NUESTRA SEÑORA DE LA ROCALLA La rocalla es un fragmento de roca - TopicsExpress



          

NUESTRA SEÑORA DE LA ROCALLA La rocalla es un fragmento de roca sedimentaria, desprendido violentamente de ella, muy afectado por la erosión. Tal vez resultante de una glaciación, arrastrado, golpeado, sufrido hasta lo máximo que pueda soportar una criatura inerte. Una caliza que muestra en su morfología actual los huecos, agujeros y deformaciones que dejó en su estructura una historia meteorológica insufriblemente hostil. Solo ella sabe por lo que ha pasado, para llegar a ser un motivo de adorno de jardines, que, por su presencia y utilización, también se llaman, yo creo que impropiamente, "rocallas". Pocas cosas, en el mundo mineral, tan angustiosamente talladas por la agresión telúrica de lo meteórico. Dan pena, casi. Son piedra sufrida y martirizada. Roca rota. Caliza mutilada. Menos la nuestra, la que un día descubriste, cuando tantas veces habíamos pasado todos para salir de la urbanización a la avenida de Holanda, en nuestra Playa de San Juan, sin reparar en ella, junto a nuestro camino, sobre un rincón de cesped casi pegado al recortado seto de aligustre, con un gran romero a la espalda y unas, pienso que genistas, de hoja entre azul y agrisada y flores amarillas, al pié. Esa que, como una Piedad vulnerada, perdió en sus cataclismos constitucionales, al Hijo yacente, que ahora es un hueco lacerante, entre sus brazos rotos, llenos de ternura. Tuviste que ser tú, con tus ojos del alma, esos que encontraban novelderías hasta fuera de tu Novelda, siempre añorada. Tenías que ser tú, con tu sensibilidad de ángel, quien reparase en ella y me dijeses, un día, cuando íbamos hacia la calle: "¡Mira, parece una Virgen!". Y en ese momento, nuestra rocalla, olvidada de todas sus violencias energéticas y modeladoras, debió sentirse parte del Cielo, al ser capaz de sugerirle a una criatura humana, la figura de la madre de Dios. Ese día, en ese justo momento, la rocalla nuestra tuvo corazón, desde el tuyo, y consideró justificados todos sus episodios geológicos anteriores, porque gracias a tu perspicacia, ternura, sensibilidad y amor, iba a formar parte de emociones humanas, por ella suscitadas. Emociones que la relacionaban nada menos que con Santa María, aquella jovencita, hija de Joaquín y Ana, que preñó el Espíritu, llenándola de Dios. Tú la viste en nuestra rocalla. Nadie antes. Todos pasábamos a su lado, a lo nuestro, sin la curiosidad bendita y el sentimiento santo que a tí te asistían en todas tus cosas. Solo eras cariño. A todos y a todo. Sonrisa abierta. Humanidad repartida y solidaria. Amistad y amor. Te debo, te debemos, nuestra Virgen de la Rocalla. Una preciosidad elemental y una obra de arte de la naturaleza mas hostil. Gracias, primor de mi alma. La Virgen de la Rocalla es hija tuya y madre nuestra. Obra de arte tuya, tan tuya como de la naturaleza. Cada vez que salgo de casa, ya pocas veces, porque en casa te tengo a ti, me detengo un momento ante ella y te bendigo mirándola. A veces la toco, volcado sobre el seto, que es alto y ancho, en un escorzo corporal impropio de mis años. ¡Cuanto amor por ti, en ti y con todo lo tuyo! Tu Virgen de la Rocalla. Que clama, que no calla y con su voz apagadamente milenaria, me habla de tí, desde sus carencias tan suficientes...Como si te tuviera abrazada entre esos muñones de brazos en que falta su Hijo...
Posted on: Tue, 24 Sep 2013 07:11:57 +0000

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