cuerpo. La idea de que pude estar en contacto con la saliba, el olor y el sabor de un malnacido que me despreciaba y al que en ese momento odiaba tanto, me volvía loco. Me hinqué bajo el chorro de agua y recargando la cabeza en la pared frente a mí, vomité todo lo que guardaba dentro: el odio y el desprecio... Y la adoración y el respeto que siempre había sentido por Alejandra. Salí de la regadera y me vestí como pude, me sentía terriblemente cansado así que me recosté en la cama pero mi mente no dejaba de trabajar. Cientos de preguntas invadían mis pensamientos, y cada una de ellas, me hacía sentir peor: cómo era posible que Alejandra me hiciera esto? Desde cuándo? Qué hice para merecerlo? Mientras más intentaba dejar de pensar, más preguntas y reflexiones surgían en mi mente. Me dí por vencido y dando vueltas en circulos en mi habitaciòn dejé que mis pensamientos se desbordaran. El odio que sentí en un principio por el tal Fidencio N.lo sentía ahora por Alejandra, " despues de todo" pensaba, " la que tenía el compromiso conmigo era ella, no él." " Maldita traidora, malagradecida hipócrita..." Parecía como si mi amor por ella se hubiese convertido en un instante en el más profundo odio.... Continuará.....
Posted on: Fri, 20 Sep 2013 06:19:18 +0000