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OS “VAGOS PROLETARIOS” SE HACEN DUEÑOS DE LA HISTORIA Segunda Parte cadenamarianomoreno.ar/?p=49847 Cuando el fusil se paseo del hombro del obrero Los historiadores a sueldo de la burguesía intentaron ocultar los acontecimientos de la Comuna de 1871. Fue exaltado como una “simple revuelta de vagos proletarios”. El terror de la burguesía a la insurrección de las clases explotadas llevó a intentar borrar un pasado en el que casi pierden el control de la Francia capitalista. Hay que rastrear los acontecimientos de 1871 un siglo atrás, en 1789. En la Revolución francesa no solo la burguesía se levanta contra el poder de los terratenientes aparecen como aliados a esta la naciente clase obrera y las franjas más humildes de la sociedad. Ni bien la burguesía se aseguró el poder traicionó a sus aliados. Esto será una constante en la Historia de la Humanidad. Nuestro país no fue la excepción. Ya veremos. La irrupción de Napoleón Bonaparte en el proceso fue un dique de contención a la marea revolucionaria. Si bien el nuevo emperador fue el reaseguro para la burguesía, lo paradójico fue que los nuevos aires revolucionarios liberales se expandieron con los ejércitos napoleónicos a la Europa continental. La derrota de Napoleón de manos de la Santa Alianza no significó otra cosa que la restauración del poder terrateniente y de la Iglesia (los terratenientes espirituales) enancados en las monarquías que de un plumazo suprimieron las constituciones liberales y las reformas económicas. 1830 y 1848 fueron intentos de la burguesía por volver al poder. La contrarrevolución se operó en la Europa continental, especialmente en Francia, no así en Inglaterra que veía con buenos ojos que su competencia capitalista se encontrara con un camino que obstaculizara el desarrollo de sus fuerzas productivas y consecuentemente su acceso al poder político. La burguesía continental tenía restringida su participación en la cosa pública (lo que garantizaba la retroalimentación de sus negocios) pero el motor de Europa seguía siendo el capitalismo, la industrialización, la burguesía y la clase obrera. Esta situación eclosionó en 1830 y luego en 1848. Lo significativo , si se quiere, es que la restauración del poder feudal en la Europa Continental (Austria, Rusia, Francia y España) fue motorizado por una potencia industrial como Inglaterra. EL CARTISMO OBRERO SALVO A LA BURGUESIA INGLESA Qué ocurría en Inglaterra para que estas convulsiones sociales la mantuvieran indemne. Acaso el canal de la Mancha la mantenía aséptica de la vorágine revolucionaria de Europa continental? Veamos. Habíamos visto en el capitulo “La clase obrera entra al infierno” que las ideas aportadas por el socialismo no científico no habían encontrado en el plano práctico de la lucha de clases una salida a los trabajadores que empiezan a organizarse a partir de 1834. En este año las trade unions, organizaciones que representaban a los obreros, se unen en una especie de CGT, la Gran Unión Industrial Consolidada de Gran Bretaña que contaba con 800.000 afiliados. Estas organizaciones si bien rechazan la lucha de clases y la huelga general que el más radicalizado de los socialistas pre marxistas, Robert Owen, proponía. Surge con fuerza un movimiento que excede el plano meramente sindical y plantea un programa democrático y reformista que se conoció como “cartismo”. El cartismo fue un programa elevado por los sindicatos que cuyos puntos más importants planteaban el sufragio universal, la igualdad de distritos electorales, la supresión del senso exigido para los candidatos al parlamento, elecciones anuales y la garantización de un sueldo para los parlamentarios obreros,(lo que conocemos como dieta) La obtensión de estas reivindicaciones fue sin duda un gran avance para la clase obrera inglesa. El gobierno inglés manejado por la burguesía prefirió ceder a enfrentar la rebelión que incendió al resto de Europa. En el verano de 1842, en Agosto más precisamente, los trabajadores en un frente común con la burguesía industrial movilizaron miles de trabajadores. La burguesía industrial aprovechó el movimiento cartista para lograr que el gobierno levantara las leyes proteccionistas a favor de los terratenientes ingleses. De esa manera los industriales pudieron hacer sus negocios con los países agro exportadores de la periferia, entre ellos nuestro país, y así exportar el excedente de su producción a los países periféricos proveedores de materias primas. A poco de andar, los burgueses autosatisfechos abandonaron su alianza con el proletariado industrial abandonándolo a su suerte. En 1847 el parlamento inglés terminó por negociar con los obreros todas sus reclamos y así evitó que la fiebre revolucionaria se extendiera a la isla preservando el sistema capitalista. 