No hace falta ser un intelectual para tener libertad. Solo hace - TopicsExpress



          

No hace falta ser un intelectual para tener libertad. Solo hace falta ver más allá donde aún tu lámparas no han podido llegar, deja que Dios guie tus lámparas y te muestre la verdad que hay en el mar de ignorancia que abundan en la humanidad. Como es posible que los animales y las plantas como los mares y los ríos sepan más sobre Dios que nosotros mismos. ¿Parece una locura verdad lo que digo? JEHOVÁ Dios es mucho más elevado de lo que podemos concebir los seres humanos imperfectos. Sus obras creativas en la Tierra y en los cielos lo alaban y nos maravillan (Salmo 19:1-4). Desde una tempestad de viento, Dios le plantea preguntas a Job acerca de la Tierra y el mar (Job 38:1-11). Ningún arquitecto humano calculó las dimensiones de la Tierra ni ayudó a formarla. Comparando la Tierra con un edificio, Dios pregunta a Job: “¿Quién colocó su piedra angular?”. ¡No fue ningún hombre! Los hijos angélicos de Dios observaron y se regocijaron cuando él creó este planeta. Dios pasa a preguntar a Job sobre los efectos de la luz y otros asuntos (Job 38:12-18). Ningún ser humano puede controlar el ciclo del día y de la noche. La luz matutina toma en sentido figurado los cabos de la Tierra y sacude de ella a los malvados. Puede que los malhechores obren injustamente en “la oscuridad vespertina”, pero el alba dispersa a muchos de ellos (Job 24:15, 16). Ningún hombre ha llevado la luz ni la oscuridad a su hogar ni ha entrado en los almacenes de nieve y granizo que Dios guarda para “el día de pelea y guerra” (Job 38:19-23). Cuando Jehová empleó granizo contra sus enemigos en Gabaón, “fueron más los que murieron debido a las piedras de granizo que los que los hijos de Israel mataron a espada” (Josué 10:11). Puede que él utilice piedras de granizo —cuyo tamaño desconocemos— para destruir a los seres humanos malvados dirigidos por Gog, es decir, Satanás (Ezequiel 38:18, 22). Jehová entonces le pregunta a Job acerca de la lluvia, el rocío, la escarcha y el hielo (Job 38:24-30). Dios es el magnífico Hacedor de la lluvia, y hasta “el desierto en el cual no hay hombre terrestre” se beneficia de ella. Ni la lluvia, ni el hielo ni la escarcha tienen un padre u originador humano. A continuación, Dios pregunta a Job acerca de los cielos (Job 38:31-33). La constelación Kimá suele identificarse con las Pléyades, un grupo compuesto de siete estrellas grandes y varias más pequeñas a unos 380 años luz del Sol. El hombre no puede “atar firmemente las ligaduras de la constelación Kimá” para que formen un cúmulo, como tampoco puede “desatar las cuerdas mismas de la constelación Kesil”, a la que generalmente se identifica con Orión. Aunque no sabemos a qué constelaciones él llamó Mazarot y Ash, lo cierto es que el hombre no puede controlarlas ni guiarlas. Los seres humanos no pueden alterar “los estatutos de los cielos”, las leyes que gobiernan el universo. Jehová llama la atención de Job a las nubes (Job 38:34-38). El hombre no puede ordenar ni siquiera a una nube que aparezca y vacíe su agua. ¡Pero cuánto dependen los seres humanos del ciclo del agua establecido por el Creador! Las nubes cargadas son como jarros de agua del cielo. Cuando Jehová los vuelca, pueden derramar tanta lluvia que el polvo se hace fango y los terrones se pegan entre sí. Dios puede producir la lluvia o impedir que caiga (Santiago 5:17, 18). 4 Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí era como de una trompeta,+ que hablaba conmigo, y decía: “Sube* acá,+ y te mostraré las cosas que tienen que suceder”.+ 2 Después de estas cosas, inmediatamente llegué a estar en [el poder del] espíritu: y, ¡miren!, un trono+ estaba en su posición en el cielo,+ y hay uno sentado sobre el trono.+ 3 Y el que está sentado es, en apariencia,+ semejante a una piedra de jaspe+ y a una piedra preciosa de color rojo,* y alrededor del trono [hay] un arco iris+ de apariencia semejante a una esmeralda.+ 4 Y alrededor del trono [hay] veinticuatro tronos, y sobre estos tronos+ [vi] sentados a veinticuatro+ ancianos*+ vestidos de prendas de vestir exteriores blancas,+ y sobre sus cabezas coronas de oro.+ 5 Y del trono proceden relámpagos+ y voces y truenos;+ y [hay] siete lámparas+ de fuego ardiendo delante del trono, y estas significan* los siete espíritus+ de Dios. 6 Y delante del trono hay, como si fuera, un mar vítreo+ semejante a cristal. Y en medio del trono y alrededor del trono [hay] cuatro criaturas vivientes+ que están llenas de ojos por delante y por detrás. 7 Y la primera criatura viviente es semejante a un león,+ y la segunda criatura viviente es semejante a un torillo,+ y la tercera criatura viviente+ tiene rostro como de hombre, y la cuarta criatura viviente+ es semejante a un águila+ en vuelo. 8 Y en cuanto a las cuatro criaturas vivientes,+ cada una de ellas respectivamente tiene seis alas;+ alrededor y por debajo* están llenas de ojos.+ Y no tienen descanso día y noche mientras dicen: “Santo, santo, santo* es Jehová*+ Dios, el Todopoderoso,*+ que era y que es+ y que viene”. 9 Y siempre que las criaturas vivientes ofrecen gloria y honra y acción de gracias+ al que está sentado sobre el trono,+ al que vive para siempre jamás,+ 10 los veinticuatro ancianos*+ caen delante del que está sentado sobre el trono y adoran+ al que vive para siempre jamás, y echan sus coronas delante del trono, y dicen: 11 “Digno eres tú, Jehová,* nuestro Dios mismo, de recibir la gloria+ y la honra+ y el poder,+ porque tú creaste todas las cosas,+ y a causa de tu voluntad+ existieron y fueron creadas”.+
Posted on: Sun, 03 Nov 2013 04:18:36 +0000

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