Nunca se debe olvidar que la conducta de un individuo, su temperamento y cualidades, incluso también la de una sociedad o país, por muy extraño que pueda parecer, no es más que una predestinación que tiene su génesis en la naturaleza de las semillas que en el pasado se sembraron… No existe el mal per se, todo es experiencia y es parte de la evolución de la Vida Una. La Ley de Ritmo mueve el péndulo y los ciclos se suceden según su impronta particular permitiendo que lo afín aparezca en función a su naturaleza intrínseca. Algunas simientes crecen velozmente, otras esperan su oportunidad, pero no hay nada que en el discurrir de las edades no encuentre su momento propicio para manifestarse según corresponda. Sin embargo, por detrás del espacio-tiempo permanece “Lo Inmaculado”, Sempiterno, pleno en su inmensurable vacuidad e infinito en su potencial y posibilidad Creadora... El que advierte esta característica fundamental comprende la naturaleza de los ciclos, los comportamientos propios y de los demás, y sin juicios, ni críticas malsanas, quejas o penares; permaneciendo neutral y sabiendo que toda tendencia también es transitoria; observa compasivamente como el devenir, volviéndose Maestro, devuelve a cada cual la lección según los frutos de sus propias acciones. El que “Sabe” no tiene opiniones ni expresiones sobre las conductas de los demás, descubre a todo como el juego de las tres cualidades- Tamas, Rajas y Satwa-, y dando cuenta de lo que acontece como “Lo que Es” perdura libre de apreciaciones personales... El apego existe porque la mente está condicionada por las tres cualidades, dijo el Gran Maestro Kapila. Debido a la identificación con el cuerpo, los deseos y pensamientos, se origina la sensación de separatibidad y con ello la incapacidad de fluir en la danza infinita de las vibraciones. A lo largo de eones la humanidad por falta de madures y desarrollo de una consciencia unitiva, fue forjando ciertos patrones o arquetipos psíquicos que representan o encarnan de manera sumamente parcial ciertas Fuerzas Cósmicas. Estos acotados esquemas muy arraigados en la memoria colectiva son energías empaquetadas o cristalizadas que en general se contradicen unas con otras, y que superponiéndose entre sí dentro del marco de la percepción individual y social, se van entrelazando en la dinámica de la experiencia del diario vivir, a través de un sinfín de eventos y formas que se corporizan a lo largo de los años y se repiten inconscientemente en no pocas ocasiones. En el marco de la astrología tradicional, el tema del karma usualmente ha sido abordado bajo una concepción restrictiva, dolorosa o de posibles infortunios. Es dentro de este contexto, que Saturno y Plutón suelen ser llamados “Planetas maléficos”. El primero, energéticamente relacionado con la sustancialización, el orden, la maduración y el tiempo, fue y muchas veces sigue siendo, interpretado dentro de la usanza ortodoxa como el que trae esfuerzo y duras pruebas; aquel que demarca limitación, control, reglas y condiciones. En cuanto a Plutón, de reconocimiento masivo más actual, como se encuentra asociado con la transformación a nivel profundo, la potencia, la liberación de la energía y el desapego, se lo lee bajo los arquetipos de sufrimiento, oscuridad y muerte. Temáticas todas, las de Saturno y Plutón, frecuentemente temidas y rechazadas por la consciencia. Interesante, significativo y revelador se hace el estudio de los movimientos, las diferentes configuraciones que según los tránsitos con respecto a la Carta Natal, dibujan Saturno y Plutón, como así también, los otros Planetas de “lento” recorrido por el zodíaco, Neptuno, Urano y Júpiter. Sin importar el clima que pudiera emerger en un ciclo particular, tengamos siempre presente que los astros inclinan, pero no necesariamente obligan ni determinan el nivel en que se deben vivir las experiencias. “La fuerzas universales actúan en todos, según la naturaleza de la persona-y su voluntad y consciencia”- Sri Aurobindo Siguiendo con algunos indicios Kármicos que en el mándala energético de un Mapa Astral podemos observar, se destaca la posición de la Luna y todo el mecanismo psicológico que constituye, como asimismo lo hace el Nodo lunar Sur y la casa doce. Esta última debido a que atañe al fin de un ciclo, suele relacionársela con lo que se trae de encarnaciones pasadas. De ahí, la importancia de verificar el signo donde se halla y qué planetas, si es que los hay, se encuentran en ese particular lugar. Con respecto a Luna, podemos decir que simboliza la mente en relación a las emociones, el pasado, la primera infancia y el contexto familiar en cual el hombre se crío; los iniciales estímulos que se experimentaron, lo que se afectiviza y los espacios -especialmente psíquicos- en donde se siente seguridad. La casa cuatro y el Signo de Cáncer (lugar por donde las Almas entran a la encarnación) son afines a la energía Lunar. La Luna en alguna medida nos muestra ciertas tendencias kármicas, y lo que en la niñez suele registrarse profundamente como mecanismo reaccionario- lugar de seguridad- frente a lo que se siente como amenazador. Todo