1830 La restauración monárquica se operaba sobre una irrealidad, ya que las fuerzas productivas y las clases sociales que las motorizaban en algún momento lucharían por su espacio. 1830, tres lustros después de la derrota de Napoleón y la vuelta de las clases contrarrevolucionarias, fue el año en que la burguesía en un frente común con las clases subalternas. Con la huída de Carlos X se estableció un régimen de transición, una monarquía constitucional con LUIS FELIPE DE ORLEANS. Solo los sectores más poderosos de la burguesía accedieron al poder político, según los vienen de propiedad. Una vez más los pequeños propietarios y las franjas más humildes quedaron fuera del reparto de la torta. Casi dos décadas tendrán que pasar en la Europa occidental y oriental para que la justicia social se haga reclamo . El tren de la revolución industrial pasaba por todas las estaciones pero no paraba en las del proletariado y las franjas populares. Como siempre la ley del darrame solo se producía si había derramamiento de sangre. La insatisfacción de las clases traicionadas emergió con más fuerza en 1848. 1848 Las grandes eclosiones sociales suelen tener causas profundas que siguen un desenvolvimiento histórico en las profundidades de las tramas sociales, sus disparadores suelen ser en general, hechos que parecen no tener relación con aquellos. En 1846 y 1847 una gran disminución de la producción de papa y cereales provocó un importante deterioro en la alimentación de la población europea. El descontento de las franjas y capas más humildes de la población fue el colchón social sobre el se que paró la burguesía industrial para fogonear los cambios en la insurrección social del año siguiente.Austria, Italia y Hungría estallan al mismo tiempo FEBRERO DE 1848 Una vez más fue Francia el caldero de la Revolución. Las disputas por el Censo entre la Monarquía y la burguesía provocó la caída y huída de Felipe de Orleans y la proclamación de la República. La crisis de 1847 llevó a una salida coyuntural para dar trabajo a los parados, los Talleres Nacionales, fábricas públicas que concentraron miles de obreros. La Revolución de 1848 fue esquiva para el proletariado y las franjas más humildes del pueblo. La Historia decidió dar una sorpresa a las clases privilegiadas. La clase obrera, cansada de esperar y utilizada por la burguesía nacional, tomó el fusil y salió a reclamar justicia. A luchar por el poder. “…las limitaciones históricas de la clase oligárquica terrateniente, -explica Julio Godio en su “Origen del Movimiento Obrero”, pág.55- , sobre la cual se apoyaba la monarquía, porque la enfrentaban el proletariado y la burguesía liberal. Es que el bloque dominante era burgués, pero adherido a formas de propiedad y producción que trababan el desarrollo capitalista al maniatar la propia industria a los marcos de la aristocracia y el capital financiero. La Revolución de 1848 era inevitable, pero no como revolución liberal pura, pues la presencia proletaria le daría un sello que haría que la propia burguesía antimonárquica buscase rápidamente un compromiso con la mezquina, burocrática y monárquica oligarquía francesa.” Ese frente nacional y social en el que confluyeron la burguseía nacional liberal y el proletariado, ni bien cumplidos los objetivos de toma del poder político, comenzó a resquebrajarse. La impronta proletaria en el Frente comenzó a delinear su propio perfil en defensa de sus interses de clase. En medio de los combates callejeros, un obrero de apellido Marché interpretó el sentir de su clase y en una vigorosa pieza oratoria exclamó a la multitud: “Ciudadanos desde hace ochenta horas la Revolución está hecha y el pueblo espera todavía sus resultados, su paciencia ha llegado a su fin y comienza a dudar de vuestras intenciones: cree que obedeceis a pérfidos consejos. El pueblo me envía a deciros que no sufrirá más demoras, su