Novosibirsk, 12 de julio de 2013 Nadie nos tocó de acompañante - TopicsExpress



          

Novosibirsk, 12 de julio de 2013 Nadie nos tocó de acompañante en el compartimiento del vagón, es más, inclusive parecía hasta fantasmagórico ya que de los diez compartimientos solo estábamos nosotros y en otro una señora con su hijo, de momentos me acordé de la película de terror que hay del Transiberiano que a mi papá no le conté para que no tuviera más miedo de cuando emprendió el viaje, ver esa película los primeros 30 minutos recrea bastante bien todo lo que se ve estando varias horas arriba, el resto de la película es ficción y da miedo. La fiebre a estas alturas ya pasó y al parecer afirmé bien la guata porque al baño no he ido, tampoco he querido comer, inclusive estuve tomando agua donde sí dice que es para beber y el azafato me dijo que no era para beber, sino que debía consumir la que está en botellón. Entonces si de esa agua que tomé no bebible no partí al baño, quiere decir que estoy mejor, claro que con mucho sueño que debe ser el acumulado o el efecto de viajar en tren. En principio viajar en tren siempre es de lo mejor, pero ya llevando más de 32 horas (y me quedan 4 horas más) hay cosas que se extrañan de menos, como tomarse una ducha, comer fruta y verduras, abrir el refrigerador, cocinarse, tener internet y otras de menor importancia, a si que hacer este viaje de un solo tiro de Moscú a Beijing, que son 7 días, uno terminaría mal, además que igual hay que acomodarse a usar un baño compartido (que constantemente lo están limpiando) y también a una forma tan rara de abrir el agua del lavamanos que fijo es la forma más confiable de no perder agua en desuso y es presionando un botón por una cañería donde misma sale el agua. El paisaje ya se vuelve algo monótono, de hecho mi padre que cada cinco minutos me decía “mira los inmensos abedules” ya no dice nada y para gran parte durmiendo, y así dice que las paradas son para descansar, también se pone a escribir o a hablar una que otra cosa con el azafato o la señora con el niño, de hecho le hizo el típico truco de desaparecer la moneda. También se ha dado cuenta que el teléfono iphone que le recomendé salió más inteligente que él, ya que cuando pasamos un uso horario le preguntó si lo aceptaba, ha estado más chocho con el teléfono y como no si para este viaje el fotógrafo profesional donde él trabajaba le había recomendado que se comprara una súper cámara cannon X3942-hd para sacar fotos a 20MB y lentes telescópicos para tomar fotos en el momento justo que el pájaro se lanza a volar desde la cima de los abedules… El único problema que nunca dimensionó, primero, que esa cámara pesaba como un kilo, segundo, tendría que andar con una segunda mochila, tercero, si anda al tres y al cuatro con el computador: ¿qué va a entender de una cámara profesional?, a si que ahí la recomendación que fuera a sacar un iphone y así no le colapsa después a nadie los mail con fotos de 20MB. También mi padre se ha pegado el alcachofazo que tiene que informarse de la ciudad antes de llegar, por ejemplo ahora ya toma la guía y ve que restoranes hay y cuanto tendrá que caminar de la estación de trenes hasta el hostel, de hecho me sorprendió esto último porque lo buscó en su teléfono cuando salimos del hostel en Kazán, lo malo que ahora que estamos sin conexión no muestra nada y no saber como llegar, pero filo, a la aventura no más. De hecho la señora con el niño fueron amables de averiguarnos donde estaba la calle que buscábamos, se llama Lenina Street y pensamos que era en honor a la señora de Lenin por el femenino, pero en realidad se trata de una declinación gramatical que sufre ese apellido cuando va acompañado de calle. Mientras la señora hacía la consulta de averiguar donde estaba la calle, yo buscaba alguna conexión gratuita de internet en la estación, justo en eso logro conectarme a una que después de 1MB usado hay que pagar (excelente sistema para evitar que la gente se venga a navegar todo el día) y