Nada, nunca olvides NADA. La soledad también puede ser una - TopicsExpress



          

Nada, nunca olvides NADA. La soledad también puede ser una llama. Para: Con “m” de muerte; Mitzi Julio Arguijo. Te escribiré palabras en tal orden, contexto, cantidad y sentido que nunca jamás, jamás nunca dejarás de amarme. Estas sola, estoy solo, por algo somos prójimos; nos hilvana algo más que el amor, nos teje el destino, el encontrarte tan sola. No me acuerdo de ti, tengo muy mala memoria ¿Quién eras?, la desgarradora y amorosa Frida Kahlo, la tonta Ángeles Mastretta. No recuerdo haberte visto nunca antes, y sin embargo te conozco desde los ojos hasta esos senos por los que mataría a un toro. Bastó solo con besarme para recordar mi último optimismo, la última vez que mis venas se fusionaron con el barro, los nervios me volaban entre el pasto, basto solo con besarte para saber que tú eres la que vuela, y yo, estando ahí frente a una mirada tan fría, tan pesticida, tan asesinante, fui sublime ante la muerte, me comí a la muerte, la bese, ame a la muerte, la hice soñar, regrese a la muerte al estado de niñez cuando se comía un dulce a escondidas de sus padres, me fugue con la muerte, le regale una esperanza en la que jamás ha creído, una esperanza tan dulce, tan pulida, tan triste, una promesa que jamás te sirvió. No te basto con regalarme tus sinceras sonrisas, me mataste, te llevaste el cadáver de un poeta locamente enamorado de ti, simplemente dejaste a este loco niño amándote, hasta la muerte. No me quieras, no me quieras, no me quieras… La curiosidad de la muerte no tiene límites; estabas en todas partes, en el baño, en el comedor, en la cocina, me reclamabas que buscará un empleo de felicidad, mientras te consumías mi alma, me acostumbraste a tus enfados y a tus distantes besos. Me dejaste frio el corazón, pero no necesitaba de mi corazón, porque el mío ya estaba contigo, en la muerte, en la oscuridad, en el abismo del infierno pudriendo al demonio en felicidad, te llevaste el lado oscuro de mi corazón y lo iluminaste y esa misma promesa que yo te hice me la hiciste, pero, con más fe, con la esperanza sumisa pero ávida, con la rabia que tenías por besarme y no besarme, por tenerme ya vivo para que voláramos en la muerte, no pudiste detenerte y la muerte, termino amando a un loco niño que no hablaba más que de NADA. Siempre queriendo compartir solo sonrisas sin miradas o miradas sin sonrisas, siempre matando con cada frase que dedicaba al viento, ya que el viento era mi amigo y te hacia llegar las letras para acariciar tu oído, no hacía más que citar y recitar, y aclamar y dar, llorar a lagrima viva la fúnebre esperanza inmortal con la que miras. El humo nuevo de un tabaco ajeno a mis pulmones se apoderaba de este ser, el ser que en su cabeza en vez de pensamientos daba flores, las cortaba, cada una de mis flores por ti, no más por ti. Mientras te contaba, vivía, caminaba, gritaba, contigo, mi último optimismo. Una inoportuna lluvia llenaba de abismos las esperanzas, “mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no exista telón ni abismos”. No tuve miedo, no tuve llanto, no tuve nada, NADA y yo de lo único que hablaba era de nada. Pocas veces quise escribirte enserio, y fueron las mismas veces que enamore a la muerte con una letra, volamos, reímos, gritamos mientras yo pensaba; amo ver tu cara cuando me ves pensando, es la de una pensadora semejante a un peregrino que no descansa. Nadaste en el mar de la melancolía y yo no estuve ahí, porque no me corresponde matar a los muertos de la muerte; para que puedas llevarme debes quitarme un par de palabras, las palabras que te matan muerte puta, la palabra libertad que amaste y con la que te amarraste y te aferraste a mi mano una tarde de verano, te amarraste tan libre y tan amorosa que fuiste sublime, muerte mozcorra. Leíste un poco, te desahogaste, no querías amarme con tanta fuerza como lo haces; me lo dijeron tus ojos aquella misma tarde, desenfundaste la aguja y te preparaste para disparar palabras que te alejaran de mí, porque no sabías como amar a alguien que sabía amar. Es la primera vez que veo a la muerte con miedo, esos ojos que me miraban desde lejos, se acercaron y me dieron de bofetadas gritando que solo podías matarme tú y nadie más… desapareciste en la inmensidad de la nada, de nuevo el sol cantó, un canto velico, un canto de guerra, de suicidio a la fuerza, de aclamadas voces de fusil, la muerte había amado. Nos une algo más que el amor Doña Señora Arguijo, nos une el deseo de amar, amar de verdad, pero cuando el sueño este cumplido, y volemos y nos enterremos en el mar, y vociferemos una sonrisa al cielo que nos espera de ojos abiertos, cuando amemos de verdad, tú te llevarás la libertad del niño y tu muerte desgraciada, me mataras. Y cuando yo muera tu misión quedará concluida y mis manos y mis huesos, y mis palabras que te decían te quiero ya no bastarán para que te quedes en la tierra, y la esperanza primera, será la última que muera, junto con el ultimo optimismo, de la última oportunidad que la muerte tuvo para amar y amo y se regocijo en los brazos de un niño que también la amo, cuando el cáliz de tu sangre frunza el ceño de una mueca disfrazada de llanto, cuando te mueras muerte, y me mates, no quedara NADA. Por eso nunca olvides nada, porque te amo y eso no es…
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 06:11:20 +0000

Recently Viewed Topics




© 2015