partido está tomado, no nos retirado hasta que hayáis asegurado su existencia por el trabajo” Las palabras de Marché, su encendida oratoria, representan la asunción soberana de los trabajadores como clase. Es lo que la burguesía teme, y con razón, que el proletariado asuma su propio programa socialista y le dispute el poder en el seno del Frente Nacional y Social. La dinámica de la lucha y las experiencias de 1789 y 1830 señalaron a los obreros aliados a otras franjas populares del Frente, a luchar por el poder. En este caso y por vez primera, en la Historia Universal, con el fusil al hombro, guiando la política de clase. Ante esta situación la burguesía liberal ganó tiempo y convivió con el proletariado, tres meses. En ese período aceptó incorporar a la constitución de la Segunda República el Derecho al Trabajo. En ese lapso, los burgueses hicieron un frente común con la oligarquía financiera. En todo proceso revolucionario o pre revolucionario y para que el lector tenga una idea de la ebullición de esos momentos se fundaron más de trescientos clubes de inspiración socialista no marxista y mil doscientos periódicos. El club fue el antecedente decimonónico del partido político tal cual los conocemos hoy. Luego de esos tres meses los liberales lanzaron la ofensiva y operaron sobre “el mal de los males”: cerró el Taller Nacional, que era una fábrica donde se cincelaban obreros revolucionarios. Los trabajadores trataron de reabrirlo. La burguesía aplicó su violencia de clase: 6.000 muertos, 5.000 deportados como esclavos a las colonias y 11.000 presos. La República se inclinaba para el lado burgués y no para el lado proletario. En las jornadas de junio, por vez primera, el proletariado se organiza como ejército. A su frente, un comandante, antiguo oficial del ejercito francés, Kersausie quien pasó a la Historia como “el estratega de las barricadas”. Durante tres días se combatió en las calles de París, las callejuelas de la ciudad Luz fueron irrigadas con la sangre de los trabajadores. Por primera vez en la Historia un ejercito proletario tomaba la Historia en sus manos. Existen crónicas detalladas de la lucha heroica del proletariado francés en esas jornadas, no es el objetivo de este trabajo detallarlas, aunque sí es importante resaltar qué llevó a la derrota militar. Toda derrota militar está vinculada a una cuestión política, pues al decir del maestro Mao, es la política la guía al fusil y no al revés. La interpretación que se ha hecho en general es atribuir el carácter reformista no revolucionario de quienes condujeron a la clase obrera: Luis Blanc y Alexandre Albert. El cartismo y el pensamiento hegemónico de los socialistas utópicos que planteaban la conciliación de clases, sin duda debe haber influido en su praxis política. La conducción obrera no tenía más objetivos que construir una república parlamentaria burguesa donde la clase obrera tuviese su representación. No se plantearon la construcción de un estado obrero. Tengamos en cuenta que el marxismo no había aparecido aún en las ciencias políticas europeas. Marx publicaría el primer tomo de EL CAPITAL en el verano de 1867 ( 25 de julio de 1867). Llevó algunos años en que el socialismo científico llegara e influyera en el pensamiento del socialismo europeo. Este análisis político sucinto no empaña ni opaca en nada la bravura, la disciplina, y la habilidad militar con que se batieron los trabajadores en el primer ejercito proletario de la Historia. Fueron 40.000 obreros parisinos enfrentados a un ejército equipado de 200.000 soldados profesionales a sueldo de sus explotadores. Después de los acontecimiento de 1848 las clases dominantes temerosas de la clase obrera decidieron crear para la República una presidencia fuerte. Con el voto universal masculino accede a la presidencia Luis Napoleón Bonaparte sobrino de Napoleón. Los sectores reaccionarios lo veían como un freno hacia los sectores radicalizados del pueblo y las masas populares veían en él un freno a la soberbia y omnipotencia de terratenientes, los sectores monárquicos. En 1851 Luis Napoleón se proclama emperador como Napoléon III. Continuará Fernando Abel Maurente 2012, Octubre 8 delicious digg facebook reddit stumble twitter rss
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 03:45:43 +0000

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