ODA A UNA MUCHACHA DESCONOCIDA Jose Luis Cano (español) No. Tú - TopicsExpress



          

ODA A UNA MUCHACHA DESCONOCIDA Jose Luis Cano (español) No. Tú no eres para mí como un ser humano. Jamás podré sentir por ti alegría, odio o amistad. Jamás podré continuar mi ligero paso indiferente cuando tú apareces cada mañana por la boca del Metro, todavía con un sueño triste en los ojos y un andar lento y melancólico. En ese instante, que día tras día igualmente temo, ya no existe la tierra para mí, si no solo un raudo paraíso en el que no acabo de creer, una gloria y muerte diarias. Te podría mirar lentamente si fueras para mí un ser humano: solo entonces podría acariciar la espuma soñolienta de tu cabello o la insinuada colina de tu vientre; solo entonces mi boca podría pronunciar las poderosas palabras de amor y herirte con mis labios, ciegas ramas del humano deseo. Pero ante tu paso yo solo siento el éxtasis que debe sentirse ante la gracia lenta del ave más bella que recorría aquel paraíso que habité un día ya lejano, y del que solo recuerdo alas y plumas, gráciles columnas, labios resplandecientes. ¿Y qué eres tú si no una alondra caída que pliega su dulce tristeza hacia sí misma, como sabiendo que solo en aquel celeste paraíso pueden sus alas encenderse, iluminarse el amor? ¿Qué eres tú, si no un ser que en este país humano lenta y melodiosamente se marchita cuyas angélicas alas, solo por el poeta adivinadas, arrastran, pesarosas, su inmaculada blancura por las hostiles piedras del destierro? Si un solo dedo mío rozase una de tus doradas piernas desnudas, el éxtasis me haría estallar el corazón, y si un día sintiese cerca de mi boca el rumor de tus labios, mis piernas vacilarían, mis manos se alzarían clamando, mi sangre toda vertiginosamente, como si un oculto incendio hubiese prendido en mis venas. Si puedo aún vivir, es porque cada mañana cuando tú apareces por la boca del Metro, inmovilizándome junto al pasamanos hasta que desapareces, nadie parece darse cuenta de tu transtornadora belleza; solo yo quedo en éxtasis, aniquilado a tu paso. Tal misterio, tal forma impalpable de la muerte, no pertenecen, ya lo sé, a este mundo. No soy en este instante el que ahora escribe estos versos, ni el que a poco comentaba el último film estrenado, ni el que mañana disertará sobre el romanticismo de Bécquer; si no un ser arrebatado a otro mundo; poblador instantáneo de un mágico país, al que el misterio heridor de la belleza no deja pensar cuán dolorosa es la existencia del hombre, si no apenas para murmurar alucinadamente unas voces oscuras, entre los temblorosos labios, que el súbito incendio ha sorprendido secos, mientras el mundo sigue tu melodía ignorando
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 15:23:20 +0000

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