ahí ya pude dar con las indicaciones exactas de cómo llegar, al parecer estaríamos en menos de cinco minutos. Caminamos por la calle Lenina, íbamos en el 53 y debíamos llegar al 50. Fue ahí donde entendí que la numeración no es por puerta sino por edificio o cuadra, por lo que cuando llegamos a Lenina 50, nos encontramos con una puerta de banco, otra de gobernación, otra de policía y así sucesivamente sin encontrar el famoso hostel, pregunté en la policía y me quedan mirando como quien dice “sepa moya”, lo que sí me pidieron era que mostrara bien la dirección ya que debía aparecer el número de la puerta, en realidad miraba el mail de confirmación y nada decía, pero también miraba las puertas y ni número tenían, hasta que el policía me indica que revise por las puertas detrás del edificio, fui a recorrerlas y nada, hasta que en una puerta había un autoadhesivo con un símbolo de hostel, y ahora tenía el problema de cómo saber a qué número llamar porque no había ninguna información, comencé a golpear la puerta pero me daba cuenta que era un chiste, porque esta era prácticamente blindada para aislar del frío y segundo porque daba a un hall que nadie escucharía, en eso optó por tomar ubicación para sentarnos en un sector aledaño y teniendo fe que ahí estaba el hostel y que en algún momento alguien entraría o saldría, fue cuando la puerta se abrió y un hombre dijo la palabra mágica: Hostel. Había que subir un piso, mientras subíamos la escaleras le reclamé que como podía ser poco cuidado en no avisar que sería difícil encontrar el hostel, pero también vine a entender que era ilegal ya que llegamos a una especie de departamento que habilitó como hostel. El que nos recibió, nos pidió que nos sacáramos los zapatos al momento de entrar, tomáramos asiento, nos ofreció un té y que descansáramos un rato. Tanta atención me parecía algo raro, mi padre como cabro chico preguntó de inmediato la clave del wifi y se tomó el té, no estaba ni ahí con las indicaciones y el registro, las preguntas de relleno del tipo de cómo fue el viaje y blablablá me parecía que algo tendría que contar, pero como lo peor que en un hostel te pueden decir que no hay espacio o que te cambien de lugar, yo aproveché de contar lo terrible que había sido el viaje, tantas horas sin ducha y sin una buena cama, donde lo único que queremos es descansar y no movernos (esto último bien marcado se lo dije), y aquí él comenzó a dar su discurso: lo que pasa, es que la habitación de ustedes está en el otro hostel que está muy cerca de acá, yo los puedo llevar sin costo en el auto y blablablá, Obviamente me negué y aunque fuera una súper casa con piscina, no aceptaría por principio, a si que no fuera chanta su servicio que yo no doy más y también aquí puse a mi papá, que está jubilado y contando un montón de cosas. Entonces el tipo explicó que nuestra habitación en principio será desocupada a las 2am porque unos pasajeros brasileños tienen a esa hora el tren, volví a repetir que no era ese mi problema y que buscara una solución, hasta que dijo que en la casa que tenía cerca, muy cerca, de no más de 50 metros, nos podía asignar una habitación para nosotros solos (ya que no había disponibilidad y habíamos tomado una compartida para cuatro), le comenté a mi papá y dijo “¡sí, claro!”, pero en eso alguien sale de una habitación con su maleta y dice que está listo, y ahí el tipo se le ocurrió que podíamos ocupar esa habitación, que igual era mejor a la reservada, porque esta era de tres camas. Nos instalamos, nos aseamos y a ponerse al día con las cosas, fui al supermercado y me preparé una pasta con unos fideos que en su interior tienen aire acompañado de una vinagreta de champiñones (muy barato) y salsa de un montón de verduras que venía en frasco chico algo picante, invité a mi padre a cenar y con eso cerramos el día porqué acá con el cambio de hora hay que acostarse más temprano. Emilio Becker
Posted on: Mon, 15 Jul 2013 14:08:12 +0000

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