NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO Publicado el 7 octubre, 2013 por - TopicsExpress



          

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO Publicado el 7 octubre, 2013 por Teólogo La memoria de la Virgen del Rosario nos traslada a un día del año 1571, el domingo 7 de octubre, cuando en las aguas de Lepanto la diminuta flota cristiana se impuso al poderoso y numeroso ejército turco. La inesperada victoria sobre la armada musulmana desencadenó en todos fuerte impresión y fue saludada como prodigioso fruto de la intervención divina, lograda por la intercesión de Nuestra Señora. Como recuerdo para siempre, en 1572, el papa dominico san Pío V -quien con ocasión del combate había exhortado a los fieles a suplicar la ayuda del cielo con la oración del rosario­ quiso instituir la “Conmemoración de la Santísima Virgen de las Victorias”, fijándole la fecha del 7 de octubre. El año siguiente, el nuevo papa Gregorio XIII quiso ex­plicitar la importancia del Rosario: concedió la celebración, en el primer domingo de octubre, de la fiesta del “Santo Rosario de la Virgen María” a la orden dominica y de ma­nera semejante a las cofradías del Santo Rosario y a las igle­sias dotadas de un altar en honor de la Virgen del Rosario. En el primer centenario de la victoria de Lepanto, la rei­na María Ana de España pidió y alcanzó de Clemente X que todas las naciones sometidas a la corona hispánica celebra­ran la fiesta del Santo Rosario. Como consecuencia de las sucesivas victorias alcanzadas por los soldados cristianos contra los turcos, en 1716 Clemente XI decidió extender esa festividad a toda la Iglesia occidental. Con la reorganización del Calendario romano bajo Pío X, se consideró bien unir en la única fecha histórica del 7 de octubre la fiesta del Rosario (primer domingo de octubre) y la memoria de la B.V. de las Victorias. La reforma de las rúbricas de 1960 retocó el título de la fiesta del “Santísimo Rosario de la Santísima Virgen”, presentándole como “La Santísima Virgen María del Rosario”. La nueva denominación, conservada en el Calendario, traslada oportunamente el acento de la forma de oración (el Rosario) a la persona de la Madre de Dios. De donde procede la invitación a no ver en el Rosario el objeto de la celebración, ni mucho menos “un arma de guerra”, sino más bien la ex­hortación a mirar a Aquella que engendró el misterio de nues­tra pacificación, Cristo Señor. El gesto realizado por Pablo VI en el viaje a Turquía (julio de 1967) es muy elocuente: resti­tuyendo al presidente turco el estandarte musulmán caído en Lepanto en las manos de los cristianos, precisaba el Papa que su gesto quería indicar que “las disensiones del pasado habían cesado definitivamente y que la Iglesia tenía para todos los pueblos un solo mensaje, el de la paz”.
Posted on: Mon, 07 Oct 2013 17:15:00 +0000

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