lo comentado, por Ley de analogía, se inscribe en los diferentes planos de la vida individual y grupal, incluso en la constitución y funcionamiento a nivel orgánico. Más adelante abordaremos lo que ocurre sobre la contraparte biológica, sobre la base a partir de la cual se configuran las redes neuronales y de cómo la costumbre, el tipo de carácter -muy relacionado al mecanismo lunar- influye sobre la química del cuerpo , y por consiguiente afecta la conducta. Volviendo a la interpretación astrológica de algunas otras partes importantes de la Carta, decimos que el Sol y el lugar que éste ocupe, tiene que ver con la autoexpresión, y se lo vincula con la personalidad y el presente. El nodo lunar norte, usualmente es asociado al yo solar. Algunas bibliografías refieren que el signo solar en donde se nació, es el mismo en el cual se desencarnó en la pasada vida terrena, y por lo tanto, el punto desde donde debe continuar el trabajo. Al Ascendente se lo asocia con el nivel del Alma, el camino a seguir y el futuro, con lo que ha de aprenderse y desenvolverse a lo largo de la existencia. En carácter de comentario, digamos que en principio generalmente se lo proyecta, por lo menos en los primeros años, y se presenta a modo de destino o contexto Kármico. Suele considerarse que alrededor de los treinta años comienza a incorporárselo y vivenciar más conscientemente. “Puedes descubrir tu vocación en la vida al analizar tus primeros hábitos e inclinaciones, los cuales son tendencias prenatales que no han sufrido influencias ni distorsiones.”- Yogananda Otros elementos importantes que a asumir en la lectura de la Carta Natal son: el análisis de lo posición de los planetas de recorrido lentos y la luna progresada en los diferentes septenios de la vida, el estudio de las sinastrías con el grupo familiar, amigos, socios, pareja, etc. ; y el de la revolución solar. La progresión Sol-Luna nos permite leer algo más del propósito, del pulso subyacente que tiene el Alma. El Medio Cielo sería la meta a la cual aspirar y la manera en que nos vamos a presentar o exteriorizarnos en el ámbito social. Bueno sería poder interpretar en un sentido vincular el Ascendente y Medio Cielo... La Mónada o espíritu Puro -que a partir de la Tercer Iniciación Mayor con la Transfiguración de la Personalidad empieza a afluir sobre los tres mundos- puede analizarse en cuanto a la posición energética en la encarnación, a partir del signo opuesto al que se encuentra el Sol. Se habla de una encarnación especialmente importante en el proceso de la evolución del individuo cuando el Ascendente (el Alma) y el Sol (la personalidad) se hallan en signos opuestos, lo cual daría entonces, la ubicación de la Mónada en el mismo signo que el Ascendente. Posiblemente esto pueda explicarse por la cercanía entre el domicilio del Alma- Ascendente- con la Monada, y de alguna afluencia facilitada por la posición enfrentada de ambas energías- vía el antakarana y el sutratma, respectivamente- hacia la personalidad, si dicho centro se orienta a la complementariedad y deja de polarizarse o focalizarse sobre sus propios intereses… A través del estudio profundo del Mandala Natal se vuelve viable, aunque no sea algo sencillo para el neófito, advertir el nivel evolutivo del Alma, y los Rayos o aspectos energéticos con su correspondencia en la esfera psicológica y de expresión sustancial del vehículo etero-físico, emocional, mental, de la personalidad como una integración de los tres y del Alma… Eventualmente también se puede dar cuenta del Rayo de la Mónada. Lo expuesto no es sino un muy breve comentario sobre algunos datos a considerarse cuando se observa una Carta Natal. Se intenta destacar la complejidad y la importancia de dicho estudio. “El viaje de los misterios toma el punto individualizado de consciencia – la identidad personal – expandiéndola a través de una serie de iniciaciones para luego sintetizarla en su fuente original vía el proceso de identificación. La astrología en sus tres fases refleja este proceso. La astrología exotérica enfatiza la apariencia y la integración de la personalidad, la esotérica se enfoca en el alma y la astrología monádica retorna el alma a su fuente espiritual. Podríamos también decir que la astrología geocéntrica es manásica- mental-, la astrología heliocéntrica es búdica y que la astrología galáctico-céntrica- es átmica, siendo el florecimiento y la integración de la consciencia en los tres niveles de la tríada.”-Cosmogonía oculta. La diversidad, los múltiples niveles que se inter-vinculan, la profundidad de la empresa es de tal magnitud, que lejos estamos de imaginar aunque sea someramente, el juego de energías y fuerzas que intervienen en el proceso Cósmico de la evolución en el que estamos inmiscuidos. Desde el plano de la mente analítica, que entiende separando el todo en partes poco puede llegar a advertirse, por eso, se vuelve necesario en la investigación de carácter esotérica el desarrollo de la Intuición como visión sintética…
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 04:35:13 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015