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NO LLOREN POR MI El oficio de lloronas ************** Prof. Edmundo Jorge Delgado. En nuestra tradición cultural la muerte es un hecho que incluye una serie de ritos, destinados a que el alma del difunto logre gozar de un lugar en el cielo. Antiguamente estos ritos fúnebres eran más profusos y variados, por esta razón dichas ceremonias vistas desde el presente, nos resultan insólitas y hasta patéticas. Una usanza común practicada en los velorios, especialmente en la zona del noroeste argentino, era la contratación de personas que tenían como función exclusiva llorar por el alma del muerto. Estas son las populares lloronas, cuya presencia fue tan corriente en tiempos coloniales y hasta en épocas recientes. En nuestro acervo documental encontramos variadas referencias de ellas, especialmente en pliegos referidos a la piedad privada o testamentarios de los Siglos XVIII y XIX. De la lectura de ellos nos enteramos de ciertos detalles anecdóticos y curiosos. La función que cometían estas mujeres eran consideradas como un oficio más de la época. Generalmente fueron de mediana edad, algunas eran viudas o personas que, por diversas razones, habían quedado solas en la vida. La contratación de las lloronas no era pertenencia exclusiva de determinado grupo social, la sociedad en conjunto solía acudir a sus servicios. Dado el caso de que los deudos fueran menesterosos, el oficio solía ofrecerse gratuitamente, como un acto caritativo y humanitario. Las lloronas asistían a los velorios ataviadas completamente de negro, inclusive se cubrían sus rostros con una mantilla y corrientemente se contrataban de a dos o tres. Llegadas al lugar se ubicaban en un sitio especialmente reservado para ellas y emprendían la dramática tarea de llorar. Estos sollozos surgían espontáneamente, no eran fingidos ni simulados y persistían discontinuamente durante todo el velorio, hasta el momento del sepelio. Seguramente se preguntará el lector cual era la causa de esta singular costumbre. La presencia de tales personajes obedecía a la creencia popular de que los llantos que emitían limpiaban el alma del difunto de pecados, o también para que alcance rápida la gloria eterna..., como asimismo para expresar la aflicción de los parientes y amigos. De esta manera ellas se ganaban la vida, haciendo del llorar un oficio. Para concluir es interesante acotar que las lloronas no fueron patrimonio exclusivo de nuestra idiosincrasia, igualmente en otras culturas, a veces no semejantes en geografía e historia, también las hubo. Por ejemplo en los velatorios celebrados en la sociedad incaica era común la presencia de ciertas mujeres a quienes se les encargaba cantos y lloros. Del mismo modo en el grupo étnico indoeuropeo denominado eslavos, hay noticias de su existencia. Prof. Edmundo Jorge Delgado Profesor de Historia. diariodecuyo.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=58582
Posted on: Mon, 11 Nov 2013 20:31:35 +0000

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