Novena en Honor a la Inmaculada Concepción ORACIÓN - TopicsExpress



          

Novena en Honor a la Inmaculada Concepción ORACIÓN PREPARATORIA Hecha la señal de la Cruz y puestos en presencia de la Santísima Virgen se comienza cada día diciendo el siguiente: Acto de Contrición Omnipotente Dios, que por tu soberana voluntad preservaste a María del pecado original, para hacerla digna Madre de tu Hijo, dándonos en Ella una perfecta imagen de tu bondad, santidad y perfección; yo, vil pecador, postrado en tu presencia, me arrepiento de mis culpas por haber sido ofensas contra Ti, infinito bien, digno de ser amado sobre todas las cosas; me pesa de haberlas cometido; propongo la enmienda con el favor de tu gracia, esperando me perdones por tu infinita misericordia. Y Tú, Reina Purísima, amantísima Madre de pecadores, por el singular privilegio de tu Concepción Inmaculada, a cuyo culto y obsequio consagro estos nueve días, asísteme con tu intercesión para imitar tus virtudes, conseguir la perseverancia hasta el fin, y el favor particular que solicito a la mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén. DÍA PRIMERO (29/NOV) Inmaculada María, que, en el primer instante de tu ser, con la gracia original recibiste la virtud de la fe, creyendo desde entonces todas las verdades que el Señor se ha servido revelar a su Iglesia, acompañando en toda tu vida aquella fe con las obras correspondientes; alcánzame de su Majestad una tan firme persuasión de las verdades católicas, que no solamente las crea, sino que las profese en todas mis acciones, para desempeñar dignamente las promesas hechas en el Bautismo. Y para obligar a tu maternal piedad saludo a la Santísima Trinidad con tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patri en honor de tu Purísima Concepción. DÍA SEGUNDO (30/NOV) Inmaculada María, que, en el primer instante de tu ser, con la gracia original recibiste la virtud de la esperanza, infundiéndose desde entonces en Ti un continuo y perfectísimo deseo del bien infinito y eterno, con una firme seguridad de poseerle; alcánzame del Señor esta santa esperanza, pues eres Madre de ella, para que, despreciando todos los bienes terrenos, y fijando mi deseo en Dios, único y verdadero bien de mi alma, logre por su misericordia infinita los eternos premios que su liberalidad tiene preparados a todos sus escogidos. Y para obligar a tu maternal piedad saludo a la Santísima Trinidad con tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patri en honor de tu Purísima Concepción. SE AGREGA, ADEMÁS, TODOS LOS DÍAS PETICIÓN Al finalizar la oración propia de cada día de la Novena se agrega, como quedó dicho, tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patri, las cuales oraciones se deben rezar a la Santísima Trinidad, dándole gracias por los beneficios que hizo a esta Purísima Virgen. Se agrega también: Por tu intercesión, Virgen Inmaculada, espero la reforma de mi vida, una santa muerte y este favor particular que deseo: ... (colocar aquí la intención que se pide como gracia en esta Novena). Amén. ORACIÓN FINAL ¡Oh Purísima Reina, cuyo siervo soy y quiero ser eternamente, te alabo con todo mi corazón, y deseo que todas las creaturas alaben conmigo la omnipotencia del Altísimo, que tanto quiso engrandecerte en el primer instante de tu ser. Pues, reconociendo que eres tan poderosa con su Majestad, te suplico me mires con ojos de misericordia; y con los dones de virtudes y gracias que puso en tus manos, enriquece mi pobreza y mueve mi rebelde voluntad a obrar lo más perfecto. En tus manos pongo mi suerte, que no dudo será la mejor por los méritos de tu Hijo, de quien eres dispensadora, y por la palabra que te ha dado la Beatísima Trinidad de oír tus peticiones. ........................................................................................................................................................................................................................................................ Las Cuarenta Avemarías: un poco de historia. Origen de esta devoción Esta devoción fue instituida por Santa Catalina de Bolonia, religiosa de Santa Clara, y la practicaba en tiempo de Adviento, cuando la Santa Iglesia invita a los fieles a prepararse para el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Se da principio el 30 de noviembre, y se continúa hasta el día de Navidad. Su Santidad Pío VII, por un rescripto de la Sagrada Congregación de Indulgencias de 14 de noviembre de 1815, concedió a todos los que practicaren este devoto ejercicio 100 días de indulgencia cada vez y una plenaria a los que lo continuaren por espacio de 20 días, recibidos los Santos Sacramentos, y rogando en alguna iglesia u oratorio público por la intención del Romano Pontífice. ............................................................................................................................................................................................................. Las Cuarenta Avemarías ORACIÓN PREPARATORIA Ofrecimiento Yo te ofrezco, Virgen purísima, estas cuarenta Avemarías y otras tantas bendiciones, con que voy a saludarte, con intención de ganar las muchas indulgencias que en ellas hay concedidas. Haz, Señora, que salgan de un corazón contrito y humillado, para que mi oración suba en olor de suavidad hasta el trono de la gloria en que estás exaltada; acéptala en memoria de la dicha que te invadió cuando fuiste elegida Madre del Verbo Eterno; de la alegría con que lo viste nacido; del gozo con que lo estrechaste en tus soberanos brazos, y de la ternura con que lo alimentaste con tu leche virginal. Hazme partícipe de aquellos vivos deseos con que esperabas Tú su Nacimiento, y alcánzame que, preparada mi alma para recibirle con pureza, merezca celebrar su venida y alabarle con los ángeles en el Pesebre. Amén. Cada día se reza: En cada una de las cuatro decenas, al fin de cada Avemaría, récense con afecto cordialísimo las siguientes bendiciones: En la primera decena: Bendita sea, oh María, la hora en que fuiste consagrada Madre de Dios. Al fin de cada Avemaría de la segunda decena: Bendita sea, oh María, la hora en que diste a luz al Hijo de Dios. Al fin de cada Avemaría de la tercera decena: Bendito sea, oh María, aquel primer abrazo que diste al Niño Jesús, Hijo de Dios. Al fin de cada Avemaría de la cuarta decena: Bendito sea, oh María, el primer alimento que diste al Niño Jesús, Hijo de Dios. SE AGREGA, ADEMÁS, TODOS LOS DÍAS ORACIÓN FINAL Misericordiosísima Virgen María, piadosísima abogada de los pecadores, firmísima esperanza de nuestra eterna felicidad; ayúdanos, Madre clementísima, a rogar al Omnipotente Señor por la paz y concordia entre las naciones cristianas; por la extirpación de las herejías y conversión de los pecadores; y te pedimos de un modo especial por las necesidades, exaltación y fines piadoso de nuestra Santa Madre la Iglesia. Oye, Padre amorosísimo, nuestras súplicas, y concédenos la gracia de alabarte eternamente en la gloria, por los ruegos de María y por los méritos de tu Unigénito Hijo y Señor Nuestro Jesucristo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Posted on: Sat, 30 Nov 2013 05:40:47 +0000

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